Capítulo 6 - Final

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La música era agresiva, un poco perturbadora a veces.

El traje le picaba un poco en el cuello, y soltó los dos primeros botones de la camisa para estar más cómodo.

El lugar estaba a reventar, y aunque debería hacer más calor dada la fecha, aún entraba un aire húmedo cada vez que alguien abría la puerta del club, y el aire acondicionado no era de mucha ayuda.

Pero no importaba.

Se paseó entre la multitud, los vasos de whisky y vodka brillando bajo las luces blancas, como perlas de oro líquidas perdiéndose en las gargantas de la gente.

Sonrió y se arregló el pelo con la mano, porque lo sentía desordenado y odiaba esa sensación.

Avanzó entre todo ese grupo de gente, que reían mientras observaban a los grupos, hablando de cosas que no entendía, escuchando la música que lo hacía sonreír, y pensando en que, a pesar de todo, ya deseaba que la noche acabase.

Estaba nervioso y no sabía por qué, pero le había cogido un pánico terrible a las presentaciones.

Un hombre alto y canoso, muy del estilo Clooney, lo saludó con la mano y le dio la enhorabuena. «Gracias», murmuró, «un placer, espero que se esté divirtiendo».

Y todo le salió tan natural como siempre. Debía ser verdad que era como montar en bici, nunca se olvidaba.

Justo en ese momento, mientras avanzaba haciendo de buen anfitrión, Yoosun se le acercó con una sonrisa del tamaño de Alaska, como un torbellino, el vestido color crema ondeando con cada movimiento.

—Buenas noticias, jefe.

—Te he dicho mil veces que no me llames...

Ella rodó los ojos.

—Sí, sí, no te pongas pesado. ¿A que no sabes qué canción está siendo negociada?

Claramente, había sido esa canción. Eso no fue lo que lo dejó en shock. ¿Quién la querría?

— ¿Has conseguido venderla?

—Hmmm, hmmm. Y por una pasta además. No sabía cuánto valía para ti, porque tu decisión de "quien la quiera, que pague y la tendrá" no me lo dejó fácil. Le puse un alto precio, y ha colado.

Le sonrió y le dio la enhorabuena una vez más sin ni siquiera consultarle algo, ni pedirle permiso. Como si Yoongi no fuese el jefe. A lo mejor obligarla a que lo llamara por su nombre no había sido tan buena idea después de todo.

Suspiró y fue hacia donde estaban los demás, porque no se fiaba del anónimo comprador o de sus intenciones. Le gustaba demasiado esa canción como para entregarla sin más a cualquier artistillo.

Representaba demasiado.

***

Así, desnudo como estaba, y con cuatro pares de ojos tirando de él en direcciones opuestas, no sabía qué hacer.

La miró y algo se le revolvió por dentro, como flashes de lo que había sido su vida con ella. Cuatro años de relación y buenos momentos.

—Por favor... al menos déjame hablar contigo a solas —murmuró, la voz rota y no recordaba la última vez que la vio llorar en público, porque era demasiado orgullosa.

La miró a los ojos oscuros, acuosos, preguntándose si su vida habría sido diferente si hubiese conocido a Jimin cinco años atrás, cuando tenía apenas unos doce o trece años y él unos diecinueve.

Si hubiese sido él y no HyeSun, si estaría ahora en la misma posición. ¿Estaría Jimin pidiéndole una segunda oportunidad con lágrimas en los ojos? ¿Le habría jodido lo suficiente como para no saber si se merecía siquiera la oportunidad de explicarse?

Encantado, Jimin [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora