Día 1

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Estaba sentado en la clase de literatura con Puck, mi mejor amigo. Pensando en las clases y sobre cómo pienso mejorar en ellas. Iba a morir en cualquier momento de estrés, no sabía que hacer. Después de un rato llegó el director acompañado de una chica nueva. Al verla me quedé sorprendido.
Dios..era hermosa.
Sus ojos, eran tan brillantes como las estrellas y su sonrisa..más resplandeciente que el sol. Su vista recorrió el aula entera hasta que sus ojos se posicionaron en mi, ocasionando que una sonrisa tímida apareciera en su rostro.Caminó hacia mí dirección y por un segundo, creí que me hablaría pero no fue así. Mi fantasía se desvaneció al ver que tomó asiento delante mío. Quiero saber su nombre, y todo sobre ella. Bien Hudson, puedes hacerlo.
Levanté una de mis manos dispuesto a tocar su hombro y así poder atraer su atención, pero la voz del profesor Fitz me arruinó el plan.
- Quiero que escriban sobre algo que les guste, ya sea una comida, un objeto o una persona. Lo quiero listo antes de que acabe la clase.- Ordenó con su imponente voz característica del señor Fitz. Busqué en mi mente algo sobre qué escribir, pero..¿sobre qué o quién?. Fue entonces que vino a mis pensamientos la hermosa chica que estaba sentada justo frente a mi. Escribí sobre ella. Dejé qué fluyeran las palabras sobre el cuaderno. Me sorprendió lo que había escrito, parecía de esos poemas de telenovelas que ve mi mamá. ¿Qué carajos sucede conmigo?.
- Hudson, pasa al frente y lee lo que escribiste.- El señor Fitz me obligó a volver a la realidad. Maldecí por lo bajo. No me gustaba participar en clase.
Me levanté de mi asiento arrastrando mis pasos, no quería leer lo que escribí, seguro era tonto.
- ¿Sobre qué escribió, señor Hudson?.-
- Sobre..una chica.- Admití buscando a mi inspiración con la mirada. Sus mejillas se tornaron de un color rojizo, sonrojandose. Joder, se veía preciosa.
Aclaré mi garganta y comencé a leer.
- Las estrellas no pueden compararse con tus ojos resplandecientes, el  brillo que emana de tu sonrisa es más brillante que el mismo sol. Eres preciosa a simple vista, pero eso no importa mucho. Es sólo físico. Yo quiero ir más allá de tu piel. Quiero conocer tus miedos, tus sueños, tus metas..tus fracasos. Conocerte a fondo. Conocer cada rincón de tu alma y tu corazón.
El salón se llenó de aplausos por parte de mis compañeros. Las chicas me miraban de una manera rara, cosa que me asustó un poco.
- Muy bien Hudson, admito que me sorprendió su fluidez y su gran trabajo expresandose, excelente trabajo. Puede sentarse.- Volví a mi lugar, y la hermosa chica me sonrió tímidamente.  Si tan sólo supiera que esas palabras son para ella, sólo para ella. La campana no tardó en sonar, haciendo que todos nos levantáramos de nuestros lugares y comenzáramos a salir del aula. Era la hora del receso. Tenía ganas de leer, no se porqué pero las tenía. Caminé a la biblioteca, dirigiéndome a la sección de los libros. Pasé unos 15 minutos buscando algo para leer, hasta que encontré uno que me pareció muy interesante por el título. " A orillas del río de Piedra me senté y lloré". Era el favorito de mi padre, y de alguna manera me recordaba a él. Abrí el libro y comencé a leer mientras caminaba. Sentí un cuerpo chocar con el mío, miré y era ella. Me quedé congelado sin saber qué decir. Genial, creerá que soy un tonto.
- Lo siento mucho, no te vi.-Susurré un tanto nervioso.- Me dedicó una sonrisa amplia, haciéndome suspirar.
- No te preocupes, creo que debo fijarme por donde camino. Soy Rachel.- Me extendió su mano y le correspondí el gesto torpemente. Su toque hizo que una corriente me recorriera la columna.
- Finn, soy Finn, fue mi culpa, estaba muy atento leyendo y no te vi.- Me disculpé encogiendome de hombros con suavidad.
- ¿Quieres ir a comer a la cafetería? Es que soy nueva y ya sabes, no conozco a nadie y me da miedo estar sola.
-Claro Rach, vamos.-Caminamos juntos hacia la salida de la biblioteca con rumbo a la cafetería. Al llegar nos sentamos en una mesa sola. Todos miraban a Rachel, más las chicas y lo hacían con cara de odio o desprecio. Me cae mal que hagan eso. ¿Qué se creen?.
- Cuéntame de ti, Finn.- Rachel me sacó de mis pensamientos, ofreciéndome una sonrisa sincera.
- No hay mucho que saber, me llamo  Finn Hudson, tengo 17 años, me gusta cantar, leer y bailar, aunque soy terrible bailando. Vivo con mi madre, mi padre murió cuando yo era pequeño, mientras él hacia un trabajo en Irak, era soldado, hay momentos en que lo extraño mucho, ¿sabes?. Todos los días pasa algo interesante que me gustaría contarle.
- ¿Hoy pasó algo?.- Se veía tan tierna con esa expresión en su rostro que irradiaba ternura.
- Aún no, pero estoy seguro que al final del día habrá algo. Bien, ahora cuéntame de ti.
- Me llamo Rachel Berry, tengo  17 años, me gusta cantar y leer, quiero ir a Nueva York y ser una gran estrella de Broadway. Ese es mi mayor sueño. Vengo de un pequeña pueblo en Ohio. Me trasladé aquí porque a mi papá le asignaron un nuevo trabajo cerca de esta zona.
- Debió de ser duro para ti, ¿no?. Dejar a tus amigos, tus recuerdos, el lugar donde creciste.
- Lo es, pero voy a acostumbrarme como lo eh hecho antes.- Se encogió de hombros con suavidad.
- ¿No es la primera vez que te mudas?
- No, es la sexta vez que nos mudamos. Siempre es lo mismo, vamos a una nueva ciudad por meses y regresamos al pueblo y así sucesivamente. No es nuevo.
- Espero que te sientas cómoda aquí y que podamos ser buenos amigos.
- Yo también espero eso, Finn.- La campana nos interrumpió obligándonos a despedirnos. Me tocaba Química y a Rachel le tocaba Historia.

Sí Rachel, hoy pasó algo que me gustaría decirle a mi papá. Me gustaría platicarle de ti.

Me after you.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora