Capítulo 13: Encuentro

Começar do início
                                    

Mefis hizo un gesto que indicaba lástima.

—No eres una desconocida para mí, pero yo sí para ti. Es algo que habrá que cambiar. Tuve la suerte de conocer a tu madre antes de lo que le pasó, al igual que a muchos miembros más de tu familia. Se ve que el asunto te afecta aunque quieras ocultarlo.

—¿Lo que le pasó...? Te refieres a que la mataran.

Él bajó la mirada. Su asesinato era una sospecha que se acababa de convertir en una realidad.

—¿Y cómo no pudisteis evitarlo? ¿Quién la asesinó?

—Cálmate, Elia. No tardarás en entender que no es algo tan sencillo, y que tu caso es distinto. Tú eres nuestra última oportunidad para cambiarlo todo. Hemos tenido suficientes ocasiones para aprender de los errores pasados.

—Jamás podrías entenderlo. No estás en mi pellejo, y tampoco te han arrebatado a tu madre.

—Tengo un padre, aunque no se lleva muy bien conmigo ni con muchos de mis hermanos —corrigió—. Por cierto, llevo observándote un buen rato. Creo que deberías dormir. Hoy será un gran día para ti.

—Lo haré si me respondes un par de cosas antes.

—¿Y la primera pegunta es...?

—¿Quién mató a mi madre?

—¿Y qué más da? Cualquiera de esos títeres que llamas «amigos» podría haber sido su sicario, o incluso el tuyo. No confíes en ellos —masculló Mefis.

—¿Y acaso quieres que confíe en vosotros? Si mis antepasados están muertos, significa que no hicisteis bien vuestra labor de protegerles.

—Somos demonios, Elia. La mala fama nos precede. El error de tu querida familia fue el mismo que el tuyo. No nos prestaron confianza. Se valieron por sí mismos, y cuando se entregaron a nuestra causa ya era tarde. Así que te recomiendo que no repitas lo mismo —dijo en un endeble susurro—. ¿Y la segunda pregunta?

—¿Qué es un súcubo?

Mefis me dedicó una sonrisa pícara.

—Vaya, vaya... Te ha picado la curiosidad al conocer a Lilith esta tarde, ¿o me equivoco? —supuso en un tono de mofa—. Ella fue la primera mujer.

—Pero si la primera mujer fue Eva.

—¿Y quién te ha dicho eso?

No respondí.

—Jarodes. —Mefis pronunció su nombre en un gruñido—. Verás, no me asusta que los angelitos vayan por ahí diciendo que Eva fue la primera mujer. Aún no han asimilado que Lilith se rebeló sin necesidad de que la influyera nadie. Tuvo que abandonar el Paraíso, y la acogimos en el Infierno. No es tan poderosa como un etérnido, pero le concedimos el poder de la inmortalidad a cambio de convertirla en un súcubo. Es un tipo de demonio femenino que se introduce en las mentes de los humanos mientras duermen...

—Vale, es suficiente. No quiero escuchar más.

—No te asustes, Elia. Si Lilith entrara en tu cabeza no solo te torturaría, también podría hacerte pasar un rato agradable. Belial es su esposa, y podría corroborar lo que te digo. Ya me entiendes. —Mefis me guiñó un ojo.

—Soñar con una diablesa pelirroja me habría venido bien para animarme en otro momento, pero ahora mismo no.

—Es fácil acostumbrarse. Además, apostaría que no es la primera vez que uno de los nuestros entra en tu mente. Su Majestad ya lo hizo hace mucho tiempo, ¿o es que no recuerdas aquella noche cuando te despertaste sonámbula?

El último solsticioOnde histórias criam vida. Descubra agora