La cafetería estaba más ruidosa de lo normal ese día.

Jimin estaba sentado en su lugar de siempre, almorzando con Seokjin, Taehyung y Suhyung, un chico de su clase de artes que habían conocido hacía poco. No llevaba ni un mes con ellos y ya parecía parte del grupo: hablador, dramático y con talento natural para el chisme.

—No, no, no —decía Suhyung, inclinándose sobre la mesa—. Lo que voy a contarles no puede salir de aquí.

—Entonces dilo más bajito —respondió Jin—, porque estás gritando.

—No puedo, esto requiere énfasis —replicó Suhyung, ofendido—. ¿Ustedes sabían que la profesora Kang…?

Taehyung dejó caer el tenedor.

—¿LA Kang?

—La misma.

Jimin abrió los ojos.

—¿La de biología? ¿La que siempre anda diciendo que el amor distrae del estudio?

—Esa —confirmó Suhyung—. Bueno… la vieron ayer saliendo del estacionamiento con el papá de Minseo.

—¿EL PAPÁ DE MINSEO? —exclamó Jin—. ¿El señor que parece modelo de comercial de seguros?

—El mismo —asintió Suhyung—. Mano con mano. MANO. CON. MANO.

Taehyung se llevó la mano al pecho.

—No… eso es ilegal en cinco países.

—Espérate —añadió Suhyung—, porque Minseo estaba en el club de teatro cuando eso pasó.

—Ay no… —murmuró Jimin—. Pobre Minseo.

—POBRE NADA —saltó Jin—. Minseo es la que siempre anda diciendo que nadie merece amor verdadero.

—Bueno, ahora ya sabe por qué —dijo Taehyung—. Trauma desbloqueado.

Jimin negó con la cabeza, aunque se estaba riendo.

—Ok, ok, pero eso no es todo —continuó Suhyung—. Dicen que el director ya sabe y que hoy en la mañana la llamó a su oficina.

—Se viene el drama —canturreó Taehyung.

—Y espérense —Suhyung bajó aún más la voz—. Hay rumores de que no es la primera vez.

Hubo un silencio colectivo.

—No ps… —empezó Jin, acomodándose—. Cada quien.

—Cada quien —repitió Taehyung—. ¿Quiénes somos nosotros para juzgar?

—Exacto —asintió Jimin—. Mientras no nos toque a nosotros…

—AUNQUE —interrumpió Jin—, si Minseo se entera y arma un escándalo, yo me siento en primera fila.

—Obvio —respondieron los tres al mismo tiempo.

Siguieron comiendo mientras pasaban a otros chismes: parejas secretas, peleas en los baños, rumores de exámenes filtrados. Nada superaba el primero, pero el ambiente estaba animado.

Fue entonces cuando una chica se acercó a la mesa.

—Hola —saludó con una sonrisa amable—. ¿Cómo están?

Era Nayeon. Siempre educada, siempre correcta.

—Hola —respondieron todos casi al mismo tiempo.

—Solo quería avisarles que mañana haré una fiesta en mi casa —dijo—. Están invitados los cuatro.

—¿Los cuatro? —repitió Jimin, sorprendido.

—Sí —asintió ella—. Me gustaría mucho que fueran.

Hizo una pequeña reverencia, educada como siempre.

—Gracias —dijo Jin—. Lo tendremos en cuenta.

Nayeon sonrió una vez más y se fue.

Hubo un segundo de silencio.

—Me hace falta una fiesta —declaró Jin—. Necesito recordar que soy joven y bello.

—Yo voy sí o sí —dijo Taehyung—. No me importa nada.

—Esas fiestas siempre terminan mal —opinó Suhyung—. Alguien llora, alguien vomita, alguien confiesa algo indebido.

Jimin levantó la mirada, pensativo.

—Taemin probablemente vaya…

—Ah —dijo Jin—. Entonces tú vas.

—Obvio —respondió Jimin—. Sí o sí.

—Primero tienes que pedirle permiso a Minho —le recordó Jin.

—Mi papá no es nada —bufó Jimin—. El problema es Sohee.

Taehyung se estremeció exageradamente.

—Tu mamá da miedo cuando se enoja.

Los cuatro rieron.

Horas después, a la salida de clases, Jimin esperaba a su papá cuando alguien se le acercó.

—Jimin.

Se giró de inmediato.

Kim Taemin estaba frente a él. Un alfa alto, sonrisa fácil, presencia segura. Jimin sintió que su cerebro se apagaba.

—H-hola —tartamudeó.

—¿Vas a ir a la fiesta de Nayeon mañana? —preguntó Taemin.

—E-eso… le tengo que pedir permiso a mi mamá.

Taemin sonrió un poco más.

—Ojalá te dejen ir —dijo—. Sería una buena oportunidad para que nos conozcamos mejor.

El corazón de Jimin empezó a latir tan rápido que creyó que se le iba a salir del pecho.

—S-sí… ahí estaré.

Taemin se inclinó y le dio un beso suave en la mejilla.

—Entonces nos vemos.

Se fue caminando como si nada.

Jimin se quedó ahí, con las piernas temblándole.

—Respira —murmuró para sí mismo.

Justo entonces llegó Minho.

Cuando llegaron a casa, Jimin no perdió el tiempo.

—Mamá… ¿puedo ir mañana al cumpleaños de una amiga?

Mentir no le gustaba, pero sabía que decir “fiesta” era sentencia inmediata.

Sohee lo miró con desconfianza.

—¿Cumpleaños?

—Sí… —asintió—. De Nayeon.

Una hora después, Jimin estaba dando una presentación en PowerPoint con razones, horarios, promesas y ubicación exacta.

—Está bien —suspiró Sohee al final—. Pero me llamas cuando llegues y cuando te vayas.

—¡SÍ! —gritó Jimin.

Minho había dicho que sí desde el principio.

Subió corriendo a su habitación y abrió el clóset.

—Necesito verme lindo —murmuró—. Muy lindo.

Porque mañana… estaría con su crush.

Y no tenía idea de que esa fiesta sería el inicio de todo.

El Nerd •|KOOKMIN|•Where stories live. Discover now