Capítulo 2

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El día de rodaje pasó volando. Jen tenía bastantes escenas que grabar, así que por suerte tuvo la mente ocupada. En un pequeño descanso, que aprovechó para hablar relajadamente con Ginny, vio a través de una ventana a Colin, hablando por el móvil y con cara de pocos amigos. Parecía estar discutiendo con alguien, y eso era muy raro en él; Jen casi podría asegurar que era la primera vez que le veía así. Pudo observar cómo colgaba el teléfono enfadado, y entonces echaba a andar, saliendo de su campo de visión. Sintió el impulso de ir tras él para preguntarle si estaba bien, pero eso hubiera significado que le estaba "espiando". De cualquier manera, en un par de horas terminaban la jornada y podría hablar con él tranquilamente.

Tras una última charla con Adam y Eddy, en la que le comentaron algunos aspectos que querían de Emma para el día siguiente, Jen se dio una ducha, se puso su ropa (si hubiera sabido que luego iría a casa de Colin, hubiera elegido algo mejor esa mañana que unos pitillos vaqueros y una camiseta negra que ni siquiera le gustaba), se arregló el pelo, y tras aplicarse una suave capa de maquillaje, salió en dirección al parking, dispuesta a encontrarse con él. Le vio de lejos, apoyado en su coche, esperándola. Jen no pudo evitar suspirar: con esos vaqueros negros, su camisa azul y unas gafas de sol, Colin era una maravilla para la vista. Le hubiera encantado salir corriendo hasta él y lanzarse en sus brazos, pero después se recordó que ya no estaba en el instituto ni tenía 15 años, así que se acercó al coche aparentando tranquilidad.

- Ya estoy aquí. ¿Llevas mucho esperando? - le preguntó con voz dulce.

- No, tranquila, yo también acabo de salir. - Aunque no podía verle los ojos debido a las gafas de sol, supo por su tono de voz que estaba más serio de lo habitual. - ¿Nos vamos?

- Claro. - Jen rodeó el coche para subir al asiento del copiloto. Cuando Colin entró en el vehiculo también, la pregunta se escapó entre sus labios. - ¿Va todo bien? Te noto un poco...

- Sí, estoy bien. - le respondió antes siquiera de que ella terminara de hablar, pero claramente su actitud no se correspondía con sus palabras.

Arrancó el coche. Jen no dijo nada más, pero no pudo evitar sentirse molesta. ¿Iba a estar de mal humor toda la noche? Si ya había tenido ciertas dudas en aceptar ir a su casa cuando se lo propuso, ahora le apetecía menos todavía. Sí, quería estar con él y escuchar lo que había compuesto (oír cantar a Colin se había convertido en una de sus cosas favoritas en el mundo), pero le notaba distante. ¿Tendría que ver con la llamada de teléfono que había visto un rato antes?

Colin puso la radio y el resto del viaje transcurrió en un incómodo silencio. Era raro, Jen no estaba acostumbrada a sentirse así con él. Pronto llegaron a casa de Colin, que aparcó en su garaje, y salió rápido del coche para abrirle la puerta del copiloto a Jen, lo que ella agradeció con una sonrisa un poco tensa. Entraron en la casa, y a Jen le extrañó que estuvieran todas las luces apagadas. Normalmente, Helen estaba en el salón viendo la tele cuando llegaban, o en la habitación de Evan, o incluso en la cocina preparando algo de cenar. Pero allí no parecía haber nadie. Colin dio la luz del recibidor mientras dejaba sus llaves y las gafas de sol sobre el mueble que tenía en la entrada, y Jen no pudo evitar preguntar.

- ¿Helen no está?

- No.

Colin le dirigió una mirada rápida a Jen y entró al salón, donde encendió también las luces. Se acercó al pequeño mueble bar, y sin girarse hacia su invitada, volvió a hablar.

- Vino blanco, ¿verdad?

Jen no aguantó más. Allí estaba pasando algo y ella necesitaba saber lo que era. Se acercó hasta Colin, le agarró del brazo y le obligo a girarse para mirarla.

Amar nunca es un errorWhere stories live. Discover now