Me estoy enamorando.

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— ¿Te sientes sobria ahora? — Consulto una vez que veo la taza de café vacía, después de haber esperado minutos por que terminara.

— Si sobria equivale a estar arrepintiéndome de haber venido aquí y haber hecho ese escándalo, entonces sí, estoy sobria. — Coloca una mano sobre su cabeza. — Lo mejor será que me vaya. — Se levantó de la silla con rapidez y de la misma forma me adelante, dejándola apenas dar un paso. Apoye mis manos en el mesón, acorralándola entre este y mi figura.

— Quédate. — Musito mirando mi reflejo en sus ojos azulados. La duda y confusión aparece en ellos y sus dientes pasan a morder los labios rosa que había extrañado tanto. — Por favor no te vayas Amber, no así. — Me aproximo unos centímetros más.

— ¿Así como?

— Dejándonos en el medio de la nada, porque me está matando por dentro. — Una de las manos que estaba apoyada en el mesón, la quito para enredar mis dedos con los de Amber. — Olvídate del que dirán, de como nos verán, deja eso en un segundo plano y piensa en nosotros, ¿cómo te sientes cuanto estás conmigo?

— Justin... — Vaciló mirando a un plano de la habitación ignorando mis ojos sobre ella, coloco mis manos en sus mejillas para hacer que me miré fijamente.

— Respóndeme Amber, ¿cómo te sientes cuándo estás conmigo? — Insisto.

— Y-yo me siento bien, tú me haces bien. — Suspiró admitiendo. — Siento que contigo puedo ser yo y no me juzgarás. Siento que somos algo como tú y yo contra el mundo ¿sabes? — Rió sin gracia. — Contigo vivo cada segundo del día, vivo cada oportunidad, cada momento y...y cuando estás cerca mío no dejo de sentir unas estúpidos grillitos en mi estómago. — Sus ojos pararon en los míos. Azules con avellana en contra.

— ¿Así de cerca? — Pregunto cerrando la corta distancia que estaba presente. Mi nariz choco con la suya y le di un beso esquimal a lo que ella me sonrió en respuesta.

— Justo así de cerca. — Su aliento chocó contra mis labios.

— ¿Y si te ofrezco vivir el momento ahora?

— ¿A qué te refieres?

— A esto. — Y la besé. Suave, lento, sin apuros, disfrutando de la calidez y sensación de sus labios acoplándose a los míos perfectamente. Amber exhaló y paso sus manos por la parte posterior de mi cuello, sintiéndola acariciar detrás de mi oreja justo donde tenía la nota musical grabada. Trazo su labio inferior con mi lengua luego de que la intensidad del beso ha aumentado, sintiendo mi respiración y la de Amber más alterada de lo normal. — Sin pelo nena. — Bromee cuando un mechón de cabello se interpuso en nuestras bocas, pase su larga melena por detrás de su espalda y así conseguir colar mi mano por debajo de su camisa, sintiendo su piel estremecerse ante mi toque.

— Tienes la mano helada. — Murmuró.

Después de volver a sentir el sabor de sus labios, di un beso en su mejilla, otro en su mandíbula y bajé lentamente hasta su cuello, simulando un trayecto de besos. Amber tiró de su cuello a un lado para otorgarme más espacio, a lo que di un leve mordisco produciendo que soltará un ligero grito de sorpresa, reí aún en el hueco de su cuello y volví a atacarlo con otro mordisco, dejando un beso húmedo.

— ¡Justin! — Chilló. — Eres un tonto. — Hundió su rostro en mi cuello con sus mejillas teñidas de rubí, por lo que tuve la oportunidad de aspirar su perfume con olor a esencia de frutas tropicales que emanaba desde su larga cabellera castaña.

— Y tú eres preciosa. — Alague mientras acariciaba su melena enredando mis dedos en ella. — Por favor dime que tenemos una oportunidad, haré que valga la pena, lo prometo. — Formulo en volumen bajo cerca de su oído, tal como si fuera un secreto.

— No soy capaz de decirte que no cuando lo único que quiero es estar así contigo todo el día. — Alza su rostro para mirar apreciar mis ojos. — Te quiero Justin, no pue-puedo negarme a ti sabiendo cuanto te quiero y lo mucho que deseo estar contigo. — Confiesa tartamudeando algunas palabras pero eso es lo último que me importa. — Vamos a intentarlo. — Dice luego de unos segundos. — Juntos contra el mundo, ¿verdad? — Me sonríe corriendo un rizo de cabello que se ha colado en mi frente.

— Juntos contra el mundo. — Balbuceó en respuesta esbozando una sonrisa y transmitiéndole la confianza que necesita. — ¿Sabías que ganar ni un millón de premios se siente como me siento ahora mismo? Dame tu mano. — Cojo su mano derecha y la colocó en el lado izquierdo de mi pecho donde mi corazón está latiendo a una gran velocidad. — ¿Te das cuenta lo que le produces a mi sistema, Amber? No puedes hacerte una idea de lo esencial eres para mí. — Cuando me doy cuenta, ella tiene pequeño destellos brillantes en sus ojos, indicios de que estaba a punto de romper en lágrimas.

— Eres tan... — Busco una palabra. — Tan Justin. — Da una ligera carcajada tomando mis mejillas entre sus manos dando un beso casto. La elevo desde su cintura girando sobre nosotros mismos ocasionando la risa de Amber mezclada con la mía. Un momento a otro, nos llevó a estar tendidos en el piso debido a un enredo de mis pies con la alfombra. Agradecía haber caído yo de espaldas para no aplastar a Amber, hubiera sido algo totalmente mata pasiones. — La torpeza te invade.

— Tú me haces torpe, no puedo tener mis sentidos alerta cuando estás cerca, me distraes. — Su pelo caía como cortina sobre su rostro, lo paso por detrás de sus orejas y vuelvo a acariciar mis labios con los suyos, nunca tendría suficiente. La siento tocar mi abdomen por debajo de mi camiseta y gruño por lo bajo. — Tú eres mala. — Pronunció con dificultad en medio del beso.

— No es cierto. — Baja sus labios hasta mi barbilla dejando cortos besos allí. El ambiente se torna caluroso -a menos de que sea yo- y por inercia quitó mi camiseta, dejando al descubierto mi torso, que no es por ser engreído, pero estaba bastante tonificado, algo que a las chicas les encantaba. Amber paso una mirada por mi abdomen y sus labios se entre abrieron. — Disimula tu encanto por mi cariño.

— Cállate. — Se avergüenza. — Solo aprecio la vista.

— En ese caso, déjame apreciar a mi también. — Respondo y tiró de los bordes de su camisa. Me mira alzando una ceja y le sonrió. — Estoy en desventaja. — Me excuso y ella me da la razón quitándosela. — Mucho mejor. — Agradezco y me levantó con Amber enredando sus piernas en mi cintura, presionándose contra mi. Subo las escaleras con dificultad hasta mi habitación con algunas risas por parte de ella y mía.

Cuando llegó a mi cuarto, la dejó sobre el colchón y me acomodo sobre su cuerpo cuidando de no aplastarla. Planto un beso en su hombro, bajando hasta su clavícula donde me dejo llevar por las sensaciones que Amber me hace vivir y sin querer -aunque en el fondo quería hacerlo hace mucho tiempo- la marco al utilizar un poco de dientes y mi lengua, escuchando a mi chica gemir. Dejó de torturar allí y observó su rostro, donde sus labios están un poco más carnosos de lo habitual, probablemente a causa de mis besos o por morder su labio inferior demasiado fuerte. Dejo un recorrido de besos desde su pecho hasta su estómago, mordiendo su cadera y desabrochando algunos botones de su pantalón para quitarlo de mi camino completamente. Era solo un estorbo a estas alturas. Acaricio sus piernas, subiendo mi mano por su muslo sin antes mirar sus ojos pidiendo permiso. Regreso a la altura de su rostro y está vez es ella quien toma el control, girando sobre la cama y quedando en mi regazo. Me quejó queriendo besarla nuevamente pero se niega bajando y lamiendo mi abdomen. Oh joder.

— ¿Te das cuenta que no hay vuelta atrás después de te has atrevido a hacer eso? — Balbuceó con mi respiración elevada.

— Lo sé.— Me empuja por los hombros y se roza sobre mí y es suficiente para volver a retomar a postura inicial y perdernos entre las sábanas. Desprendiendo el amor de ambos y actuando sin pensar, dejando que nuestros corazones tomen el mando.

Dejándole en claro a Amber que ahora está marcada en mi piel más que nunca y que alejarse de mi será difícil, por que yo no dejaría escapar a alguien que quiero como la quiero a ella, no dejaría que se fuera de mi lado, menos cuando me estoy enamorando. 


Esther ➸ j.b (Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora