Peces, no pescados.

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CAPÍTULO UNO 


Hace algún tiempo estaba buscando alguna mascota, debido a que después de Karma no había tenido ningún otro compañero. 

La mayoría consideraba que era un asco como dueño de un animal y no les discutía, en mis cortos veintiún años he perdido la cuenta de cuantos animales domésticos (y no domésticos) han sido parte de mi historial, pero acababa de cumplir la mayoría de edad y nada mejor que demostrar que soy un hombre maduro, que cargar la responsabilidad de tener una mascota.

La verdad es que al momento de encontrar a la mascota perfecta, era algo difícil. Algunos de mis amigos, familiares incluso personas que ni siquiera eran cercanas a mi habían estado ayudando en mi búsqueda, pero todos fracasaron. Está era la vigésima tienda de mascota que visitaba en menos de un mes, así que ya pueden hacerse la idea de lo que hablo. 

— ¿Y si solo te compras una araña pollito? — Preguntó Hugo.

—Fobia.

—¿Una serpiente?

— Ya he tratado con eso.

—¿Un mono? —  Se rió claramente burlándose de mi pasado.

—Ni lo menciones. — Negué con mi cabeza mientras Mally aparecía en mi mente.

El coche se estacionó frente a "ThePetSet", un local de animales que se encontraba algo oculta por aquellos lugares. Cuando Hugo me indico que el lugar era seguro, baje de la van y acomodé mi gorra. Desde afuera, en el ventanal, se podían apreciar algunas aves. Quizás podría considerarlas. Un ave parlante para impresionar a las chicas, con piropos aprendidos de mi. ¿Por qué no?

Me sorprendí que al entrar, la tienda estuviera vacía y a una chica durmiendo sobre el mesón. Aclaré mi garganta a lo que ella se despertó bruscamente, cayendo estrepitosamente al suelo, debido a que la silla fue hacia atrás. Contuve la risa fuerte que quería salir. Fui hasta ella, quien se encontraba con sus cabellos revueltos.

— ¿Estás bien?

— ¿Luzco como si estuviera bien? — Preguntó sarcásticamente. Raro. Por su tono, probablemente aún no sabia quien era.

— Deja ayudarte. — Me ofrecí, acercándome a ella y estirando mi mano. La desconocida, dueña de un gorro con la frase "Soy un tierno gatito" en ella, tomó mi mano y la coloque de pie. Al levantar su vista, me tope con unos ojos verdaderamente hipnotizadores. Estaba teniendo un orgasmo visual para ser exactos. Ella entre abrió sus labios y me prepare para el grito de "¡Oh mi Dios, es Justin Bieber!"

— Uh... Gracias. —Quitó su mano de la mía, que hasta este momento me había dado cuenta que aun manteníamos el contacto. Me sorprendí por su tono moderado y calmado. — Soy Amber Swayer, mi mamá atiende este lugar pero ella no está y la estoy reemplazando, por lo que en este instante yo soy la encargada de atenderte. — Respiró después de haber dicho toda la frase de corrido. Sonreí. — ¿Para que soy buena? — Preguntó y hubiese tomado la frase en doble sentido, si no fuera por la inocencia que representaba.

— Llevo mucho tiempo buscando una mascota. — Mire sus ojos azules, una vez mas, para luego escanear su rostro. — Mucho tiempo, no exagero. — Volví a pronunciar, recalcando la palabra.

Amber era dueña de unas pestañas largas, que hacían ver sus ojos azules mucho mas atractivos. Sus labios lucían exquisitamente besables y suaves. Su cabello era largo, de un castaño claro. Ella pareció darse cuenta de mi examen visual, ya que sus mejillas comenzaron a tornarse de un color carmesí.

—  Tú...Puedes comenzar a mirar si lo deseas.— Jugó con sus manos, volteándose para caminar fuera del mesón. —Tenemos varios animalitos que te pueden gustar. —Fui detrás de ella, obteniendo una bonita vista de su trasero. — ¿Te gustaría tener peces? — Se volteó hacia mi, alejando su trasero de mis ojos.

— ¿Cómo?... Ah sí, uh soy un asco con los pescados.

—Peces. — Se rió. — Pescados se les dice cuando ellos ya están muertos, listos para comer. - Explicó.

—  Pescados. — Volví a decir y como reacción revoloteo sus ojos.

—  Ya que ni te sabes los continentes, debí suponer que esto pasaría. —Ouch, directo al corazón.

—Eres cruel.

— Lo siento. — Soltó una leve risita. — Entonces, peces no.

—Pescados. —   Repetí está vez solo para molestarla.

—Como digas.




Esther ➸ j.b (Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora