Capítulo 1

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Cuando llegue a mi casa aquella noche, estaba completamente seguro de lo que deseaba.

De mi decisión, y el cambio de vida que significaría para mí, y la pequeña familia que había formado estos últimos años. Necesitaba arriesgarme, porque la solución dentro del compromiso, ya se había vuelto un sueño borroso en mi mente. No había solución alguna en nuestra relación. Y eso yo ya lo daba por hecho.

Al traspasar el umbral de la cocina, pude apreciar la figura de Harry frente a la estufa, moviendo de forma grácil el sartén chispeante sobre ella.

Cerré la puerta al encontrarme en el interior y ambos nos quedamos a solas en la pequeña habitación, solo llena por el agradable aroma de una deliciosa cena. Lastimosamente, estaba seguro que aquella noche no podríamos disfrutarla después de mi veredicto, no me sentía orgulloso de ello, pero la decisión estaba tomada a pesar de todo.

Pasaron alrededor de cinco minutos y él no daba señales de querer girar a verme, estaba completamente seguro de que ya hacía tiempo se había percatado de mi presencia. Solo alargando lo inevitable.

Cuando escuche los fusibles de la estufa apagarse, me di cuenta que el momento había llegado. Harry sirvió la cena sobre dos platos los cuales coloco con suavidad sobre la pequeña mesa para cuatro personas, situada en el centro de la cocina. Pero yo rápidamente, tome su mano al vuelo, al verlas haber sido desocupadas.

—Tengo algo que decirte— le dije, tratando de no hacer obvias mis intenciones, y no flaquear ante su mirada.

Él solo asintió en afirmación, sin verme a los ojos, y –con tranquilidad– alejando su mano de mi toque.

Uno frente al otro nos sentamos en silencio. Harry comía callado y lo observe, e inevitablemente vi el dolor en sus ojos.

De pronto no sabía cómo abrir mi boca, él no era tonto, sabía la razón por la cual nos hallábamos con tanta tensión, podría jurar que él ya sabía incluso lo que saldría de mi boca mucho antes de que llegase a casa. Sentí el nudo en mi garganta apretarse con fuerza, pero tenía que decirle lo que estaba pensando, era ahora, o terminaríamos sufriendo más con el paso del tiempo.

—Quiero el divorcio.

Sentí una punzada en mi corazón al decirlo, pero no se hizo presente arrepentimiento alguno después de aquello, ese día estaba completamente seguro de lo que deseaba, incluso con mi esposo frente a mis ojos no daría vuelta atrás.

Miré su rostro para encontrar alguna reacción negativa, pero al contrario de lo esperado, él no parecía estar disgustado por mis palabras.

—... ¿Por qué?— me pregunto suavemente, clavando aquellos ojos verdes sobre los míos.

Me quede en silencio sin saber que decir con Harry observándome atentamente, aguardando por una mínima palabra, una leve mascullación. Pero no había nada que decir, tal vez ya no lo quería como mi esposo, pero eso no significaba que desease lastimarlo más de lo ya hecho.

Uno, dos, tres minutos... y el rostro impasible de Harry empezó a decaer. Las lágrimas humedecieron sus ojos de inmediato y la curvatura en sus labios cayó con tristeza.

Él sabía que yo no iba a hablar.

Se levantó de inmediato, golpeando la mesa con su mano abierta, dejando caer la silla tras si por la gran fuerza que empleo al levantarse.

—Tú no eres un hombre,— hablo indignado, controlando su notable enojo y desilusión —eres un maldito cobarde... Siempre lo fuiste— y dejo a sus lágrimas recorrer libres sus mejillas.

Un sollozo involuntario salió de su garganta.

Este cubrió su boca con una de sus manos, tratando de ahogar aquellos otros que aclamaban su libertad. Pero antes de que sucediera, con paso presuroso, salió de la cocina dejandome solo, y con la sensación de su vieja presencia en la habitación. Ya no había nada más que hacer.

Y ahí me quede, terminando de forma mecánica lo que se hallaba en mi plato.

Porque...

Ya no era yo quien debía darle consuelo a Harry.

No sabemos lo que tenemos... {Larry Stylinson}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora