"Lo siento"

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Narra Gumball:

         —Marshall... ¿Q-Que ocurre? – mencioné mientras él se daba la vuelta mirándome con preocupación, de arriba a abajo... ¿Qué le pasa?

         —Gumball...– se acercó unos pasos, pero retrocedí, no quería que se acercara... Tenía mucha vergüenza, tenía que disculparme con él... Pero creo que no tenía el valor suficiente...

         —Oh...– dijo con desánimo. Me sentí mal; yo nunca había tratado así de mal a alguien que me había ayudado. Cuando quise decirle 'lo siento' me interrumpió mi acompañante.

         —Tranquilo... Si buscabas a Des, él ya se fue...– comentó el Príncipe Músculos, sonriéndole... No sé si ellos lo notaron, pero creo que su sonrisa no es sincera...

         ¿Acaso soy el único que lo nota?

         —Mm... Gracias...— le agradeció a el príncipe Músculos. – Pero, ¿podría hablar contigo Gumball? – me suplicó con la mirada. Ojalá supiera que no era necesario hacer eso, ya que yo quería hablar con él también, ¿no debería ser al revés, o sea, que yo le pidiera hablar a solas?

         —C-Claro...– Tartamudeé un poco, ¿cómo era posible que ese chico hiciera que me pusiera nervioso con tan solo una pregunta tan sencilla pero a la vez tan complicada para mí?

         Marshall me tomó del brazo, y me jaló. —Oye, acepté, no me arrastres así...– dije tratando de mantenerme en equilibrio pues Marshall era muy fuerte, así que cuando me jaló, casi caía.
No dijo nada, así que me rendí y deje que me guiara "caminado" junto a él.

         — ¡Adiós Príncipe Músculos! ¡Gracias! – dije casi como un grito, estaba muy lejos ya...

         Dirigí la mirada a donde me lleva Marshall; al parecer a la habitación, aún quedaba algo lejos. "Que bien que no hay nadie en los pasillos... Se vería muy mal que un chico arrastrase a otro a la habitación..." Pensé.

         Cuando volví mi mirada a el pasillo, en menos de cinco segundos ya habíamos llegado. Abrió la puerta e hizo que entrara a la habitación.

         — ¿Que ocurre Marsh? ¿Por que tan preocupado? – traté de mantener la calma pero no era fácil, pues no soportaba que me llevaran a rastras a donde querían... Era la primera y última vez que alguien lo hacía.

         — ¿Que hacías con el Príncipe Músculos? – me preguntó mientras cerraba la puerta, dándome la costa de su espalda; se notaba un poco en la voz que no le agrado que estuviera ahí... Pero ¿Por qué le importa tanto con quien esté? ¿Que no tiene una novia por la cual preocuparse?

         — ¿Por qué te interesa tanto? – me fulminó con la mirada, pero ese semblante serio y dominante se desvaneció cuando sin poder evitarlo se sonrojó ante mi pregunta.

         —Y-Yo me preocupo por ti... ¿Tiene algo de malo?

         —Pero, se supone que tienes una novia por la cual preocuparte... ¿O no? Además, solo somos conocidos, no llevamos ni un día de conocernos. – su mirada cambió a una triste... ¿Dije algo malo? ¿Acaso ellos ya...?

        Antes de respóndeme, giró un poco la cabeza, desviando así su mirada de la mía. —Terminamos. – su mirada volvió. – Ahora ya no tengo a quien proteger... ¿No puedo proteger a mi compañero? – Al oír eso, una pequeña sonrisa se formo dentro de mí.

         —L-Lo siento... Yo no sabía...– me arrepentí al darme cuenta que recordar eso le causaba dolor, y por alguna extraña razón a mí también me lo causaba. ¿Siento empatía por él? ¿Por qué? ¿Lo considero como amigo?

Dulce Sangre -PAUSADA/EDITANDO- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora