Capitulo 2

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Ryen Allen

Llevamos como 20 minutos en la carretera y mi cuerpo se funde con la equina de esta, las manchas carmesí en el suelo y las salpicaduras en las paredes me aterran y el olor aquí adentro me repugna.

Los miembros me tiemblan bajo la mirada atenta de los cuatro hombres que me secuestraron.

— No veo como una mocosa terminara de pagar nuestra deuda -dice el alto de antes mirando fijamente al mas musculoso-  es una tontería y terminaremos muertos de todas formas.

— Tu eres una tontería -le responde el más musculoso poniendo sus ojos en blanco- la chica tiene curvas, esta medio regordeta pero le gustará, ya sabes cómo es con las mujeres.

Los observó debatir en silencio pues no tengo otra opción.

Debo salir de aquí con vida.

— Y crees que por una mocosa nos perdonarán la vida? Madura Jeff - dice otro de los encapuchados-

El tal Jeff se me queda mirando y yo me quedo super quieta, no puedo moverme ni un poco.

— Haz tu trabajo y duermela Nate - el tal Jeff se recuesta en el piso y cierra los ojos-

Por el rabillo de ojo veo como Nate humedece un pañuelo con el contenido de un frasco que había tirado en el piso y se va acercando a mi.

— No por favor -lo pateo cuando se cierne sobre mi pero no sirve de nada y mis lágrimas vuelven a aparecer-

— Shh tranquila - es lo último que oigo antes de que me ponga el pañuelo en la nariz y todo se oscurezca alrededor-

•••

Despierto tiempo después aturdida y confusa, donde mierda estoy?, me duelen las extremidades pero estoy totalmente vestida pero sucia, con polvo y el sudor pegándose a mi cuerpo me siento muy incómoda.

Me siento sobre mis piernas y contempló lo que tengo a mi alrededor. Esta oscuro, lo único que brinda luz es una diminuta lámpara en el centro de este lugar. Es un sótano, lo sé por el olor a humedad que hay, ignorando el olor metálico por supuesto. El sótano es circular, hay un arco que conduce a una escalera delante de mi pero después todo son jaulas pegadas a la pared. Dos cadenas gordas sobresalen del techo y un desagüe en el piso debajo de ellas me llama la atención.

Una persona está acostada en posición fetal en la jaula que está justo delante de mi al lado de las escaleras. No hay nadie más aparte de nosotras.

— Oye -le susurro de manera que pueda escucharme apesar del miedo que me comprime el corazón- oye tú - le digo más alto-

Esta persona se levanta perezosamente del suelo y camina con esfuerzo hasta su reja, me mira detenidamente mientras dice

— Otra más -y luego vuelve a su lugar en el piso no dándome importancia-

— Donde estamos? -Tartamudeo-

— En el infierno -me responde si mirarme-

Y después las luces se apagan. Me quedo todo el tiempo sentada, abrazando mis rodillas al pecho y cagada de miedo pero atenta a todo, no se escucha nada, silencio puro.

— Deberías aprovechar y dormir lo más que puedas ahora, no hay chance de descansar cuando la tortura empieza -dice la chica pelirroja de antes-

—Tortura? -Le pregunto a la oscuridad-

—Sabes porque estás aquí no?

— Me secuestraron, algo sobre un arreglo de cuentas pero no tengo ni idea

- emite un sonido de pensar con la boca- normalmente las personas como tú no terminan aquí

— Que me harán? - pregunto temiendo muchísimo la respuesta-

— Experimentarán con nosotras, nos arrebatan nuestra humanidad a base de torturas y nos usarán para su beneficio -dice con desprecio-

—Quienes? -ya estoy empezando a temblar otra vez-

—No lo sé, nunca los he visto pero estoy segura que son demonios que disfrutan con nuestro dolor.

No vuelve a hablar más y no le insisto para que lo haga, el terror me corre por las venas y mis manos tiemblan. Que aproveche y duerma ahora? Ja, mis ojos no se cierran aunque quiera y paso la noche llorando y sollozando en silencio.

•••

Al día siguiente siento como me tiran una cubeta de agua helada y me levanto sobresaltada para encontrarme cara a cara con un encapuchado más, dirijo mi mirada al frente y veo que a la pelirroja le hicieron lo mismo.

— Ring ring, hora de levantarse dulzura -habla el encapuchado que tengo en frente- lista para tu primer día? -habla con un tono pasivo agresivo-

Yo no contesto y me quedo mirándolo con desprecio mientras el y el otro hombre desaparecen por la escalera.

— Prepárate para lo peor -me dice la pelirroja-

— No me has dicho tu nombre -le digo mientras me levanto con las piernas temblorosas-

— Te lo dire si sobrevives la semana.

Otro encapuchado altísimo y musculoso baja por las escaleras callando a la pelirroja, se acerca a mi jaula y abre la reja. Yo me alejo lo más que puedo y me fundo con la pared para impedir que me toque y forcejeo cuando trata agarrarme pero de nada sirve pues me arrastra hasta el centro del sótano justo debajo de las cadenas que cuelgan del techo y me encadena cada muñeca a ellas de modo que termino colgando.

Me duelen horrible los muñecas pero de nada sirve hacer fuerza pues me dolera el doble. Gritó pidiéndole que me baje.

En un abrir y cerrar de ojos el hombre dirige su puño hacia atrás y este impacta contra mi estómago dejándome sin aire, a este puñetazo le siguen 5 más y mis quejidos resuenan por toda la estancia. Trato de patearlo con mis últimas fuerzas pero el hombre me esquiva.

Otro encapuchado que no había visto me tiran otra cubeta de agua helada y siento que me muero. Las muñecas me tiemblan por el esfuerzo y lo único que veo cuando cierro los ojos es la cara de mi madre y la cara de mi padre cuando los vi por última vez.

Me estarán buscando?

La sangre que cae por mi boca y el agua se mezclan debajo de mi yéndose por el desagüe y el olor metálico me da nauseas.

Mi cabeza da vueltas y los ojos se me cierran mientras los puñetazos siguen y siguen una y otra vez hasta molerme de golpes pero las cubetas de agua helada me despiertan una y otra vez, ya no aguanto el dolor y mis gritos resuenan en las paredes.

— Ya desatala, vamos con la otra -le dice el de los puños a su secuaz a la vez que se acerca a la jaula de la pelirroja-

Estoy medio inconsciente cuando el encapuchado camina hacia mi y me desata las muñecas que me arden como el infierno. Escupo la sangre en sus pies y el me responde con una cachetada que me duele incluso más que los puñetazos. El termina desatandome y escupe a mi lado cuando caigo al piso con un ruido sordo.

Cuando caigo al piso la vista se me nubla y el que me desató me arrastra por el pelo hasta mi jaula donde quedo completamente inconsciente.

Proyecto CallaghanWhere stories live. Discover now