Capítulo 3

5.3K 313 52
                                    

El agua estaba deliciosa. Nadar era algo que hacía decentemente y de vez en cuando Lana y yo intentábamos hacerlo o bueno, más bien yo lo hacía, porque ella era peor que yo. Había tratado de trasmitirle mis conocimientos pero era en vano, por más práctica que intentábamos hacer, Lana siempre se quejaba que no avanzaba mucho y eso la exasperaba.

–No todo será como correr –le había dicho, pero ella solo había refunfuñado y se había largado a comer helado de galleta.

Por eso ahora mismo, no estábamos haciendo nada, excepto burlarnos la una de la otra.

–Eres pésima bailando, Tairi ­–Eso no era lo que había dicho hace un momento, cuando terminamos de mover nuestros cuerpos.

–Soy tan buena como tú nadando.

–Eso fue cruel, mis problemas con el deporte más completo, no tiene nada que ver con tu falta de coordinación –eso lo dijo muy rápido y entrecerró los ojos. La mayor parte del tiempo fingía sobre estar enfadada conmigo cuando estaba jugándole bromas.

–No tengo falta de coordinación, es solo que no quiero mostrar mi fascinante talento para bailar –Lana enarcó una ceja. Nadie en el mundo que estuviera cuerdo se creería esas palabras.

–Bueno, entonces ha llegado el momento de confesar que yo... –Si no se tratara de ella, en serio que me creería la cara de mortificación que tenía, típica de alguien que va a revelar un secreto y siente vergüenza por no haberlo dicho– Soy nadadora experta, ganadora de muchos premios que boté a la basura por miedo a que tú los encontraras.

Exploté de risa. Incluso Trevor tuvo que escucharme; él estaba dentro cambiándose.

–Estás loca –Fue lo único que pude decir entre risas.

–Lo sé, no debí tirar mis premios –pensé que diría otra cosa, pero me salió con eso. Me seguí riendo– Hubiera sido más sensato decírtelo y así no tendría que haber falsificado esos documentos.

¿Cómo hacía para no reírse de sus propias bromas? Yo no podía hacerlo

–Tú no aguantas ni diez segundos bajo el agua –Dije finalmente.

–Claro que sí.

–Pruébalo –La desafié.

–A la cuenta de uno... dos... tres...

Ambas nos sumergimos, sentí el agua empujándome, pero me resistí con facilidad. Hice mis diez segundos, por supuesto, pero Lana solo hizo cuatro. Fueron suficientes para verla pintada de celeste por el agua, su pelo flotando a su alrededor, me sonrió pícaramente un momento, antes de salir a la superficie.

Le tiré agua con la boca, ella se apartó un poco y volteo la cara, pero le cayó a un costado.

–En tu cara –le dije.

–Te deje ganar –Me respondió, acercándose nuevamente a mí.

–Oh, gracias por dejarme ganar, por tu misericordia infinita que si no fuera por ti, mi corazón estaría destrozado, gracias, gracias –Me deshacía en agradecimientos fingidos.

–De nada, no es mi intención romper tu corazón.

Yo sonreía, pero deje de hacerlo cuando vi sus ojos. Ella estaba mirándome como si quisiera disculparse, sabía que quería decir algo pero no se atrevía y aunque no tenía una certeza, me parecía que lo que dijo, no era precisamente en el contexto de nuestras bromas, era de algo más. ¿Será posible que ella...?

Las posibilidades siempre me habían parecido infinitas.

Pero cuando estuve a punto de hablar, el agua me golpeo en la espalda, empujándome bruscamente en la misma dirección que Lana, pero a ella no había sufrido el mismo impacto que yo. Claro que no. Su dulce novio no le haría daño. Él se había lanzado en el espacio que estaba atrás de mí, justo ahí, donde sabía que podía golpearme el agua, cuando tenía el resto de la piscina para hacer un clavado.

Girls Like GirlsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora