Capítulo 2

5.6K 355 25
                                    

– Es linda ¿no? –Estábamos en su habitación, el calor era insoportable y nos meteríamos a la piscina antes de lo planeado.

–¿Te refieres a la canción? –Le daba la espalda intencionalmente, trataba de no verla desnudarse, pero era inútil, el espejo estaba frente a mí, no solo reflejándome si no también a ella. Arriesgándome a que se diera cuenta, dejé a mis manos trabajando por si solas para cambiarme y levanté la mirada, justo en el momento en que su camisa era tirada al suelo y la única piel que no podía ver, era la que estaba cubierta por su pelo liso que caía en su espalda.

El espejo no era suficiente, porque era como mirar a través de esos lentes que te dejan para protección, después que te los quitas la imagen es más nítida. La miré directamente. Mucho mejor ahora.

Y solo fue un instante, en el que busque en mi bolso la ropa, pero para cuando me levanté, ella ya se estaba poniendo la parte superior de su traje de baño. Me había perdido el espectáculo.

Pero al menos ella me estaba sonriendo. Me había atrapado espiando.

–¿Entonces? –Me había distraído de nuevo y ni idea de que hablaba. No contesté– Oye ¿En que estabas pensando? O ¿Mirabas algo de lo que no me di cuenta?

–Me gusta tu traje –Probablemente me gustaba más si se lo quitaba, pero bueno, había cosas que no era buena idea decir.

–Te pregunté por la canción, Tri. Pon atención.

–No me culpes por viajar en mi mente ­–le reproché, fingiendo indignación.

–Eres una grosera, no invitas –Ella imito mis gestos, parecía más creíble que la mía– Dime qué opinas de la canción.

–Es preciosa Lana, no me cansaré de repetirlo.

Con esa canción yo había hecho un pequeño descubrimiento.

Recuerdo cuando me di cuenta de lo que sentía.

No había llovido hace un buen tiempo, el pasto que crecía se había marchitado y apenas albergaba su color verde.

El paisaje podría lucir un poco desolado; con el pequeño grupo de árboles frente a mí, estos solo tenían un poco más de verde que el césped y cerraban cualquier otro lugar que pudiera estar a la vista, dejando a un cielo azul en contraste con su verde apagado; a mi espalda estaban las torres de energía,  dispersamente ubicadas, tanto que parecía casi al azar su colocación. Pero yo sabía todo esto porque habíamos venido aquí tantas veces que terminé memorizando la vista, yo no prestaba atención a eso ahora.

Incline mi cabeza.

Ella estaba bailando. Yo solo estaba observándola, dando vueltas moviendo su cuerpo; la luz del sol se reflejaba en su piel, estaba segura que aunque no hubiera sol, ella brillaría de la misma manera en que lo hacía ahora; sus ojos estaban cerrados, completamente ajena a lo demás, para ella solo existía la música y para mí solo ella. Mi mirada fue arriba cuando sus manos se elevaron, moviéndose grácilmente, como si quisieran volar, mis ojos le dieron seguimiento sin perderse ningún detalle, después descendieron o mejor dicho contemplaron el panorama completo, devorando todo lo que podía captar y de hecho no parecía ser suficiente.

–Deberías intentarlo, bailar con el viento y la música como si fuera una armonía –lo dijo sin abrir los ojos, mientras que a ciegas tentaba el suelo en busca de algo que después toma entre sus manos; la manta del picnic, ahora se había unido a lo que ella llamaba su armonía– Es divertido ¿No te parece?

–Estoy segura que lo es, pero creo que es más divertido mirar –ni siquiera estaba prestando atención a lo que decía, las palabras eran libres, mi cerebro no las controlaba.

­–Tratas de encontrarme errores para después burlarte –No tienes ninguno ahora mismo.

–Soy una buena persona –la inercia de mi elocuencia estaba ayudándome ahora, había perdido la conciencia de lo que decía, incluso podría decir que odiaba la música clásica en este momento y después no recordarlo.

–Seguro que lo eres –No respondí a ello, quizá porque las palabras se había quedado congeladas, al darse cuenta que su libertad no era nada en comparación con la de Lana cuando bailaba.

Sentía que la estaba desnudando con la mirada, pero nadie se dio cuenta, ni siquiera Trevor; él estaba interesado en otras cosas, parecía que eran más importante que contemplar la belleza genuina de su novia, pero no debía preocuparse, yo lo estaba haciendo por él.

Ella es preciosa. Ella se veía diferente. Pensé.

Pero no era ella, me di cuenta de eso unas horas después en mi casa. Yo era la diferente.

Porque me había enamorado y sin darme cuenta. ¿Cómo era posible hacer algo sin estar consciente sino hasta que ya lo has hecho? Tal vez era porque esto había pasado tan lentamente, los sentimientos habían crecido sinuosamente. Era como aquella pieza de Yōko Kanno; Birden, ese era el nombre. La había escuchado hace mucho, pero era una canción que empezaba con notas ligeras de un piano, acompañadas de una armoniosa voz, las dos se envolvían perfectamente, cada una se acompañaba de la otra sin estorbar; la melodía no cambiaba su velocidad en ningún momento, pero si iba en crescendo, incorporándose más sonidos y llegaba un punto en que era imposible ignorarla o solo ponerla de fondo, porque lo notabas, poco a poco que estaba ahí y que era hermoso, te envolvía y te hipnotizaba más que cualquier cosa, tu atención era solo para ella y cuando te tenía, se quedaba en silencio para darte el tiempo de ver lo que había pasado, te había cautivado y entonces la música cambiaba, radicalmente, ahora te sentías vivo, eras consciente que te habías enamorado y entonces volvía a retomar el ritmo de antes; pero ella igual y tú diferente.

Así fue como me había enamorado de una chica. De una maravillosa chica. Alguien que bailaba con el viento. 

Girls Like GirlsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora