~~CAPITULO 7~~

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Capítulo 7 - Bandera Amarilla

Los días en el paddock habían tomado un ritmo extraño.
Acelerado por fuera, en cámara lenta por dentro.
Y tú, atrapada en esa pista emocional sin frenos, apenas podías mantenerte firme.

Desde tu salida con Max, todo parecía más denso. Más observado.
Y lo sabías: Checo estaba mirándote.

No te hablaba. No te escribía.
Pero sus ojos te seguían. Como si quisieran entender qué había entre tú y Max.
Como si quisieran desmentir algo que su orgullo no lo dejaba preguntar.

Y tú... tú comenzabas a sentir esa mirada como fuego en la nuca.

Fue durante la conferencia de prensa grupal donde todo se descontroló.

Tú estabas sentada entre Max y un piloto novato de Alfa Romeo.
Checo, dos sillas más allá, compartía mesa con Victoria, quien -Casualmente- había decidido asistir esa vez con gafas oscuras, labios rojos y una pose de "aquí no pasa nada".

Al principio, todo fue preguntas técnicas. Sobre el clima, el nuevo trazado, los neumáticos.
Pero entonces, el periodista francés lanzó la pregunta:

Periodista: Max, se te ha visto muy cerca de tu compañera piloto estos días. ¿Hay algo que quieras compartir con nosotros?

Max rió, ladeando la cabeza hacia ti.

Max: Si hay algo que contar, se los diré después de ganarle otra vez en karting.

Las risas estallaron. Tú sonreíste, nerviosa.
Pero desde la otra punta de la mesa, Checo no rió. No sonrió. Ni siquiera fingió.

Y tú lo viste.
Lo viste apretar la mandíbula.
Lo viste mirar a Max con un destello que no tenía nada que ver con el automovilismo.

Estaba celoso.
Y por fin, lo sabías con certeza.

Después de la rueda de prensa, decidiste que no podías seguir así.
No con Max mirándote como si esperara algo más.
No con Checo ardiendo por dentro.
Y no contigo, rota, sin saber qué hacer.

Así que le pediste a Max que te acompañara a caminar.
Sin cámaras. Sin equipo. Solo ustedes dos.
Y llegaron a un pequeño muelle al lado del hotel, justo cuando el sol comenzaba a caer.

Max se sentó en la barandilla, tú a su lado. El viento soplaba suave.
Los dos en silencio.

Tú: Sé que lo notaste,
--dijiste, rompiendo la tensión.--

Max: ¿El qué?

Tú: Que Checo está celoso.

Max asintió. No dijo nada.

Tú: Y también sabes que... que yo aún siento cosas por él.

Max: Lo sé,
--dijo, sin rencor.--
Lo supe desde el principio.

Lo miraste con tristeza.
Tú: No quiero lastimarte, Max. No quiero que pienses que juego contigo. Todo lo que vivimos estos días... ha sido real para mí. No como algo romántico, pero sí como algo profundo.

Él te miró, y por primera vez no hubo sonrisa.
Solo dolor. Y ternura.

Max: No eres tú quien me lastima. Son mis expectativas.

Le tomaste la mano, suave.

Tú: No sé qué pasará con Checo. Pero tú... tú eres mi cable a tierra. Y necesito que sigamos compartiendo esto. Risas. Carreras. Idioteces. Porque contigo siento que puedo respirar.

Max suspiró.

Max: No prometo que no me duela. Pero sí te prometo que voy a estar.

Y tú, con los ojos húmedos, le diste un abrazo que duró más de lo necesario.
Porque sabías que Max no solo estaba siendo fuerte...
Estaba eligiendo seguir a tu lado.

Mientras tanto, en otro rincón del hotel...

Victoria estaba en el bar del lobby, deslizando el dedo por su copa vacía.
Y Checo, que había entrado por agua, terminó en su mesa por inercia.

Vic: ¿Fue idea mía o hoy casi lanzas un casco en plena conferencia?

Checo:No tengo nada contra Max.

Vic: ¿Seguro?
--Victoria arqueó una ceja, divertida.--

Checo suspiró.

Checo: Solo... no entiendo lo que pasa. A veces siento que estoy fuera de todo.

Vic: No estás fuera. Solo que te están reemplazando en cámara lenta.

Checo la miró.

Checo: No digas tonterías.

Vic: ¿Tú crees que es casualidad? ¿Tú crees que se están acercando solo por jugar carreras juntos?
--Ella sonrió.--

Vic: Yo no sé si él la quiere... pero te juro que la está cuidando como si fuera suya.

Esa frase le atravesó el pecho.

Checo se levantó, incómodo.

Checo: Tengo que irme.

Victoria se encogió de hombros.

Vic: Haz lo que quieras, Sergio. Solo no te quejes después si alguien cruza la línea de meta antes que tú."

Esa noche, mientras tú dormías, Max veía el techo de su habitación sin poder cerrar los ojos.
Y Checo... Checo estaba en el balcón, viendo las luces lejanas de la ciudad, sintiendo cómo su estómago se retorcía.

Por primera vez desde que comenzó todo, el miedo le tocaba la puerta.

Y tú, sin saberlo, te habías convertido en la batalla que ninguno sabía pelear... pero que los dos ya estaban perdiendo...

Entre curvas y secretos Onde histórias criam vida. Descubra agora