Unbroken loop?

08 || HYDRA

Mi mente estaba, según yo, más clara que cuando desperté, cuando me di cuenta que terminé Dios sabe dónde, es que descubrí que mi mente estaba lejos de estar clara.

Mis manos llenas de sangre fresca eran prueba de que jamás volverían a estar limpias, no había vuelta atrás para mí. «Podrías matar a tu hermano en tu condición actual» era lo que las voces de mi cabeza me decían y también los hombres uniformados, «necesitas dejar de ser un peligro para él y para todos» me dijeron. Tenían razón, por eso acepté quedarme en esa base, acepté que hicieran lo que fuera para arreglar mi mente. Alice Stark no hubiera sido tan estúpida, era una mujer inteligente, no habría caído en manos de HYDRA con tanta facilidad, no se habría dejado manipular así... La idea de volver con Howard, con Bucky, con Peggy, con Steve, todo sin dañarlos me hizo vulnerable, me hizo idiota. Alice Stak había muerto, no estoy segura si cuando su corazón se paró, si cuando casi mata a su hermano, si cuando fue tan idiota de dejarse vaciar la cabeza... No sé cuándo fue que murió, pero esa persona quedó enterrada en mi mente y en una tumba vacía bajo metros de tierra.

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1948

Winter Soldier

Caminé hasta una biblioteca junto al agente ruso, nos paramos en la puerta, dentro había una joven leyendo un libro. Contaba tres cadáveres a la vista en el suelo.

—El sujeto Delta(Δ)-01...

—Alexandra —corrigió ella mientras pasaba la página del libro.

—La señorita Alexandra —corrigió el agente acercándose más a mí, buscando seguramente algún tipo de protección—, será tu misión, serás su nuevo entrenador, ya que necesita uno nuevo que se adecue a sus habilidades.

—No tengo nada más para aprender —respondió en un impecable ruso mientras cerraba el libro—. Y estoy harta —aclaró levantándose—. Quiero un cuarto de verdad, comida que no parezca basura, algo para entretenerme... —enlistó mientras se acercaba.

—Soldado, entre sus órdenes está mantener al personal a salvo de ella —aclaró el hombre dando un paso hacia atrás. Su voz temblaba.

—Apártate —ella me ordenó cuando interrumpí su paso. Medía mucho menos que yo, así que tenía que levantar la cabeza para mirarme.

No respondí, tampoco me moví.

Intentó empujarme, pero sostuve sus muñecas antes de que llegara a hacerlo. Tuve que ejercer más fuerza de la que esperaba, mejor dicho, tuve que usar toda mi fuerza para empujarla al suelo.

Se levantó e intentó golpearme. La detuve. Hubo al menos siete intentos fallidos.

—Tienes mucho que aprender todavía —habló el agente—. Desde hoy Winter Soldier será tu entrenador, y hasta que vuelvas a tus buenos hábitos también será tu carcelero.

—Bien —dijo mirándome fijamente, luego lo miró a él—. No voy a ceder con mis exigencias.

—Los científicos te darán los documentos necesarios para que completes tu misión satisfactoriamente —avisó dando otros pasos atrás, como si el valor de hace unos segundos hubiera flaqueado.

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La había llevado a su habitación y, después de unos cinco intentos fallidos de someterme, Alexandra se sentó a mirarme con odio mientras me dedicaba a leer sus archivos, en algún momento sacó la lengua.