Bucky y Lexie parecían atrapados en un bucle irrompible: encontrarse, enamorarse y que se les parta el corazón. ¿Cuántas veces iban fallando? ¿Esta última vez sería diferente?
Luego de una emboscada por parte de la estúpida y traidora de Valentina, terminé aquí, atada junto a Yelena, Alexei, Jhon y Ava, con Bucky al mando sin prestarnos atención.
—Mira, congresista —dije despectivamente—, no seas idiota y escúchanos. —Había evitado, hasta el momento, hablarle, pero es que es tan terco que si no lo hago entrar en razón seguirá con su tonto asunto de «arreglar las cosas en la corte».
—¿Cómo hiciste eso? —preguntó Yelena mirándome.
—¿Hacer qué?
—Que parezca prestarte atención —explicó Ava.
—Ya nos conocíamos —aclaré apartando la mirada, una muy larga historia que no quería recordar—. Volviendo al tema, te juro que lo de Bob es real —dije mirando fijamente a Bucky, casi desafiándolo a que me ignore, si llegaba a hacerlo iba a matarlo.
—Si hipotéticamente les creyera...
—Ok, no, eso de conocerse, ¿qué tanto? —interrumpió Yelena—. ¡No jodas! ¡¿Ustedes salieron?! —chilló al darse cuenta.
—Volviendo a lo de Bob —repetí entre dientes—. Él está en peligro, Valentina lo capturó y el proyecto Sentry...
—Así que ese tal Bob te interesa bastante —me interrumpió.
—Oh, el Señor Soldado está celoso —agregó Alexei. Y concuerdo con él. Sé cuando está celoso, pero no me interesa. O, bueno, no quiero que me interese, él y yo estamos destinados al fracaso.
—Esto debe ser una puta broma —masculló Jhon. Es lo mismo que justamente yo pensaba.
Entonces, una llamada en el celular de Bucky nos interrumpió. ¿Buena o mala suerte? No lo sé.
—¿Sí? —Respondió casi de mala gana—. ¿Qué sucede? —Cambió su tono drásticamente, mucho más amable. Lo odio. Alexei me miró y sonrió, si dice que estoy celosa también le voy a cortar la garganta—. ¿Proyecto Sentry? ¿De qué sujeto me hablas? ¿Bob?
—¡Bob! —reafirmaron en coro Ava, Yelena y Jhon.
Alexei me seguía mirando. Viejo estúpido. Estoy celosa y ¿qué? Sí, sé que no debería estarlo, hace segundos dije que lo nuestro estaba condenado al fracaso así que debería ignorar su presencia y no importarme nada. Sorpresa. De todas las veces que dije eso, jamás pude superarlo y él tampoco.
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