Bucky y Lexie parecían atrapados en un bucle irrompible: encontrarse, enamorarse y que se les parta el corazón. ¿Cuántas veces iban fallando? ¿Esta última vez sería diferente?
«—¿Sabes por qué Hydra fue mi mejor época? Porque las fallas que me volvían inútil hicieron que tú me cuidaras, porque aún cuando era una quimera inservible me diste un propósito, me hiciste útil, y principalmente porque me enseñaste lo que era amar y ser amada cuando estaba sola en la oscuridad.
—La oscuridad parecía un hogar cuando estabas a mi lado —admitió Bucky.»
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1945
Alice Stark
Iba a morir. Lo sabía. No quería aceptarlo como tal, pero sabía que, quiera o no, iba a suceder.
No me molestaba que me saquen sangre constantemente, tampoco que me inyecten con distintos medicamentos, porque eso significaba que, quizás, había alguna pequeña oportunidad de que la vida me concediera más tiempo.
Todo me dolía. No había parte de mi cuerpo en la que no sintiera que me despedazaban por dentro.
Por un tiempo, odiaba la idea de intentar comer, era un sin sentido hacerlo si vomitaba todo. Ahora, que me alimentan por lo que es una intubación básicamente, extraño la comida de verdad.
En lo que soy capaz de pensar una mínima idea, ha pasado más de una semana. Es que ya no sé si queda algo de mí.
Quiero a Bucky cerca.
¿Por qué insistí en que se vaya?
Ah, sí.
Quizás para evitar que sufra como mi hermano lo hace cuando está a mi lado.
No sé qué sería peor, ver por última vez su rostro en lágrimas o no poder verlo antes de morir.
Mi corazón dejó de latir.
—¿Qué está pasando? —me pregunté a mí misma cuando vi mi cuerpo en la cama mientras yo estaba parada. El dolor se había ido.
—Tu tiempo en la tierra se acabó —me respondió alguien a mis espaldas.
—¿Estoy muerta? —dije al ver lo que consideré ser la Muerte, no encontraba otro tipo de posibilidad de que sea alguien más.
—Vamos —dijo ofreciéndome su mano.
Miré por última vez a Howard, desesperado por hacer algo más, enloquecido tomando un vial y una jeringa... Ya no tenía sentido que siguiera con eso.
—Espero no sufras más —le dije a mi hermano aunque no podía escucharme.
Me giré, puse mi mano sobre la de la Muerte y comencé a caminar a su lado hasta que se detuvo, se giró y me soltó.