Capitulo 32

33.2K 1.7K 2.1K
                                    

Julian oyó como Kei salió unos segundos de la habitación y daba unas instrucciones antes de volver a entrar y cerrar la puerta despacio, moviéndose como si Julian no estuviera... y era exactamente así como se sentía, como si en realidad no estuviera allí, como si fuera completamente invisible para los ojos de Kei.

            Apretó con fuerza los puños sobre sus muslos, unos instantes, antes de buscar todo el valor que pudo encontrar y reunir, y se levantó despacio, girándose para enfrentar la mirada helada de Kei.

            El chico rubio no lo miraba, parecía abstraído con todo y con nada, parecía encontrarse a kilómetros de distancia de allí. ¿Estaría recordando todo lo que había sufrido allí, en Rusia? Julian se mordió el labio, con fuerza, hasta que saboreó el amargo sabor de la sangre y dejó de presionar.

            —Es mi culpa —comenzó en un hilo de voz.

            Kei ladeó la cabeza para mirarle. Estaba irritado.

            —No estoy de humor para seguir soportando tus...

            — ¡No! —le interrumpió Julian, sudando, incapaz de seguir mirándole a la cara. Respiraba agitado y tenía miedo—. No... Dijiste... has dicho... —se humedeció los labios, nervioso—, ¿qué te molesta de mí?

            Julian esperó asustado a oír la voz de Kei pero éste no pareció dispuesto a reducir el tiempo de tortura, demorándose lo suficiente para conseguir que el corazón de Julian diera un vuelco al oírlo hablar finalmente.

            —Acabaría antes si enumerara lo que me gusta de ti... no... —y se permitió reír—, sería bastante trabajoso tratar de encontrar algo que me gustase de ti.

            Julian se llevó una mano al pecho y se dobló ligeramente para aliviar el dolor del pecho.

            — ¿Por qué? —murmuró— Es porque no soy fuerte como Oshi y los demás, ¿verdad? Soy débil, torpe y sólo te meto en problemas. Tampoco fui capaz de matar... y...

            —No.

            — ¿Eh?

            Julian levantó la cabeza. Kei lo miraba con una expresión indescifrable.

            — ¿Te consideras una persona normal?

            — ¿Qué?

            —Te tengo dicho que no pienses. Un cerebro como el tuyo, por mucho que lo estires no da más de sí.

            Julian enrojeció y apartó la cabeza.

            —Supongo que también soy tonto —murmuró— Pero si me dejas, si... quizás pueda intentar cambiar... sí... — ¿Podía decirle que estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por conseguir su amor, por que lo aceptase?

            — ¿Cambiar? Y dime... idiota... ¿en qué estás pensando cambiar?

            — Yo...

            Kei parecía estar furioso y Julian tuvo que controlarse para no retroceder.

            — ¿Quieres que te enseñe a disparar? ¿Es eso?

            Julian dio un respingo y recordó el contacto frío del arma cuando la había tenido en la mano. No había sentido ninguna sensación de poder ni superioridad y tampoco se había visto capaz de disparar, pero se obligó a asentir con la cabeza.

Cuando habla el corazón (chico x chico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora