Capitulo 9

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El domingo en la mañana mi hijo salió con su padre, idea de Fernando, Feña acepto simplemente porque le dije que por  lo menos lo conociera. Fueron las 4 horas más largas de mi vida.

—Ya llegue—dijo mi hijo desde la puerta y salí a recibirlo más rápido de lo que creí posible, me abrazo.

—¿Cómo estuvo?—le pregunte.

—Bien—dijo simplemente.

De nuevo sentí ese olor a perfume, demasiado fuerte.

—Hola Sam—dijo Fernando a mi lado, me tensé.

—Hola—murmure— no me llames Sam—pedí, me recordaba a cuando era una loca adolecente.

—Mamá, ¿puedo ir donde Marcia un rato?—pregunto Feña.

—Claro—murmure y lo oí alejarse, se despidió rápidamente de su padre.

Suspire.

—¿Quieres un café?—le pregunte.

—Sí, gracias.

Llegamos a la cocina y lo preparé.

—Y cómo te ha ido—preguntó—Fernando me conto que eres escritora.

—Así es—le serví y me senté frente a él.

—Recuerdo que te gustaban esas cosas.

—No escribía mucho antes—recordé—y tú, ¿qué haces?

—No mucho—dijo—ahora estoy organizando un negocio con unos amigos.

—Ya veo.

Pasamos unos minutos en silencio.

—Has pensado en lo que te dije—arrugué mi frente.

—¿Qué cosa?

—De intentarlo—mantuve mi expresión al notar algo en su voz, cierta molestia—Sam podemos ser una familia—ahí estaba, otra vez Sam.

—No somos una familia—dije, me cruce de brazos—acepto que tienes el derecho de ver a mi…nuestro hijo, pero eso no significa nada entre nosotros.

—¿Es por el policía?—pregunto sorprendiéndome.

—No es asunto tuyo.

—Lo es si tienes sexo con él en el comedor, donde cualquiera los puede ver—mi boca se abrió incrédula, sentí mi rostro sonrojarse.

—Tu…tu…

—Si lo vi, sí—dijo con tono aburrido—no te avergüenza, follar como si nada en un lugar así, que hubiera pasado si mi hijo te ve.

Ahora mi rostro se sonrojo de ira.

—No es asunto tuyo lo que haga o deje de hacer—apreté mis puños bajo la mesa—y si mi hijo me hubiera visto le hubiera explicado lo que hacía.

Él soltó un bufido.

—Creo que es mejor que te vayas—le dije.

—Sam, Sam—dijo y suspiro—puedo pasar por alto tu aventura con el policía—abrí mi boca, él se puso de pie—sé que aun sientes algo por mí, lo que tuvimos hecho raíces cariño, no se puede olvidar esto tan fácil.

—Lárgate de mi casa—casi gruñí, me puse de pie.

—Segura—pregunto, cruce mis brazos.

—Nunca voy a regresar contigo y olvídate de volver a ver a mi hijo, no sé cómo fue capaz de permitirlo—dije negando—sigues siendo el mismo…

De repente él se arrojó contra mí llevándome contra la pared, me aprisiono con su cuerpo, aplastándome, casi no dejándome respirar, cuando se alejó voltee mi rostro lo más lejos de él.

—Lo voy a decir una vez—hablo, aburrido, como si todo esto no fuera nada—vas a dejar de ver al policía, le vas a decir a nuestro hijo que nosotros tres vamos a formar una linda familia, entiendes.

—Estás loco—jadee.

—Mal, mal—murmuro, su mano apareció en  mi cuello y apretó, intente alejarlo de  mi pero era más fuerte y solo me estrelló contra la muralla, jadee—no me hagas hacerte daño, cariño—su otra mano se arrastró por mi pecho—aun eres hermosa y no quiero cambiar esto—apretó mi garganta aún más, ya no podía respirar—sabes cómo me sorprendió el ver una fotografía tuya en el periódico, el ver a mi hijo a tu lado—intente respirar—te daré otra oportunidad, cuando regrese quiero que mi familia me reciba como es debido, entiendes—jadee y aumento la prisión, ahora estaba segura que si no me rompía el cuello por lo menos dejaría marcas—sí, creo que entiendes.

Con eso me libero y caí al suelo, se agacho delante de mí porque lo oí decir muy cerca de mi rostro.

—No quiero hacerte daño—murmuro, suspiro y se alejó—nos vemos pronto.

Lo oí salir de la cocina y la puerta de la calle abrirse y cerrarse. Estuve esperando varios minutos a que regresara, que decidiera que su mensaje no había quedado lo suficientemente claro, como no fue así me derrumbe, lagrimas comenzaron a caer por mis rostro y mi cuerpo tembló descontroladamente mientras sollozaba.

—Por Dios—gemí mientras lloraba. ¿Qué voy a hacer? ¿Cómo voy a sacar a Fernando de mi vida? tenía que alejarlo de mi hijo.

Aun dentro de la OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora