Capitulo 5

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Estaba en la cocina de mi casa, tensa, nerviosa, con Fernando sentado frente a mi, ninguno decía nada, yo no quería decir nada y al parecer él tampoco.

—Tienes una linda casa—dijo luego de un rato.

—Si—murmuré.

—Fernando está en la escuela—asentí—eso es bueno.

Otra vez el silencio.

—¿Qué quieres?—pregunte cansada.

—Lo siento—dijo él—lo que hice, pero… tuve miedo.

—Miedo.

—Sí, era demasiado para mí—apreté mi mandíbula—solo tenía 19, era un crio que no sabía hacer nada.

—Claro, yo si sabía lo que hacía—negué molesta—¿Qué haces aquí? ¿Por qué…

—Quiero pedirte perdón Samanta—suspiré.

—No quiero que…

—Tienes que darme una oportunidad—dijo él rápidamente, oí la silla moverse y él llego a mi lado, tomó mis manos—déjame enmendar todo lo que hice.

—Enmendar, crees que puedes venir después de 9 años y hablar de esto como si no fuera nada.

No es así—apretó mi mano entre las suyas, quise que me soltara pero no lo hizo—he pensado en ti y mi hijo desde que me fui.

Me puse de pie y me aleje de él, suspiro.

—Lamento lo que te paso—dijo, no le respondí—lo supe por un amigo semanas después—me tense.

—Supiste que quede ciega semanas después y ahora te presentas—no podía creer esto—creo que debes irte.

—Samanta—dijo él.

—Que, que vas a decirme—solo quería que se fuera.

—Quiero una oportunidad—me tomó de mis hombros—para ambos, para formar una familia, tú, yo y nuestro hijo.

—Es mi hijo—di un paso atrás pero me detuvo.

—Nuestro hijo, no lo olvides—enterró sus dedos en mi piel, no me queje, no quería verme débil frente a él.

—Vete—dije.

—Lo hare, por ahora, pero piensa en lo que te dije—me soltó, pensé que se alejaría pero tomó mi rostro y me inclino hacia arriba—no olvides que yo soy su padre y tengo más derecho que cualquiera sobre él—como si nada me atrajo hacia él, aplastando su boca sobre la mía con fuerza, luego me soltó y se alejó—voy a regresar por lo que es mío.

Lo oí salir de mi casa pero no pude moverme, cuando reaccione note que mi cuerpo temblaba levemente, no sabía si por la rabia, el asco o el miedo, o quizás una suma de las tres cosas. Voy a regresar por lo que es mío, eso me sonó más a una amenaza.

Me abrace a mí misma, tenía que hacer algo, no quería que de nuevo alguien me amenazara con quitarme a mi hijo, no lo iba a poder soportar.

Aun dentro de la OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora