Capitulo 8•

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Un pequeño inciso: los capítulos marcados con el punto en el titulo, son desde el punto de vista de James. Solo por aclarar :3

Aquello era algo que no me esperaba.

-Bueno, entonces no insistiré... -digo algo alicaído.
-Oye, James... No es que no quiera, o que no me parezcas atractivo, pero ya te dije que Año Nuevo fue un error. Estábamos borrachos, y tal... -dijo bajando cada vez más la voz.
-No te preocupes, Ruben. -le agarro el mentón y le levanto la mirada.- No voy a tratar de que sientas lo que yo.

»Pero hoy, hoy permitete palpitarte en mi oreja.
Atroname el oido con tu descompas nervioso.
Voy a regocijarme en la victoria mas rastrera de mi atributo más odioso. Cuentale a mi pelo en susurros que no me quieres decir nada.
Y mañana huye de mi cama. Pero hoy, hoy permite me olvidar de ti en ti.
Procura ser todo ojos, que yo seré todo manos sobre tu piel.

Me acerqué a él y dejé un beso tan suave en sus labios que apenas pareció un roce. Un segundo, fue en la mejilla, cortés y con cariño. Y un tercero, en la frente, con toda la ternura que era capaz de demostrarle con un gesto tan pequeño.

Despues me aparté, y le miré a los ojos, sin decir nada más. El otro, me miró también, y nado hacia el borde, saliendo de la piscina.

Salió por la puerta de la piscina en vez de la del bar, y ese día no lo vi de nuevo. Después de maldecir durante lo que parecieron horas, salí de la piscina y fui a secarme. Salí del bar con más prisa que otra cosa, y fui a por mi coche.

Dos días después, estaba encerrado en mi dormitorio, tumbado en la cama. Puede que con depresión, o algo peor.

Suena la puerta, y me tapo la cara.

-Leave me alone!
-James, it's me. -era mi hermanita.
-It's open.

Se abre la puerta y luego siento un bote en la cama.

-¿Estás bien?
-Si, creo.
-No lo estás. No has bajado a desayunar, ni a comer. Y con lo que comes tu, no me lo creo.

No puedo evitar reír un poco, y me destapo la cara. Mi falta de sueño era notable.

-Dios, pareces una marmota, con esas ojeras.
-¿Me has traído algo? -digo levantando una ceja.
-Si. -sale un momento del dormitorio y me trae un plato con una montaña de crêpes con chocolate y una taza de café.
-Eres la mejor, hermanita. -le doy un beso en la frente y le doy un sorbo al café. Al menos me despejaría.
-Hoy voy a jugar a casa de Malwi, así que tienes que llevarme.
-Ya decía yo que era raro que lo hicieses por voluntad propia. -le digo apuntándole con la crêpe.
Se encoje de hombros y sonríe.

-Hay que saber priorizar tus objetivos. Y tener en cuenta que hay que hacer cosas que no quieres para consegurlos.

Mi hermana podía parecer una niña dulce y tierna, pero tenia un coeficiente de 154.

-A veces me das miedo.
-Ea. -dice con una sonrisilla. - Que sepas que aún así, puedes contarme lo que pasa. Tengo 12 años, pero comprendo las relaciones interpersonales.
-No seas listilla, ayudame a terminar esto. -agarro otra crêpe y la muerdo.- Estás no son como las de mama. -termino la frase con un sorbo de café.
-No, las ha traido el chico que vino con la que organizó mi cumpleaños.

Toso y la miro con los ojos abiertos.

-¿Ruben?
-Si, supongo que él. Decía que era un agradecimiento por lo del otro día, pero no dijo el que.

Sonrío silencioso y muerdo la crêpe.

-Bueno, en ese caso, tengo que decirle que hace unas crepes buenísimas.
-Su madre es pastelera. Es normal que sepa hacer dulces.

Agarro el teléfono y lo busco, para mandarle un mensaje.

J- Hey Ruben! Mi hermana me ha dado las crepes. Muy buenas, por cierto.

Cuando lo envio, lo dejo a un lado y nos terminamos todo entre los dos.

-Dios, voy a reventar.
-Pues no lo hagas aún, que tienes que llevarme a casa de Malwi.
-Vale, vale.
-Así que ya estas levantándote y duchándote.

Sale de la habitación con el plato y la taza y yo voy al baño a ducharme. Dejo el móvil en el lavabo y pongo el mp3 en la radio para oír música mientras me ducho. En esas oigo una vibración, y agarro el teléfono.

Ojos Azules- De nada. Me lo pasé muy bien el otro día contigo, y bueno....
J- ¿Bueno...que?
O.A.- El beso....
J- Dije que no sucedería de nuevo si no querías.

No contestó más, así que deduje que no quería hablar más y me metí en la ducha.

Oigo unos aporreos en la puerta.

-¡James! ¡Date prisa, tortuga!
-Ya voy, ya voy. -digo cerrando el agua.

You're RightOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz