Ella. [parte 1]

CAPÍTULO 18.

Me desperté rodeada por su cuerpodesnudo, más bonito de lo que me podría haber llegado a imaginar. Ella sedespertó instantes después, y me sonrió como la primera vez que lo hizo,tímidamente, casi sin mostrar la sonrisa, pero marcando que estaba sonriendo.

- No tengo ganas de desayunaralgo que no seas tú.- Le hice cosquillas y justo después de parar de escucharlareir, le mordí suavemente por todo el cuerpo. Llegué a su entrepierna y ellasuspiro, pero sonaba a un suspiro de placer. Mi lengua hacía movimientos parahacerla disfrutar, mientras ella me agarraba con una mano la mía y con la otrame agarraba la cabeza.

No paraba de estremecerse una yotra vez, moverse y apretarme la mano, hasta que llegó el punto en el qué fuilo más rápido posible y ella gritó, como anoche o incluso más, me encantabaescucharla. Ella hizo lo mismo y al terminar la besé, sin importarnos nada.

Desayunamos un croissant cada una,lo cogía con delicadeza, y lo arrancaba aparentando querer ver cada partículaque se separaba. Estuvimos echadas en el sofá tan cómodo, acariciándonos ynotando las respiraciones de ambas, hasta quedarnos dormidas la una en la otra.

Ella me despertó besándome en lafrente lentamente. Me acurruqué en mi misma y ella se levantó, quince minutosdespués estaba con un vestido negro pegado y arreglada, parecía haber estadouna hora para haber preparado todo ello, llevaba el pelo a un lado puesto con ganchos.No me cansaba nunca de mirarla, pero era algo diferente esta vez. Se sentó a milado, y puso algo en la mesa de madera de enfrente parecido a un papel.

Era un papel de un restauranteque aparentaba ser increíblemente caro, y no era el de su familia. Me levanté yme puse lo más elegante que había llevado, un mono negro algo olgado, me recogíel pelo en un moño bien hecho y me maquillé. Salimos de allí y después de mediahora llegamos a un edificio increíblemente alto en algún sitio que desconocía.

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