T R E C E

267 32 93
                                        

Entorné los ojos mientras cruzaba el umbral de la puerta principal de la casa blanca, sabía que había dicho que no iría, pero el cargo de conciencia no me dejaba, «Vienes solo a asegurarte de que todo esté en orden para Jessy, luego te irás» me di...

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Entorné los ojos mientras cruzaba el umbral de la puerta principal de la casa blanca, sabía que había dicho que no iría, pero el cargo de conciencia no me dejaba, «Vienes solo a asegurarte de que todo esté en orden para Jessy, luego te irás» me dije esa mañana, antes de salir de casa.

Estaba confiado en que ese día y en aquel lugar iba a ser imposible estar a solas con el jefe de los Terroremorte, entonces no tenía nada que temer. «Que vil mentira» me dije en seguida.

Había muchas personas moviéndose por todos lados, faltaban 6 horas aún para que comenzaran a llegar los invitados.

—Maestro, dichosos mis oídos de escuchar sus bromas —soltó Tito, acercándose a mi—. Incluso puede revisar en mi libreta —la sacó para enseñármela—. Lea conmigo, "El profesor dijo que no vendría". Al parecer volví a cometer un error al escribir.

Entorné los ojos, decidí respirar y contagiarme de su alegría.

—Puede revisar en su libreta, y releer mejor donde dice "cambio de ropa" —dije, levantando una ceja—. ¿Por qué sigue vestido así? Se los expliqué.

Volví a escanearlo, vestía un traje negro completo, incluso, para darle más elegancia, estaba usando una corbata.

—Si lo haré, tranquilo, ¿por qué no viene a aprobar lo que preparamos primero?

Pasé por la sala, dejé mi maletín, la bolsa de regalo y mi cárdigan gris. Había decidido vestir un pantalón negro con una camisa blanca Mao, confiado de que era más casual.

—Por cierto, ¿por qué los de seguridad me dejaron pasar si se supone que no iba a venir? —pregunté, siguiendo su camino—. ¿No me diga que cambiaron de oficio?

Tito se reía, ignorando mi pregunta en primera instancia.

—Profesor, usted era el único que creía que no vendría —comentó.

Pasamos por la cocina, 5 pares de manos trabajaban montando bandejas y preparando cosas, me extrañó no ver a Nana, pero me propuse preguntar después de ver lo que me iba a mostrar el hombre de negro.

—¿Qué opina? —me preguntó cuando estuvimos en el patio de la casa.

Observé los adornos, los globos, las mesas y los stands de comidas, había un pequeño escenario, 2 parrillas, un puesto para pintar caras, 2 juegos inflables, una saltarina, una piscina con pelotas y unas mesas largas con dulces y vasos encima. Habían puestos parlantes por todos lados.

—¿Y los fuegos artificiales? —pregunté, con sarcasmo.

—Cuando se termine de cantar el cumpleaños feliz —contestó, muy concentrado mirando alrededor.

—¿Es en serio? —cuestioné, pensando que no eran capaces de más—. ¿Tito, donde está su jefe? No pueden hacer eso, esto ya es mucho.

—A ver profesor, usted nos lo dijo —se justificó.

But With YouWhere stories live. Discover now