Capítulo 24: Eres mía.

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#Pov___

— ¿Sabías que te amo con toda el alma?-Pregunto pasando su nariz por mi cabello.

—Ahora lo sé-le sonreí. Justin soltó una risita mientras se acomodaba entre mis pechos, como si fueran una clase almohada.

—No quiero que me dejes nunca-susurro pegándose más contra mí.

—No podría alejarme de ti nunca.

—Ni yo de ti-me sonrió tímido. Me miro a los ojos y sentí mi estómago cosquillear. –Jamás podría dejarte...Hay algo en ti que me resulta adictivo...Quizás sea tu sonrisa-paso sus dedos sobre mis labios-o tu mirada... o tus labios... o todo junto.

Sonreí mientras él se acercaba plantando un beso en mis labios. Justo en ese momento me sentía la persona más feliz sobre la faz de la tierra. Lo mejor de la vida es cuando estas con la persona que más quieres; Y justo por un instante tus problemas se desvanecen.

—Quiero estar contigo a pesar de las peleas, llantos, risas, enojos, besos y celos... pero siempre juntos.

—Siempre vamos a estar juntos-le respondí besándolo dulcemente.

**

Una luz en mis ojos me hizo despertar. El sol estaba saliendo. Estire mis músculos que ahora se encontraban adoloridos. Una punzada entre mis muslos me hizo gemir por lo bajo. Girando mi cabeza me encontré con su rostro. Su cabello revuelto. Su boca pequeña, hinchada levemente. Mi corazón salto de alegría al recordar lo que habíamos hecho...

Lo mire por unos cuantos minutos, pensó... ¿Cómo este hombre hermoso puede estar con alguien como yo? Agite la cabeza desasiéndome de esos pensamientos y decidí bajar a prepararle el desayuno a Justin, seguro estaría hambriento al despertar. Coloque mi pijama de nuevo y baje cerrando la puerta despacio.

—Niña, que hace despierta tan temprano. –La voz de Adriana me sobresalto. Joder. Ni si quiera recordaba que ella llegaba temprano para preparar la comida del día.

—Buenos días Adri-salude sonriendo-solo vine a hacer algo para desayunar.

Ella me miro dudosa.

—Bueno. Igualmente la comida para más tarde está preparada. Ahora iré al súper a comprar algunas cosas de la limpieza que hacen falta en la casa ¿Quiere que le traiga algo?

—Mmm... no Adri. Gracias, por ahora estoy bien.

—De acuerdo niña, ahora me voy que se me hace tardísimo-hablo apresurada mientras cogía un bolso para las compras.-Si necesita algo me llama.

—De acuerdo Adri, gracias-susurre cuando ella salió de la casa.

**

Treinta minutos después los panques con chispas de chocolate estaban listos. Dos vasos de leche y dos de jugo de naranja reposaban a un lado. Dos platos con huevo y tocino se encontraban también. Sonreí por mi obra maestra y subí rápidamente.

Abrí la puerta ligeramente. Justin se encontraba sentado en la orilla de la cama. Eche un vistazo y lo mire olisqueando algo. Fruncí el ceño. Abrí un poco más la puerta cuando el alejo de su nariz la prenda. ¡JODIDO CERDO! Estaba olisqueando mis bragas. Mis mejillas se calentaron y moví la cabeza mientras bufaba.

Abrí la puerta más ruidosamente para que el notara que ya no estaba solo. Justin salto en su lugar bajando la prenda hasta un lado.

—Buenos días.-hable ruidosamente. –te he traído el desayuno.

Justin me miro y sus ojos brillaron intensamente. Jamás había visto esa mirada en su rostro. El me miraba como si fuera la cosa más hermosa que el pudiera haber visto. Sonreí tímida y puse la bandeja a un lado.

—Buenos días, bonita.-Hablo mientras me sentaba a un lado de él. Justin cogió mi cara entre sus manos. Estampando nuestras bocas comenzó a chupar mis labios pidiendo entrada. Inmediatamente abrí mis labios gustosa, disfrutando del sabor de él. —¿Cómo has amanecido princesa?

—De maravilla-sonreí-¿Y tú?

—Más que de maravilla....anoche...anoche fue perfecto para mi.-sonrió tímidamente. Y yo solo quería comérmelo a besos.

—También lo fue para mí-le sonreí abiertamente-aunque ug- bufe y pude sentir a Justin tensarse levemente. –me duele jodidamente entre las piernas.

Justin se relajó notablemente y ahora una sonrisa tiraba de sus labios.

—Así que... te he jodido bien, eh? Te la he metido duro-Abrí mi boca en una perfecta 'O'. ¿Qué rayos?

—Joder ¡Justin! ¿Desde cuándo te volviste tan sínico?

—Desde que estuve dentro de ti, cariño.

— ¡Justin! Joder, eres un guarro.-Justin carcajeo mientras me abrazaba y besaba mi rostro.

—Vamos, ahora estoy autorizado a decirte comentarios cachondos, es decir. Eres mía...

Mi estómago se contrajo al escucharlo decir aquellas palabras...

— ¿Y tú? ¿Tú eres mío?

—Solo si tú me quieres tener...-sonrió mientras apartaba un mechón de cabello de mi rostro.

—Soy tuya, si tú eres mío...

—He sido tuyo desde la primera vez que te vi...

Mi corazón latió tan fuerte que en ese momento lo supe... supe que cuando la vida te presenta a la persona correcta, no lo sabes, lo sientes...

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