CAPITULO 38
Cuenta Lali
Me abalancé sobre mi cama a llorar nuevamente. Esto es una mierda.
¡El amor es una mierda!
Escuché un auto estacionarse al frente de mi casa. Observé por la ventana de mi habitación y ahí estaba el auto de mi chico. Peter bajó del auto y comenzó a caminar hacia la entrada. Rápidamente cerré la puerta de mi pieza con seguro. Llámenme inmadura o infantil si quiere. Aunque preferiría que no lo hiciera, pero llámenme como quieran, no voy a dejarlo pasar.
Me abalancé sobre mi cama nuevamente e intenté contener mis sollozos, pero me era imposible.
Alguien tocó la puerta y yo sabía quien estaba detrás de ella.
Peter:Lali, por favor muñeca abrime la puerta, necesito hablar con vos
Lali:Te podes ir a freír espárragos si pensas que te abriré –lo escuché reír–
¡Sé estaba riendo! ¡Mientras yo lloraba, el muy idiota sé estaba riendo!
Peter:Sí me abrís, vamos a robar papas fritas –sonreí ante su propuesta, pero rápidamente recordé la foto y las lágrimas salieron de mis ojos–
Lali:Andate con Putini
Peter:¿Te referís a Tini? –preguntó riendo–
Lali:Si, y se llama Martina –rió–
Peter:¿Qué tiene que ver Martina con esto? –preguntó haciendo burla en el nombre de ella–
Lali:Eso te pregunto yo –sequé mis lágrimas. Ya no estaba triste, estaba enojada–
Enojada de ser tan tarada. Enojada con él y con la zorra de Martina.
Peter:Lali, abrime la puerta y contame que mierda te pasa
Al parecer él también estaba enojado.
Lali:Lo que pasa maldito idiota, es que te besaste con el maldito spaguetti con patas
Hubo un silencio profundo en el que no lo escuché. Pasaron varios minutos y supuse que se había ido ya que no habló más. Pero me di cuenta que estaba equivocada al sentir sus brazos rodear mi cintura.
Había entrado por la ventana.
Lali:Soltame –me aparté bruscamente y Peter me miraba confundido– ¡Confíe en vos! Confíe en vos y me fallaste cómo todos los demás –mi voz se cortó al pronunciar las últimas palabras–
Peter:Preciosa, no sé de qué me hablas
Lali:¿No sabes? –solté una carcajada– ¡Sos un imbécil! –me miraba más confundido que antes– Oh vamos Pedro, ¡No me mires con esa cara de huérfano! Sabes de lo que te hablo
Peter: ¡No sé de qué mierda me hablas Mariana!
Lali:¡De esto! –tomé mi celular y le mostré la imagen–
Me arrebató el celular, observó la foto detenidamente y luego comenzó a reír.
¡Te mataré maldito hijo de...! ¡¿Cómo se atreve a reírse?!
Lali:¿Te divierte verme así? –pregunté con la voz cortada y con lágrimas en los ojos–
¡¿Por qué mierda era tan débil?!
Rápidamente se puso serio.
Peter:No preciosa, no quiero que llores, no me gusta verte llorar –se acercó a mi, y con su pulgar secó una lágrima que se escapó de mi ojo–