CAPITULO 32
Cuenta Lali
Un momento... ¿Peter Lanzani? No, esto debía de ser un sueño... ¡Peter Lanzani dijo que me quería! Dios mío, creo que voy a desmayarse.
Lali:Yo... Yo... –tartamudeé– También te quiero
¡Estaba en shock!
Lali, tenes que aprender a cerrar la boca –dijo esa voz de mi cabeza que no se iba nunca–
Peter sonrió, mostrando todos sus perfectos dientes.
Peter:Ahora si puedo morir en paz –dijo y solté una carcajada–
Aún mis manos estaban alrededor de su cuello y sus manos en mi cintura. Me dio un beso en la frente y cerré los ojos ante su contacto.
Peter:Sos preciosa –dijo mientras me miraba a los ojos y sonreí–
Lali:Y vos no sos tan tarado como pensaba
¡Lali! Sos una arruina momentos –dijo mi subconsciente–
Peter:-soltó una carcajada– Te dije que podía cambiar –dijo mirandome a los ojos y le sonreí–
Lali:Debo irme –dije mientras le daba un beso en la mejilla y bajaba del auto–
Peter:Buenas noches muñeca
Lali:Buenas noches –respondí–
***
¡Maldito despertador! Lo tomé entre mis manos y lo arrojé contra la pared, provocando que se rompiera en pedazos. Sonreí por eso y escuché los pasos de mi madre.
Majo:¿Qué fue...
Se quedó mirando sorprendida el despertador hecho pedazos en el suelo.
Majo:¡Lali! –me levanté de la cama y me dirigí al baño. No estaba para discusiones–
Salí del baño, envuelta en una toalla y elegí mi ropa del armario. Hoy estaba de humor, así que elegí un vestido. Me coloqué mis pulseras anchas, paras tapar mis marcas.
Los recuerdos de anoche me vinieron de golpe y no pude evitar sonreír. Pero estaba asustada. Esto era muy bonito para ser real.
No seas negativa Lali –me aconsejaba esa vocesita de mi cabeza, la cual aveces tenía razón–
Lali:Buen día –dije alegremente mientras bajaba a la cocina y mi madre me miraba extrañada–
Majo:¿Y a vos que bicho te picó? –preguntó divertida–
El bicho del amor...
Vos callate –le respondí a mi voz de la cabeza–
***
Xxx:¡Vos me estás jodiendo! ¿Posta? –gritó Euge emocionada–
Cande:¡Boluda, esto es de novela! –gritó igual de emocionada que Euge–
Estábamos en la hora del almuerzo, sentadas en el patio del colegio debajo de un árbol, y les estaba contando a las chicas lo sucedido de la noche anterior.
Lali:Yo tampoco puedo creerlo –dije sonrojada–
Euge:¿En serio robó papas fritas solo para vos? –preguntó todavía sin poder creerlo y asentí sonriendo–
