Cap. 5 "Llévame donde tu quieras."

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- Digamos que el director me debía una.- Rió y tomó mi mano.

EL. TOMÓ. MI. MANO. OH. POR. DIOS.

- ¿En que aprieto lo has encontrado?- Lo miré.

- Créeme que no quieres saber. Y aunque quisieras, no te lo diría.- Negó con la cabeza. Seguro se debe estar acordando. Se me vino a la mente una imagen del director acostándose con la profesora de Literatura. Quité eso de mi cabeza al segundo para no vomitar. 

Salimos de la escuela, eran las doce del mediodía. En una hora saldrían todos los alumnos. Marco esperaría a Gemma y se irían, yo ya les había dicho que hoy me iría con Carter. No fue nada fácil convencer a mi hermano, créanme. Pero luego de una hora de suplicas, lo conseguí.

- ¿Donde quieres ir?- Preguntó. Me encogí de hombros.

- No lo se. Llévame donde tu quieras.- Le sonreí. El me devolvió la sonrisa. Miró hacia el horizonte pensando.

- Se exactamente donde llevarte.

En el camino hasta el restaurante, íbamos hablando. El me contaba que le gustaba mucho tocar el piano, le comenté que a mi también. Que de pequeña tocaba una hermosa canción, pero ya no la recordaba. Luego comenzó a contarme de sus amigos. Yo le comenté que no tenía muchos. Es decir, Gemma era mi mejor amiga. Marco sin duda también. Y si hablaba con alguien eran algunas compañeras de la escuela, pero por ser sociable, nada mas.

Luego de tanta charla, llegamos. Entramos y nos sentamos en una mesa al lado de la calle.

- ¿Que quieres comer?- Me preguntó. Abrí la carta igual que el.- ¿Te parece que pidamos una pizza entre los dos?

- Si.- Sonreí. Dejamos la carta a un lado de la mesa. Apoyó los codos en la mesa y entrelazó sus manos delante de el. Yo hice lo mismo pero apoyé mi cara en mis manos. Se quedó mirándome y yo a el. Sonreí junto con el.

- ¿Por que me miras?- Pregunté intrigada. Hace tal vez un minuto que nos estábamos mirando fijamente.

- No lo se. Me gusta hacerlo. Ver tus ojos cafés. Tu nariz respingada.- Su vista iba a cada parte de mi rostro que nombraba.- Tu sonrisa alegre. Tus labios...- Carraspeó y miró hacia otro lado cuando se dio cuenta de que me estaba mirando mas tiempo del que pensaba. ¿Por que rayos se fue a callar en ese momento?- Lo siento.- Se rascó la nuca. Según muchos, los chicos lo hacen cuando están nerviosos.

- Esta bien.- Le sonreí. Se veía muy lindo cuando estaba nervioso. Que cursi ha sonado eso en mi mente.

El mozo llegó y el le pidió una pizza de mozzarella para ambos. Agradecí interiormente que no sea mujer porque ya me veía en el famoso cliché de ver a la chica tirándose arriba de Carter.

Mientras esperábamos la comida, charlamos un rato mas. Luego de haber comido, salimos después de pagar. La idea principal era pagar a medias pero Carter dejó un billete mas grande y corrió fuera del restaurante. Reí por su actitud inmadura.

- ¿Que quieres hacer ahora?- Bostecé.

- Quiero dormir.- Reí. Que vaga era. Marco me estaba pegando su maldita y floja costumbre.

- ¿Quieres ir a mi casa?- Sonrió. Me vinieron nervios al cuerpo. No estaba segura de querer ir. O de conocer a sus padres. Al parecer el, lo notó.- Tranquila, te van a adorar.- Dijo como si hubiese escuchado lo que pensé.

Caminamos hasta su casa, no era muy grande. De hecho, era muy parecida a la mía. Sacó las llaves de su mochila y abrió.

- Tengo que decirte algo.- Me hizo un gesto para que pase y luego entró el. Lo miré esperando que hable. Cerró la puerta y me miró.- Mi madre es un tanto...

- ¿Carter?- Se asomó por el pasillo, arriba de las escaleras.- Hola.- Sonrió alegre y bajó rápido. Saludó a su hijo y me abrazó.- Soy Teresa. ¿Como te llamas?- Me preguntó euforifca.

- Soy Chloe.- Le sonreí amable.

- Ay, eres muy hermosa. Me alegra que por fin Carter traiga una novia.- Sonreí y lo miré. El revoleó los ojos.

- Es mi amiga, mamá. Amiga.- Resopló cansado. Tomó mi mano y me hizo subir las escaleras.

- Bueno, fue un placer conocerte pequeña.

- Igualmente.- Le volví a sonreír. Pero seguro ni me había visto porque Carter ya me había metido en su habitación con el.

- Perdona por eso, mi madre es muy...- Tiró su mochila a un costado de su cuarto.

- ¿Alegre?- Reí y dejé mi mochila con cuidado al lado de la suya.

- Eufórica.- Bufó. Lo miré acostarse en su cama. Era igual a la cama de Marco. Las paredes eran blancas. Tenía unas repisas con libros y otras con CD's. Un pequeño stereo y un escritorio.

- Yo creo que es genial.- Me senté a los pies de la cama.

- No, no lo es.- Me sentí realmente mal.- Así como es buena, puede ser insoportable. Siempre esta ahí regañandome de las cosas que hago mal.- Mis ojos se llenaron de lágrimas. El lo notó y se sentó.- Chloe.- Me paré y me volteé. No quería que me viera llorar. Era algo que odiaba mas que nada. Me dirigí a su repisa, donde estaban sus libros. Pasaba mi dedos por cada uno de ellos, leyendo los títulos.

- Creo que deberías apreciar tener alguien que te regañe por las cosas que haces mal.- Mi voz salió quebrada y mucho mas débil de lo que esperaba.- Así como también te felicita las que haces bien.- Escuché que se paró y estaba detrás de mi. Volteé y las lagrimas cayeron. Limpió ellas y miré hacia otro lado. No me daba vergüenza llorar. Porque tenía motivos. Pero Carter no los sabía. 

15 SecretosWhere stories live. Discover now