Epílogo.

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Camino por la casa que alguna vez solía vigilar en La semana del mes. En la sala, Thomas se encuentra observando aquel viejo álbum familiar de mamá que mi papá escondió en un oscuro rincón del ático por un buen tiempo. Le ha llevado varias horas contemplarlo en su totalidad, pero ahora está decidido en agregarle nuevas fotos de la familia y terminarlo.

Juntos pegamos la foto donde salimos riendo frente a la playa en nuestro viaje de hace dos meses, aquella en la que Thomas intentó preparar la cena sin mi ayuda por primera vez, y la foto en la que bajé todas las cosas de mamá del ático para dejarlas en nuestra casa, como siempre debió ser.

Cuando creo que hemos acabado, Thomas extiende una foto en la que salimos junto a Tad, los tres sonrientes mientras luzco el vestido negro de mi graduación. Ha pasado tan solo un año desde aquel día, pero tener aquel recuerdo entre mis manos hace que viva el momento como si no hubiese pasado tanto tiempo desde que lo presenciamos.

- Esa foto... -Musito, pero él la toma de entre mis manos y la pega en la última página del álbum.

- Lo mejor para el final -comenta, sonriente-. Tad, tú... Ustedes son lo que más me importa en mi vida... Ustedes son mi familia ahora.

Tad nos mira desde la otra esquina de la sala. Sonríe tanto como Thomas y como yo, pero sólo él consigue hacer que todo mi cuerpo se debilite en un instante.

Hemos empezado a vivir con Tad desde hace un par de semanas. Él había insistido con mudarnos de casa, pero yo me sentía incapaz de abandonar este lugar tan pronto. Quizá dentro de cuatro años, cuando mi padre esté con nosotros nuevamente, decida finalmente irme de la casa junto a mi hermano y a Tad. Pero ahora quiero pasar un tiempo más con mis seres queridos dentro del lugar en el que tengo tantos recuerdos.

- Y ustedes son mi familia, ahora y siempre -nos dice con sinceridad. No sé en qué momento exacto ha llegado a nuestro lugar, pero nos ha envuelto en sus brazos y nos mantiene en ellos por un largo tiempo.

Sonrío, aferrándome a las dos personas que más amo con todas mis fuerzas.

Sé que las cosas no fueron buenas en algún momento; sé que Tad, mi padre e incluso Aaron me hicieron muchísimo daño en el pasado. Pero nada de eso me importa ya. Todos ahora son valiosos en mi vida: Tad es el gran amor de mi vida, mi padre es mi más grande héroe, y Aaron ha vuelto a ser mi amigo a pesar de todo. Y lo cierto es que jamás me arrepentiré de todo lo que pudo ocurrirme en el pasado.

Porque la felicidad finalmente ha llegado a mi vida y a las de mis seres queridos.
Y se quedará con nosotros, ahora y siempre.

Fin.

Maltratada por un profesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora