10- Movimiento

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La humana se tensó y evitó el contacto visual con su familia. Nuevamente podía sentirse como el ambiente se hacía pesado. No podría enojarse con la pequeña, por su puesto que la pregunta no fue mal intencionada. Solo le preocupaba la reacción de su familia.

Sus padres tomaron distancia y su hermano le dio un ligero toque a la niña, quien miró hacia arriba molesta. Isabela rió por el gesto inocente. Derek decidió hablar para calmar los nervios de su compañera.

-Estaba embarazada cuando mis guerreros la encontraron-dijo en tono calmo

-Es una larga historia, luego la contaré- interrumpió Isabela

Su madre hizo el amago de tocarle la mejilla, pero su mano quedó colgando en el aire cuando notó la incomodidad que eso le provocaría.

-De acuerdo amor, no te sientas presionada-su mano tembló en el aire

Una beta de la manada apareció con cuatro tazas de café y dos chocolates calientes en una bandeja. Dirigió una pequeña sonrisa al alfa sintiendo la pesadez en el ambiente. Dejó un vaso de agua especialmente para su luna junto al chocolate.

-¿Cómo está el bebé?¿viste al médico?- interrogó su padre

-Podría correr el riesgo de abortar, pero con los cuidados correspondientes todo estará bien-

-¿Cuántos meses tienes?-preguntó su hermano

-5 meses, recién cumplidos-Acarició su vientre

El rostro de su madre se suavizó, Isabela tomó su mano y la colocó en el abultado estómago. Sabía que la loba querría hacerlo, pero no lo haría sin su permiso. El bebé no era muy activo, aún faltaba para que comience a moverse. De todas formas, la alfa estaba feliz, sus sentidos agudizados le permitían distinguir los suaves golpeteos del bebé.

-¿Cómo ha sido el embarazo?-Su mirada brillaba

-Solo mareos y vómitos, tal vez algunos antojos por chocolate-

Le dio un sorbo al delicioso chocolate que las betas preparaban para ella y gimió del placer que este le otorgaba. Alentó a la niña a que lo probara y su padre se río cuando ambas hicieron el mismo gesto de placer. Derek recogió un mechón rebelde detrás de su oreja y le ofreció una servilleta de tela para limpiar los bigotes de chocolate.

-Creo que sería buena idea si tomas una siesta luego del chocolate-

La humana asintió y al terminar con la taza se despidió de todos. Luego subió lo más lento que pudo para no sufrir de alguna caída desafortunada. Una vez en la habitación solo de dedicó a dormir su preciada siesta.

-Isa cariño, arriba, hora de despertar-

Sinceramente podría acostumbrarse a eso.

-¿Qué hora es?- murmuró con sueño

-Es tarde cariño, ya son 11:47-acarició su rostro marcado por las sábanas-La comida está por servirse-

Se desperezó estirando todo su cuerpo y se sentó con cuidado en el fino colchón.

-De acuerdo-murmuró en medio de un bostezo

Quitarse las mantas de encima fue todo un trabajo, la comodidad la invadió y deseó quedarse allí unas horas más.

-¿Qué sucede?-su madre se preocupó

-Hace frío, quiero quedarme aquí-le hizo un no intencionado puchero

Su madre quitó la cara de preocupación y miró con dulzura a la humana. Encontró una manta térmica que asumió el alfa había comprado para mantener templada a su hija. La tomó y cubrió sus hombros con esta.

-Ven aquí cariño-

La ayudó a levantarse de la cama con la máxima delicadeza que su fuerza de cambiante le permitió. Sentía como bajaban los peldaños abrazada a su madre y recordó cuando veía de niña a las betas en su antigua manada, siempre imaginaba que era ella a quien sostenían con tanto cariño. ¿Así se sentía tener una madre que te proteja? Sin duda era una sensación cálida.

-¿Todo en orden?-preguntó el alfa al verla abrazada a su madre

-Solo tenía frío, y mamá es calentita-le sonrió

Los ojos de la alfa se llenaron de lagrimas y ahora la preocupada fue Isabela ¿había hecho algo mal? Tal vez fue apresurado llamarla mamá teniendo en cuenta que se conocieron apenas hace unas horas-

-Fue como escuchar tus primeras palabras-susurró la loba conmocionada

La alfa le dio en pequeño beso en la frente y se dirigió a la mesa donde el resto de la manada se encontraba esperando a su luna y algunos miembros más para comenzar con la cena. La castaña tuvo que sentarse al lado de Derek, como luna ese era su lugar destinado, así que no pudo quedarse al lado de su padre para conocerlo mejor como había planeado.

-¿Sigues con frío?-murmuró el alfa

-A decir verdad, me siento entumecida del frío-

La amable beta que les sirvió café esa tarde se levantó tan rápido como escuchó a su luna y prendió la gran chimenea que había en el comedor. Los lobos no solían usarla dada su alta temperatura corporal, pero un buen alfa siempre está preparado para recibir humanos en la manada. Nunca sabes de que especie puede ser tu compañero.

-Gracias-le sonrió

-No es nada, quiero cuidar al bebé-

-Eso fue muy amable de tu parte...-

-Alicia, mi nombre es Alicia, mucho gusto luna-

Esa noche los adolescentes que recientemente entraron a las filas de los guerreros se encargaron de la comida, todos se notaban entusiasmados de poder ser los primeros en organizar una cena para su luna, se escuchaba como los jóvenes peleaban por ser quien le sirviera su comida a la humana ya que todos querían conocerla y al cachorro, aunque claro, aun no podrían verlo, pero si sentirlo.

De alguna forma lograron conseguir el jugo favorito de la humana y estaban deleitados con la cara de felicidad que esta puso al verlo en la mesa. Ni Derek ni su madre estaban de acuerdo en que lo beba dado el alto contenido de azúcar y lo perjudicial que esto podría ser para su salud. Por supuesto que la humana no los escuchó y se aventuró a servirse un vaso de su delicioso jugo azucarado. Hacia el final de la cena había terminado casi tres vasos a pesar de las miradas desaprobatorias que daba su madre.

-Oh...-tomó su vientre sorprendida

Amor de alfa [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora