4- La profecia

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Isabel estaba dormitando, sentía el cuerpo pesado, la oscuridad la arrastraba y sonaba muy tentadora, solo quería dejarse ir, descansar por unas horas. Sentía manos que recorrían su cuerpo, alguien estaba curando la herida que tenia en su pie derecho. Finalmente cedió a la oscuridad. Para cuando despertó no sabía cuánto tiempo estuvo inconsciente ni donde estaba. La luz la encandiló, su boca se sentía pastosa. Intentó pasar saliva, pero solo lo empeoró.

-Mm...-salió un quejido cuando intentó hablar.

-Pequeña-alguien susurró.

Alguien estaba con ella, la encontraron. Probablemente estaría en problemas, mantuvo sus ojos cerrados. No quería encontrarse con la realidad. Si su antigua manada la había localizado la encerrarían de por vida y quien sabe que le harían a su bebé. Intentó tocar su vientre por instinto, pero sus brazos no estaban lo suficientemente fuertes.

-Mi bebé-su voz salió rasposa y casi como un murmuro.

-Despertaste-dijo la voz que había escuchado antes.

Se obligó a abrir los ojos, era un hombre. No lo conocía. Eso significa que su manada no había dado con ella. La pregunta era donde estaba ahora. No sabia si confiar. Su instinto le decía que corra, pero no contaba con la energía suficiente. Era un alfa, su aura exudaba poder.

-¿Quién eres?-volvió a murmurar raspándose la garganta.

-Dereck, me llamo Dereck-acarició su mejilla-¿Cómo te llamas pequeña?-

Antes de que pueda responder alcanzó un vaso de agua que se encontraba en la mesita al lado de la cama. Tomó un sorbo. El alivio fue inmediato, le hubiera gustado mas que el agua sea fría, pero no estaba en condiciones de exigir nada.

-Isabel-

-¿Sabes que son los cambia formas?-preguntó con cautela

La humana asintió y siguió tomando el agua, esperando que el alfa no se enoje con ella cuando se entere de donde viene. Dirigió su mirada a la habitación, era espaciosa. Parecía lujosa, tenia amplios ventanales y un sofá para dos personas. El silencio se volvió incomodo así que se vio en la obligación de responder.

-Yo vivía en la manada "luna azul"-

A Dereck se le iluminaron los ojos como si hubiera descubierto algo.

-Eres la hija del alfa, no sabes lo preocupados que están todos-

-¿Preocupados?-

-Creen que te secuestraron-tomó sus manos

-Pues no es así, yo me escapé-dijo molesta-Ellos ni siquiera me quieren, ¡me maltrataron toda la vida!-

Un gruñido salió desde lo mas profundo de Dereck, ese alfa malnacido se atrevió a mentirle. Maltrataba a su compañera, si tan solo los ancianos escucharan eso. Deseaba verlo arder en la hoguera.

-No te volverán a hacer daño, no lo permitiré-Gruñó

Pudo ver el temor en los ojos de la humana, sabia que tenia que dejar de gruñir, pero no podía evitar. La furia lo consumía. Respiró profundo, aspirando el aroma de su compañera para tranquilizarse, no quería descontrolarse y herirla, no se lo permitiría.

-Tengo algo que contarte... ¿Has oído hablar de la profecía del lobo negro?

Amor de alfa [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora