—Por favor, no me dejes. —imploró, sin saber porqué estaba tan desesperado por mantenerle cerca.
Pero fue en vano. El bosque alrededor comenzó a llorar junto a él; los árboles susurraban secretos antiguos mientras las hojas caían como lágrimas alrededor. La figura fue tragada por una espesa niebla, devolviéndole aquella soledad sofocante.
Raiden Martell despertó agitado, sus rizos desordenados se pegaron a su frente debido al sudor. Sus ojos tardaron en acostumbrarse a la luz de la mañana que entraba en su habitación, parpadeando varias veces mientras trataba de regular su respiración errática. Sentía su corazón latir desbocado contra su pecho y dejó salir un suspiro al darse cuenta de que ya no corría ningún peligro; el sueño había terminado. Con el dorso de su mano, se limpió la húmedad de las mejillas, fácilmente confundida con sudor.
El canto distante de las aves le devolvió a la realidad, y apartó su cabello de su frente, mientras respiraba hondo. Justo en ese momento, dos toques suaves resonaron en la puerta, y antes de que pudiera responder, alguien entró riendo con familiaridad. Las comisuras de sus labios se alzaron levemente al reconocer a su hermana mayor, Arianne.
—Buenos días, Bella Durmiente —saludó ella con una risa, mientras se lanzaba a su cama.
—Algún día estaré desnudo y aprenderás a esperar a que te deje entrar —bromeó él, saliendo de la cama para lavarse el rostro en un recipiente cercano.
—¿Desnudo tú? Pero si eres más casto que un Septón —se burló Arianne, provocando que Raiden se ahogara con el agua, lo que hizo que ella riera aún .— Necesitas vestirte. Madre está esperándote en los jardines, insiste en que comas algo.
—Pueden adelantarse; estaré listo en un rato.
Arianne, con su cabello negro y rizado brillando a la luz del sol, se puso de pie y asintió con complicidad.
—Bueno, pero apresúrate. El tío Oberyn llegó. Padre y él quieren decirnos algo.
Los ojos de Raiden brillaron al escuchar el nombre de su tío. Se giró para mirar a su hermana con una mezcla de curiosidad y emoción.
—¿El tío Oberyn está aquí? ¿Qué quiere...?
—Sh —le interrumpió Arianne con un gesto juguetón.— Sólo apresúrate.
Sin más palabras, se retiró de la habitación dejando la puerta abierta intencionalmente. La risa traviesa que soltó al escuchar el reclamo de Raiden resonó por el pasillo mientras él cerraba la puerta con una sonrisa. Aunque había una diferencia de edad entre ellos, la conexión entre Arianne y él era inquebrantable; ella siempre había sido más cercana a él que a sus otros dos hermanos. Aunque Raiden guardaba un lugar especial en su corazón para Trystane y Quentyn, no podía negar el vínculo único que compartía con Arianne. Ella era su única hermana mujer y, a pesar de ser menor, su instinto protector emergía cada vez que ella se metía en problemas; algo que sucedía bastante seguido.
Su mente divagó sobre su tío Oberyn, hacia meses que no le veía, probablemente traía noticias importantes.
Ansioso, Raiden se vistió con su ropa típica. Una túnica de seda de colores dorado y marrón, un pantalón delgado color beige y sus anillos de oro, regalados por su padre y madre. Salió de su habitación como si un nuevo día lo llamara, y en el pasillo se topó con una doncella que, como un pájaro mensajero, transportaba una bandeja que prometía los sabores del desayuno.
—Alia, buenos días. —saludó, con una sonrisa que brillante, mientras su mano se movía hacia una manzana roja que reposaba en la bandeja. La doncella le lanzó una mirada que podría haber congelado el fuego, pero después, como si la calidez del sol hubiera derretido su severidad, sonrió débilmente.
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INHERITANCE 𓄃 a song of ice and fire.
Fantasy» Él era todo él, hasta los huesos. Todo Baratheon, nada Lannister. « Desde las ventanas de la cámara de parto, los llantos de un primogénito se filtran, los rayos centelleantes de una tormenta furiosa brillan sobre él, como si la propia tempestad q...
intro,The storm is coming.
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