Capítulo 4

41.7K 3.7K 646
                                    

Capítulo cuatro

Matthew;

Son las cinco de la mañana y desperté del sueño más lindo que he tenido desde que te fuiste. Estábamos en el claro, era primavera, tú habías ido a buscar manzanas para hacer un picnic, y luego me besaste porque decías que el jugo de manzanas sabía mejor de mis labios.

Tenías una linda sonrisa, Matt.

Después te recostaste en el césped y te quedaste mirando el cielo hasta que anocheció. Yo tenía frío y tú lo notaste, así que te quitaste el suéter y me lo pasaste. Me quedé todo el tiempo apoyando mi cabeza en tu pecho y aspirando tu aroma. Tú no dejabas de ver la luna, aunque hubiese anochecido y comenzaba a helar; no te importó.

Entonces te pregunté por qué la veías tanto y respondiste que yo tenía una fascinación por los atardeceres y tú por los anocheceres. Porque a mí me gustaba ver cómo se ocultan los últimos rayos de sol cuando el cielo se matiza de colores anaranjados y rosas pálidos, pero a ti te gustaba ver cómo la luna es capaz de iluminar la noche y espantar cualquier sombra que esté a su alcance.

Volviste a mantener silencio y me pregunté por qué ya no querías seguir hablando, pero entonces solo seguí tu mirada y vi también la luna. Era hermosa, Matt. Era la luna más bonita que había visto en toda mi vida.

Entendí por qué no querías volver a casa, yo tampoco quería volver a casa después de eso. Me quería quedar toda la noche en el claro, recostada en esa manta roja escuchando como latía tu corazón y perdiendo mi vista y mi imaginación en el resplandor de la luna.

Luego sonreíste como si inconscientemente estuvieses hablando contigo y en tu mente hubieses contado un chiste, quise preguntar por qué te reías, pero no me atreví.

Solo me quedé viéndote un rato hasta que tu sonrisa se aligeró y no era más que las comisuras de tus labios ligeramente elevados.

Después me vino una sensación de miedo, como si algo en mi interior dijese que te ibas a ir, y no quería que te fueras porque necesitaba seguir escuchando como latía tu corazón, así que me aferré a tu cuerpo y oculté mi rostro en tu pecho. Me preguntaste por qué de pronto estaba llorando. Ni siquiera me había dado cuenta, pero tenías razón, estaba llorando sin saberlo. Te respondí que tenía miedo porque no quería que me dejaras, que ni siquiera era capaz de imaginar qué haría sin ti porque te necesitaba más de lo que tú eras consciente.

Me hiciste alzar la mirada y besaste mi frente. Vi tus ojos y podía notar como se reflejaba la luna en ellos. Entonces volviste a romper el silencio y me prometiste que no te irías, que te quedarías conmigo todo el tiempo.

Después dijiste que a veces la vida separa los amores eternos, pero eso no significa que dejen de amarse. Y que no importaba dónde estuviésemos, ni cómo, siempre sabríamos que nuestros corazones estarían juntos. Me hiciste ver de nuevo la luna y susurraste que cuando tuviera miedo porque tú no estabas a mi lado, solo pensara que tú también estarías viendo la luna. Entonces ambos estaríamos viendo el mismo punto fijo y sería como estar cerca.

Ahora estoy viendo la luna, Matt. No es tan bonita como la de mi sueño, pero desperté creyendo que tú también la estabas viendo.

Lo malo es que pronto saldrá el sol y ahora siento miedo de no poder ver la luna contigo.

Supongo que solo me queda esperar hasta que vuelva a anochecer, y se convertirá en un ciclo hasta que vuelvas.

Te amo.

Elizabeth.

° ° °

—El calipso le queda lindo —comentó Antonella probándole unos zapatitos a Ethan.

Eterno atardecer  ©   (Ex Flawless love)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora