Capítulo 17

100K 4.3K 1.6K
                                    

Capítulo diecisiete

Aquella semana se fue tan rápido como el agua entre los dedos. Amelia se estabilizó y mejoró lo suficiente como para poder trasladarla a Tennessee al fin. Le dieron de alta indicando que debía mantenerse en reposo, lo que significaba para ella unos cuantos largos días en cama, leyendo, comiendo y estando prácticamente de vacaciones.

Matthew volvió al taller mecánico en cuanto todo se normalizó, con la desventaja de tener una semana de trabajo acumulado. Por lo demás, el señor Clark, Tessa, Elliot y Adam también se hallaban absortos en sus preocupaciones y respectivos trabajos. Al igual que yo, pues el laboratorio era un tema que me seguía inquietando bastante. Volví en cuanto se me hizo posible, intenté salvar la mayor cantidad de cosas que sabía podían servir aún, organicé mis ideas, proyectos, planes legales, y todo lo relacionado al tema para tomar cartas a mi favor. Las cosas no quedarían así, eso lo tenía muy claro.

Sin embargo, el trabajo que yo acarreaba era fácil de poder llevar a casa, y eso significó un alivio para la familia Clark (que no poseían la misma facultad que yo para trabajar ahí), pues me ofrecí a cuidar a Amelia hasta que ya no necesitase más reposo absoluto.

Me gustaba la nueva rutina que había logrado establecer. Dormía en mi casa, en la mañana llegaba temprano a la casa de los Clark, en general era Matthew quien me esperaba y recibía con unos cuantos besos antes de irse a su trabajo, luego Amelia y yo pasábamos una tarde tranquila en su hogar. Ella leía y estudiaba algunas cosas, yo investigaba y reparaba otros asuntos.

Por lo tanto, podía decir que me encontraba a gusto cuidando de ella (aunque nunca creí que necesitase ayuda, porque Amelia era a veces más independiente que yo, sino compañía y cariño, que era lo que más tenía para ofrecerle).

—¿Qué preparas? —escuché una voz masculina a mi espalda.

Amelia dormía una siesta después de devorar un libro. Yo en ese instante me encontraba en la cocina rebanando algunos vegetales para echarle a la sopa de pollo que se cocinaba a unos metros de mí. El aroma revoloteaba por doquier, y me sentía bien conmigo misma.

—Comida... —respondí observándolo de reojo con una pequeña risita, sin dejar de cortar rodajas de zanahoria.

—Vaya, nunca se me habría ocurrido. —Se acercó a mi lado para observar qué cocinaba—. Eso luce bien.

—Y eso que no lo has probado aún —sonreí—. Por cierto, Amelia me comentó que extravió su móvil, ¿lo has visto?

—Ni la menor idea, ella es un poco... desordenada.

—Entonces seguiré buscándolo cuando termine con esto. Dice que le gusta la sopa de pollo.

—¿Eres consciente de que te está manipulando discretamente para que cocines su comida favorita? —advirtió divertido—. Dime algo, Elizabeth. —Sentí sus manos posarse en mis caderas y su cálida respiración rozar mi nuca—. ¿Cómo podría agradecer lo que estás haciendo por nosotros?

Sentí una descarga electrizante subir por mi cuerpo y tragué saliva con dificultad antes de poder hablar.

—¿Qué hago? —cuestioné volteando para apoyarme en el mueble de la cocina y verlo a los ojos.

—Nos ayudas. Cuidas de Amelia y has traído demasiada calma a mi familia. Has hecho más de lo que eres consciente.

—¿Sí?

—Absolutamente —sentenció subiendo sus manos hasta mi cintura. Mordí mi labio ante la sensación.

—¿Eso merece una recompensa, no crees? —murmuré con voz ahogada. Sonrió.

Eterno atardecer  ©   (Ex Flawless love)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora