**HIATUS**
En las bulliciosas calles de Seúl, dos destinos se entrelazan por un hilo rojo invisible, un lazo que une sus corazones en un destino compartido. Pero este lazo, tan delicado como poderoso, se convierte en la fuerza motriz que impulsa a u...
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Los días en la nueva escuela se habían convertido en un remanso de paz para Felix. Seungmin y Han lo apoyaban constantemente, y aunque a veces extrañaba los momentos felices que compartió con Hyunjin antes de que todo cambiara, sabía que estaba mejor lejos de él. Sin embargo, esa tranquilidad estaba a punto de romperse.
Era un martes por la mañana cuando todo comenzó. Felix estaba acomodando libros en su casillero, concentrado en su rutina diaria, cuando una risa conocida y gélida atravesó el pasillo. Su cuerpo se tensó al instante, y un escalofrío recorrió su espalda.
Giró lentamente para confirmar lo que temía: Hyunjin estaba allí. Se encontraba apoyado contra la pared al final del pasillo, observándolo con una sonrisa que Felix conocía demasiado bien, la sonrisa de un depredador que había encontrado a su presa.
—¿Qué haces aquí? —preguntó Felix, tratando de mantener su voz firme aunque por dentro se sentía temblar.
Hyunjin se acercó lentamente, su presencia dominando el espacio a su alrededor. Llevaba el uniforme de la escuela, lo que significaba que ahora estaban en el mismo lugar.
—¿Qué crees? —respondió Hyunjin, su tono cargado de desprecio—. No pensaste que podrías esconderte de mí para siempre, ¿verdad?
El corazón de Felix se hundió. Había elegido esta escuela específicamente para empezar de nuevo, para dejar atrás el dolor y la humillación. Pero ahora, Hyunjin estaba aquí, trayendo consigo todos esos recuerdos que había intentado enterrar.
—Esto no tiene que ser así —dijo Felix, intentando mantener la calma—. Tú tienes tu vida, yo tengo la mía.
Hyunjin rió, una risa cruel que resonó en el pasillo vacío.
—Oh, pero Felix, eso no es tan divertido. Verás, no he terminado contigo. —Su voz era suave, pero cada palabra caía como un golpe—. Es interesante cómo piensas que puedes escapar de lo que eres. Pero, ¿sabes qué? Siempre serás el omega patético que conocí.
Felix sintió que su rostro ardía, pero no dijo nada. Sabía que enfrentarse a Hyunjin solo lo haría peor. Seungmin y Han estaban en otra parte de la escuela, y ahora estaba solo.
—Déjame en paz, Hyunjin —murmuró finalmente, cerrando su casillero con fuerza.
Pero Hyunjin no parecía dispuesto a hacerlo.
—Te veré en clase, Felix —dijo, su sonrisa volviendo más oscura antes de alejarse, dejando a Felix con el corazón palpitante y la mente llena de ansiedad.
Aquella mañana marcó el comienzo de una nueva pesadilla para Felix. Hyunjin parecía decidido a recuperar su control sobre él, burlándose de él en clase, dejando notas crueles en su escritorio, y asegurándose de que Felix sintiera su presencia constantemente.
A pesar de todo, Felix se aferró a su determinación de no dejar que Hyunjin lo derrumbara. Esa tarde, se reunió con Seungmin y Han y les contó lo sucedido.
—¿Hyunjin está aquí? —preguntó Seungmin, su expresión endureciéndose.
—Sí —admitió Felix, sintiendo el peso de las emociones volver a caer sobre él—. No sé qué hacer.
—No estás solo, Felix —dijo Han, colocando una mano reconfortante en su hombro—. Si intenta algo, estaremos contigo.
Felix asintió, agradecido por su apoyo. Sabía que la presencia de Hyunjin sería un obstáculo, pero también sabía que esta vez no estaba solo. Juntos, encontrarían una forma de enfrentar las sombras del pasado y seguir adelante.