XI

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ADVERTENCIA: El capitulo contiene violencia, por favor si eres muy sensible salta la parte que comienza con (*)

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Makoto sonríe enternecido a la fotografía que le ha llegado por correo junto con una carta esa misma mañana, su ex novio le ha enviado saludos y las buenas noticias, no faltaba mucho para graduarse y en aquellas vacaciones iría de visita a ver a sus padres y a su pequeño hermano, haría un espacio para salir con él y ponerse al corriente de sus vidas.

El quedar en buenos términos, como los mejores amigos, le ha ayudado a superar aquella ruptura que, aunque amaba a Haruka aún en aquel tiempo, su relación con su ex fue todo un éxito, le tomó cariño y hasta puede decir que le quería, pero no al grado de decirse enamorado. Al irse al extranjero ambos acordaron dejar su noviazgo, y si al volver, ya terminado sus estudios, y si ninguno tenía compromiso, tal vez y sólo tal vez podrían volver a intentarlo, pero aquello sólo el tiempo lo diría. Admite que lo extraña, ha sido la relación más duradera y maravillosa que ha tenido, pues aquel chico de verdad lo ama y con cada carta y vídeo llamada se lo hace saber; está al tanto de su enamoramiento por Haruka y aún así aceptó salir con él, aquello habla maravillas, por aquella razón le quería.

-¡Mako-chan! ¡Tierra llamando a Mako-chan!

-Oh, disculpa Nagisa, ¿decías algo? -Sonríe prestando total atención al rubio.

-Pregunté si no veías algo diferente en Haru-chan.

-¿Algo diferente? -Extrañado.

-Sí, sí. El otro día lo he escuchado cantar. ¡De verdad te lo juro! Hasta me dio miedo -hace una mueca de terror cubriendo su boca con la pequeña libreta -. ¿Tú qué crees que sea?

-No lo sé -miente mirando el perfil de Haruka, notando un pequeño levantamiento en la comisura de su labio. Sabe perfectamente el por qué de su felicidad, pero no lo admitiría en voz alta porque aquello era asegurar algo que para él sigue siendo una utopía; guarda la fotografía y la carta en uno de sus bolsillos traseros para comenzar con su trabajo, debía distraerse de alguna u otra forma.

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«-Hola -sonríe colocando la pulsera en la muñeca de aquella bella señorita que se cubre la mitad del rostro con su turbante, sólo dejando a su vista sus hermosos ojos -. Listo.

-Te lo agradezco, eres muy amable -siente aquellas palabras acariciarle el cuerpo entero, su voz es como el canto de los ángeles. La ve alejarse entre la multitud, su corazón palpita más rápido de lo que debería, causándole dolor; pero le gusta, sabe que aquel dolor es bueno. Cierra los ojos visualizando aquel par de gemas que le roban el aliento, y por la noche, tal vez el sueño.

Sonriendo, va casi corriendo al puesto que comparte con su amigo, hace poco ha hecho un viaje en camello hasta una pequeña aldea donde compró especias que sólo se pueden conseguir en aquel lugar y quería saber en qué emplearía aquello.

-¡Akurah! -Saluda casi emocionado, pues además de curioso quiere contarle sobre la chica desconocida con la que se ha topado.

-Otokam, estaba esperándote. Prueba -le arrima una cuchara de madera con un líquido naranja humeante. El castaño sopla un poco antes de abrir la boca y dejar que su amigo adentre el utensilio. Saborea el sazón dulzón y los pequeños trozos de verdura, una combinación bastante exquisita.

-¡Woh! ¡Akurah esto es delicioso! -Se relame los labios queriendo probar más. Akurah le sonríe antes de virarse para continuar mezclando en la olla de barro decorada a mano con franjas verdes y amarillas. Otokam juega con los adornos de su turbante tratando de encontrar las palabras exactas para contarle a Akurah sobre su encuentro. Al final, se decide por ser directo -. Hoy me encontré con una chica -sonríe al recordarla.

"Y Si En Otra Vida..."Where stories live. Discover now