V

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Estaba sorprendido, Rin me estaba correspondiendo, ¡me estaba correspondiendo! Sus labios moviéndose sobre los míos, acariciándolos. Quería cerrar los ojos de nuevo, pero... ver la imagen de Rin de esa manera, disfrutando del contacto me hipnotizaba, parecía una pintura millonaria qué admirar. Soy separado bruscamente de su calor, el jalón en el cuello de mi camisa me deja sin aire, al soltarme y caer de trasero al suelo comienzo a jalar aire con desesperación, pues aquello también ha provocado que tosa.

-¡Sousuke!

-¡¿Qué demonios crees que estás haciendo?! -veo esa figura imponente frente a mí, sus brazos están en jarras y su respiración es pesada, me mira como si quisiera ahorcarme, golpearme hasta quebrar mi cráneo.

-Sousuke basta, no seas idiota. Vayámonos de aquí -Rin trata de tomarle del brazo, pero él se libera. Se acerca a mí, tomando de mi cuello para levantarme, puedo sostenerme con las puntas de mis pies, pero el oxigeno se va cortando, aquello es tan doloroso.

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«-No vuelvas a acercarte aquí maldito vago -aquel hombre alto me saca del palacio casi a patadas, dejándome fuera como a un perro callejero.


-Maldita sea -gruño levantándome sobrando mi trasero, las puertas son tan grandes que sería imposible que yo solo las pudiera abrir, y si lo lograra aún así el entrar se me haría imposible. Ese gorila ha de estar esperando del otro lado listo para golpear a quien sea que se atreva a entrar.


Frunzo el ceño y me alejo caminando de espaldas hasta poder ver por encima de las murallas el palacio, en el balcón del centro noto cómo las cortinas transparentes se hondean, la figura de Nir aparece, entorno los ojos y noto cómo sonríe, casi burlón en mi dirección; irradiando aquella sensualidad que sólo él posee, y me molesto, porque quiero trepar hasta ese lugar y hacerlo mío, una y otra vez hasta saciar mi sed de él... pero sé que eso jamás sucederá, me refiero a lo de hartarme de su cuerpo, de su olor, de su sabor. Nunca lo podré superar.

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Nir se ve tan bien saliendo del agua, pasando sus manos por sus cabellos mojados, siento envidia por aquellas gotas que besan y saborean aquella piel. Cierro los ojos, ni siquiera sé por qué estoy aquí espiando al príncipe, sé que si me descubren puedo perder la cabeza... pero no me importa, al fin de cuentas ya la he perdido. Deleitarme con su imagen es...


-Akurah -me crispo ante el llamado y giro asustado, pegando la espalda a la gran roca que me sirve de escondite -. ¿Qué haces aquí? Ekusu ha mandado a revisar toda la zona, si lo descubren pue...


-¿A quién tenemos aquí? -Irotin se gira nervioso, casi temblando, yo me quedo ahí sin mover ni un musculo.


-O-Oru, esto... n-no es lo que parece él...


-¿Acaso estas espiando al príncipe? ¿Sabes que eso es delito? -Aferra sus manos a la lanza, aquella arma larga con una punta en forma de flecha de acero puro, cualquier movimiento en falso podría terminar con esa cosa atravesándome -. Ey, ¿tú no eres....? Eres el chico del camino, cuando salimos del palacio -afirma escrutándome.


-Y-yo...


-É-él no está haciendo nada malo Oru, podríamos... dejarlo ir. Ekusu no lo ha notado, míralo es... sólo es un súbdito, no le puede hacer daño a nadie ¿cierto? -El tipo se queda callado, tal vez sopesando la petición de Irotin. Al final suspira.

"Y Si En Otra Vida..."Where stories live. Discover now