Un sueño no soñado

Capítulo 18: Problemas.

Luna:

Había un silencio sepulcral en la habitación. Acabábamos de contarles a los chicos que mañana mismo nos íbamos a ir todas de vacaciones a Menorca, que ya estaba todo preparado, teníamos los billetes sacados, la reserva en el hotel hecha, incluso las maletas, y ya no había marcha atrás. No creímos que se enfadarían tanto.

-¿Y desde cuándo lo teníais preparado?

-Pues... desde segundo de la ESO. Sentimos mucho no habéroslo contado antes... pero bueno, solo serán siete días, una semana, luego nos volveremos a ver. No nos vamos a morir, ¿no?-Suspiraron pero no dijeron nada más.-Gracias por entenderlo... y de verdad, perdonarnos, lo hemos hecho mal nosotras, lo admitimos, pero tenemos muchas ganas de este viaje...

-No, si eso lo entendemos y no nos parece mal, lo que nos ha molestado ha sido que no confiáseis en nosotros como para contárnoslo sin miedo.

No es desconfianza, es solo que... bueno, dejémoslo, os pedimos perdón. ¿Nos perdonáis por favor...?-Estuvieron unos segundos pensativos, mirándonos.

-Está bien... os perdonamos.-Nos abrazamos todos y terminamos dedicándonos una sonrisa, para tranquilizarnos mutuamente.

-Bueno, después de este momento algo raro... ¿vamos al centro comercial? Tengo hambre, y quiero comer ya.-Coincidimos con Lucía y nos pusimos en camino, eran veinte minutos andando hasta llegar al Vallsur desde su casa.

-¿Y dónde vamos a comer?

-A mí me apetece pizza.

-Es buena idea, hace mucho que no la comemos.

-Pero está en dirección contraria...

-Bueno, que más da.-Accedí a regañadientes y dimos media vuelta. Después de media hora de caminata llegamos y entramos en el local.-Está hasta arriba...-Casi no había sitios libres, además el lugar tampoco es que fuese muy grande, por lo que había mucho ruido y también mucho movimiento.

-¿Cuántos son por favor?

-Pues... catorce.-El encargado no pudo evitar poner cara de sorpresa, pues de momento ahí solo estábamos cinco personas.-Los demás vienen ahora.

-Bien, pues denme un segundo.-Nos quedamos de pie esperando a que nos hiciesen hueco. Muy educadamente pidió a un grupo de chavales que abandonasen el local, pues ya habían terminado la comida y lo único que hacían era hablar, minutos después otro grupo de señores se marcharon y así pudimos completar las plazas que nos faltaban.

-Mira, por ahí llegan los demás.-Tomamos asiento y empezamos a pensar qué pizzas queríamos.-La oferta es de cinco, así que puede ser a gusto de todos.-Al final nos decidimos por pedir una de barbacoa, otra de cuatro quesos, la hawaiana plus, pollo a la parrilla y una carbonara. Junto con Thomas, Eric y Sam fui a pedirlas. Pero nada más levantarme del asiento tuve que apoyarme en el hombro de mi amiga, pues me había mareado me sentía muy mal.

-¿Estás bien Luna?

-Sí, solo me he tropezado con tu silla.-Mentí.-Vamos a por ellas ya, que me ruge la tripa del hambre que tengo.-Nos acercamos al mostrador y pedimos. Nos las hicieron en un tiempo récord, en cuanto nos las trajeron empezamos a comerlas con ansia, pues el hambre que teníamos era atroz, mas yo no podía con más de dos, tenía el estómago revuelto y no me entraba nada más.

-¿No quieres más?-Me preguntó Thomas, ofreciéndome una porción de la de pollo a la parrilla. Negué con la cabeza y me masajeé el estómago para intentar calmar un poco el dolor.-Eso que has comido no es nada, intenta al menos una más.

-No de verdad, es que me encuentro horriblemente mal, ya comeré algo cuando se me pase.-No insistió más y siguió. Observaba como lo demás comían con ganas y reían, se lo estaban pasando muy bien; sin embargo yo no, no conseguía ni sonreír. El corazón me iba a mil por hora y cada dos por tres me daban escalofríos. Quería salir de ese maldito lugar ya, no soportaba el ruido, era como si me taladrasen los oídos. Además estaba muy desorientada, no sabía bien dónde estaba, ni por qué ni para qué, era como si me hubiesen drogado.-Thomas, me voy a salir de aquí a que me dé un poco el aire que no me encuentro bien, ¿vale?