Capítulo 6: Recuerdo.

36 6 3
                                    

Cada vez estaban más cerca. Tenía que decidir pronto. Jaime sabía lo que estaba pasando, pero no reaccionaba.

-¡¡¡JAIME!!! ¡¡POR FAVOR, DATE PRISA!!

Me está mirando con una cara que no podría definir, pero que me hace sentir de una forma rara.

Estoy llorando desconsoladamente. Estaban a segundos de llegar hasta mí.

-Alex.

Se arrodilla junto a mí y me susurra:

-Corre, ponla en mi espalda.

Esbozo una sonrisa de oreja a oreja, lo que hace que él también sonría.

-Muchas gracias... -dice María.

-No hay de qué. No quiero que mueras por mi culpa. Siento haber sido tan estúpido. -me dice.

-Anda, vete...

Corre lo más rápido que puede. És muy veloz, me sorprende mucho.

-Hola de nuevo, Alex. -los matones ya estaban detrás de mí.

Les veo y me desmayo por el cansancio. Oigo gritos, pasos y noto que me arrastran. Después no siento nada.

Cuando despierto veo que estoy en un cuarto oscuro. No hay nadie en él.

Es un cuarto bastante grande. Lo único que lo ilumina es una vela en una mesita al lado de la cama donde estoy y otra vela arriba de la puerta.

Intento levantarme, pero mis piernas flaquean y me caigo. Me sujeto a la cama y me siento en el borde.

"¿Dónde estoy? -pienso. -Este lugar no me suena de nada. Creo que estoy a salvo, pero no quiero hacerme ilusiones..."

Un rato después, me dirijo a la puerta. A su lado hay un espejo. No me veo mal; excepto por un chichón en la cabeza, estoy igual que cuando me desmayé. ¿Qué habrá pasado?

Salgo de la puerta y veo a Vicky y Sandra con unos adultos.

Sandra corre a abrazarme y dijo:

-Pensé que nunca despertarías...

-¿Dónde estoy?

-En mi casa. -dice Sandra, sin despegarse de mí.

-¿Cuánto llevo dormido...?

-4 días.

-¡Mierda! ¡Me he perdido 16 comidas!

Vicky se ríe y Sandra sonríe, pero no deja de llorar.

-¿Q-qué ha pasado? -pregunto, tocándome el chichón.

-Un amigo de tu padre te encontró en el minicampo de fútbol. Al parecer querían golpearte ahí. Como él es policía, llamó refuerzos y fueron a por esos idiotas.

-Uno dejó caer el bate a tu cabeza y por eso tienes ese chichón.

-Por desgracia, han escapado...

Mientras intento asimilarlo todo, me viene un recuerdo fugaz de la sonrisa de Jaime.

-¿¡Y María!?

-Ni idea, pensábamos que tú lo sabrías...

"¿Entonces no saben que él la llevó al hospital? Tengo que ir con ella."

-Bueno, gracias por todo, enserio. Me voy a mi casa a descansar.

-¿No necesitas ayuda?

-No, tranqui, Vicky. Sin contar la nuez que tengo en la cabeza, estoy bien.

Salgo de su casa y voy directamente al hospital. Miro mi reloj y son las 16:30.
Mañana hay clases.

Cuando llego y pregunto por María, me dicen que salió ayer. Le doy las gracias y voy corriendo a su casa.

Estoy seguro de que está bien, pero no puedo evitar estar preocupado.
Llamo a su casa y me contesta ella. Le pido que baje de casa y hable conmigo.

María bajó y noto que sigue un poco pálida, pero está mucho mejor. La herida del brazo ya no se nota tanto.

-Alex, por fin despiertas. ¿Qué tal?

-Bien, ¿y tú?

-Mejor que antes...

-¿Me cuentas que ha pasado cuando te dejé con Jaime?

-Claro. Mientras me llevaba, estaba en silencio. No me habló en casi todo el viaje, excepto para preguntarme algo de tí.

"¿Jaime ha preguntado algo de mí? Wow, eso es nuevo... ¡pero mola!"

-Ah, ¿si? ¿El qué? -intento parecer desinteresado.

-Pues me dijo...

~Flashback~

-Oye... -dijo Jaime.

-¿Si?

-¿Sabes por qué os hacen esas cosas a ti y a Alex? Si no vais con cuidado, yo podría no estar ahí para ayudaros...

-La verdad, no lo sé... Simplemente no tienen vida propia...

Jaime dejó caer una lágrima, pero no parecía que estuviera triste.

-Todo es culpa mía... Fui un estúpido...

-¿Por qué?

Jaime se calló, como si lo hubiera dicho para sí mismo. Siguió corriendo en silencio.

~Fin del Flashback~

-Y ya está.

Jaime... No es culpa tuya...

No es culpa de nadie.

-Ah, bueno, gracias. Descansa y recupérate.

-Okay. Hasta luego.

Cuando giré el rincón, empecé a llorar. No sabía que le importaba a Jaime...

Pero tiene razón. Si no voy con cuidado, podría pasar una desgracia.
¿Qué podría hacer...?

Al día siguiente voy a hacerme el desayuno. Mientras voy a prepararme la tostada, miro el cuchillo de untar y pienso en las personas que les hacen bullying que se hacen cortes en los brazos.

"Idiotas. Encima que les hacen daño psicológicamente, ellos se hacen daño físicamente."

Dejo el cuchillo de untar el fregadero.

"Sinceramente, creo que es mejor cortarles a ellos... Pero no volveré a pasar por eso. No volveré a matar a nadie."

Pequeños detallesOù les histoires vivent. Découvrez maintenant