Prólogo: Descubrimiento.

143 9 6
                                    

Hoy es el primer dia del instituto. ¡No me puedo creer que ya esté en segundo de la ESO!

Estoy impaciente de volver con mis amig@s, asi no sera tan aburrido...

Tengo muchas ganas de saber quienes son mis compañeros nuevos. Me levanto de la cama y voy a lavarme los dientes.

-¡Chicos, a desayunar! -dice mi madre.- No os durmais que hoy es un dia especial.

-Vale, mamá, que ya no somos críos... -responde mi hermano Carlos. Es tres años mayor que yo, pero parece tener 20.

Cuando acabo me voy a desayunar, y luego salgo impaciente de mi casa. Tardo un rato de darme cuenta de que aún estoy en pijama. Entro en casa riendo avergonzadamente.

-Bueno, yo no soy crío... -corrige mi hermano, guiñándome un ojo.

Voy a mi cuarto, me pongo la ropa, cojo un boli y me voy, ya listo del todo.

-¡Alex! -me giro pero no hay nadie.- Estoy aquí, atontado. -miro a mi izquierda y veo a mi mejor amigo Andrés.

-Hola, tío. Cuanto tiempo.

-¡Sí, ese viaje a Nueva York estuvo muy entretenido!

-Ya me imagino, pasaste allí todo el verano -le suelto-. ¿Crees que nos tocará juntos en el instituto?

-Ojalá -dice sonriendo.

Hablamos de lo que hicimos en el verano mientras vamos al instituto. Allí me encuentro con mis amig@s y voy saludando a todos los que puedo.
La mayoría están muy cambiados.

Andrés y yo vamos a la sala de actos, donde dicen a que clase va cada uno. A Andrés le tocó la clase A, pero a mi la B.

-Bah, solo es la clase, ya hablaremos en el patio. -le digo, pero no parece muy contento.

-Vale. -dice, esbozando una sonrisa falsa.

Cuando voy a la clase de segundo B me fijo que no hay mucha gente que conozca... Bueno, no conozco a casi nadie.

Ana, una amiga mía, me saluda y me presenta a algunas amigas suyas. Son muy majas, pero son pares; no puedo sentarme con ninguna.

Me siento con un chico llamado Frán que tampoco conoce a nadie. No me cae muy bien; es siniestro, no habla ni ríe y es un poco raro.

Entonces me giro y veo a una chica detrás de mí. Se llama María, iba a otro instituto. Está sentada con Jaime, un chico con el que no he hablado nunca. Parecen majos.

Cuando se acaba la clase, busco a Andrés y nos vamos a nuestras casas.

Vuelvo con el pensamiento de querer ser amigo de María y Jaime, así no estaré muy incómodo con Frán.

Al dia siguiente, en clases, me giro y le digo a María:

-Hola. ¿Eres nueva, verdad? -ella asiente tímidamente, parece que quiere ser mi amiga, pero le da vergüenza... -Ah, que bien. -le digo, miro a Jaime, le sonrío y me giro.

Cuando vuelvo a casa me imagino la cara de Jaime, pero no se por qué. No dejo de pensar en él. ¿Qué es lo que me pasa? Hasta sueño con él, esto es raro. Mañana se pasará.

Cuando llego al instituto y le veo, me pongo rojo.

-¡Coño, Alex, pareces un tomate! ¿Has visto a tu chica ideal? -dice en broma Andrés. Le ignoro.

En clases no puedo girarme. Es una sensación rara. No puede ser...

Vuelvo a casa y me tumbo.

-No me lo creo... ¿Cómo puede ser? ¿E-estoy enamorado de Jaime? No puede ser -me doy una bofetada-. Mierda, mierda, mierda...

¡No puedo ser homosexual!

Pequeños detallesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora