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- ¡Dazai!

Dazai estaba a punto de ser introducido en la sala del juicio cuando oyó una voz gritando su apellido detrás de él que le hizo detenerse.

Los guardias que lo escoltaban lo empujaron un poco para que siguiese avanzando pero él no se movió.

- Oye, que no tenemos todo el día - le dijo uno.

- Déjenme hablar con él un momento, estoy autorizado.

El hombre que había hecho detenerse a Dazai corrió y les enseñó una acreditación a los guardias. Al verla, se apartaron para dejarles conversar todo lo a solas que la situación permitía.

- Qué sorpresa, Kunikida. No pensé que fueras a volver a dirigirme la palabra.

En los dos segundos que Kunikida llevaba frente a Dazai ya se había acomodado las gafas sobre el puente de la nariz cuatro veces. Eso solo lo hacía cuando estaba muy nervioso.

- Yo... - las palabras luchaban por permanecer en su garganta -. Quería disculparme - Dazai enarcó una ceja con sorpresa -. Te dije muchas cosas que no debería haber dicho en su momento.

- ¿Sabe Fukuzawa-san que estás aquí?

Kunikida se retorció las manos.

- No. El presidente no sabe nada.

- Vaya. Pues me pregunto por quién te dio esa acreditación que has mostrado a los guardias hace unos instantes. ¿No era que habías jurado no volver a usar ese talento que tienes para la falsificación?

- Calla, imbécil - le susurró, molesto -. Te van a oír.

- Hace cinco segundos te estabas disculpando.

- Falsificar documentos es faltar a la verdad y eso va en contra de todo en lo que creo. Pero dejar que te sentases en el banquillo sin decirte que te creo es peor aún - confesó con un suspiro.

- Me alegro. Ahora, si me disculpas... - Dazai se apartó para volver con los guardias.

- Dazai.

- ¿Qué? Ya está, ya te has disculpado. Ya puedes estar en paz contigo mismo, ¿qué más quieres?

- Asegurarme de que no vas a dejar que te condenen solo porque te sientes culpable.

- Yo no me siento culpable. Sé lo que hice y por qué lo hice. - Dazai no mentía. Sentía bastantes cosas en ese momento pero culpa no era una de ellas. Afortunadamente. Lo que le faltaba. La mayor parte del tiempo no sentía nada y de repente tenía una mezcla de emociones de lo más interesante. Lo único positivo era que, al menos, no se aburría-. Lo que me pregunto es por qué ahora lo sabes tú. ¿A qué viene este cambio de actitud tan repentino?

El suelo era muy bonito, observó Kunikida. Era de mármol y brillaba mucho. Se notaba que lo mantenían muy bien. Pese a lo obsesivo que era él con la limpieza y lo quisquilloso que podía llegar a ser con ese tema, no era capaz de sacarle una sola pega.

Dazai resopló al ver a su excompañero de trabajo mirando el suelo en vez de manteniendo contacto visual con él. Estaba a punto de volver a girarse cuando Kunikida siguió hablando.

- He estado tan ciego - Dazai estuvo a punto de recomendarle que se graduara bien las gafas pero decidió no hacerlo - que solo he podido comprenderlo con la ayuda de Ranpo.

- ¿Cómo que con la ayuda de Ran...? Ah - le tomó unos segundos darse cuenta pero por fin sus neuronas hicieron bien su trabajo y establecieron las conexiones necesarias -. Dejó una carta.

Kunikida asintió con la cabeza.

- Si hubiera sabido por lo que estaba pasando... - tuvo que respirar hondo unas cuantas veces antes de continuar y parpadear para ahuyentar las lágrimas -. Bueno... Digamos que yo mismo lo habría hecho.

Buenas noches (una historia de Bungō Stray Dogs)Where stories live. Discover now