Capítulo 19

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Los ojos de los hechiceros estaban puestos en la figura de Satoru Gojo, el Hechicero más Fuerte de la actualidad. El hombre veintinueve años había cambiado su vestimenta, tomando unos pantalones blancos con la pernera ancha y una camiseta oscura pegada a su torso, lo que marcaba sus músculos firmes por el entrenamiento constante, haciendo una visión...provocadora de cierta manera, pues Satoru no era un hombre feo y su cuerpo había sido formado por el entrenamiento desde una edad más bien temprana.

Frente al hechicero se encontraba el hombre que había cambiado el curso de los acontecimientos después de mil años. Vistiendo de una forma similar a su adversario, pero con la vestimenta de color más claro, Ryomen Sukuna desprendía la confianza que le daba el conocimiento de sus propias habilidades y de su tiempo planificando aquel plan, el que parecía estar llevándose a cabo después de mil años, tomando el cuerpo de un adolescente de quince años.

Ambos hombres eran la representación del pasado y del presente, dos pilares con una fuerte base que los había hecho crecer hasta alcanzar un punto inamovible. Y hoy estaban a pocos minutos de decidir cual de los dos era el más fuerte, cual se mantendría vivo mientras el otro era enviado al Otro Lado, con un último aliento escapando de sus labios.

Y parecía que la confianza de Satoru estaba por las nubes.

El clan Gojo no contaba con muchos enemigos que pudieran superar su técnica maldita, mucho menos cuando esta estaba ligada a los "Seis Ojos", lo que le daba a los Gojo un enorme poder, convirtiéndolos en la llave del equilibrio entre las maldiciones y los hechiceros, siendo un foco constante de la presencia de estos últimos para los primeros, siendo la figura que engendraba el miedo en las presencias malditas de las maldiciones. Sin embargo, Ryomen Sukuna había estado vivo durante mil años, naciendo en una época donde los hechiceros morían y encontraban sus propios muros; una era donde las técnicas malditas no estaban desarrolladas y los cimientos se estaban construyendo con lentitud. Y esto le daba a Sukuna el conocimiento para pelear contra cualquier enemigo, incluyendo a un miembro del clan Gojo.

Ryomen Sukuna había recuperado el poder de los "Veinte Dedos" al devorar lo que quedaba de su cadáver, el cual podría haberse convertido en un objeto maldito que irradiaba su antigua esencia, como si su alma aun estuviera ligada a los podridos huesos de su esqueleto, uniéndose así después de un largo periodo. A pesar de eso, Sukuna aun sabía que no podía pelear contra Satoru por un hecho innegable: no contaba, dentro de sus habilidades, una con la que sobreponerse a su enemigo, una con la que superar el "Infinito" del hechicero de grado especial que estaba frente a él, mirándole con los ojos azules.

Y, ahí, es donde entraba el cuerpo de Megumi Fushiguro.

―Supongo que Sukuna tomó el cuerpo del muchacho por algo especial, ¿no?

Los hechiceros reunidos, tanto de Kioto como de Tokio, estaban observando la batalla entre los dos monstruos actuales, rezando por la victoria de Satoru.

―Si tuviera que decir algo―Hiromi apoyó el mentón en sus manos mirando con sus oscuros ojos la extraña ruleta que estaba en la espalda de Sukuna, la cual había girado lentamente―; diría que es por la técnica maldita del chico. Esa es su arma contra Satoru Gojo. Si no, ¿por qué habría tomado el cuerpo del chico?

―Deberías añadir que Itadori nunca dejó que Sukuna lo controlara. Su fortaleza mental...es superior, si me permitís añadirlo.

Los ojos de los adultos se movieron hacia Yuji Itadori. El estudiante de primer año permanecía sentado, meditando, con las piernas cruzadas en la pose de flor de loto, las manos apoyadas en su regazo y el único ojo sano completamente cerrado, mientras que el otro estaba oculto por una oscura venda.

Útero MalditoWhere stories live. Discover now