Capítulo 9

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12 de noviembre de 2018. Cinco nuevos integrantes habían entrado en el Juego de Sacrificio, repartiéndose entre la Colonia N.º 1 y N.º 2 de Tokio y engrosando la lista de hechiceros que estaban en la lista de Kenjaku, quien probablemente sonrió al ver dos de los nombres en la listo de los cinco nuevos que aparecieron.

Yuji Itadori y Megumi Fushiguro estaban fuera de la pantalla colocada sobre la Colonia N.º 1 de Tokio, de pie frente a esta sin parecer querer moverse por un tiempo. Ambos chicos llevaban nuevamente los uniformes de la escuela de Tokio cubriendo sus cuerpos, con Yuji utilizando la chaqueta con capucha que el propio Satoru Gojo le otorgó y sus inseparables deportivas en los pies, haciéndole recordar a cierto chico de un manga de superhéroes. A su lado, con las manos en los bolsillos, Megumi miró con sus ojos oscuros a la pantalla que los separaba de la colonia y la batalla que pronto tendrían.

El objetivo de los dos chicos era simple: encontrar a Hiromi Higuruma dentro de aquella colonia y obtener los 100 puntos que el hombre había obtenido en su tiempo en el juego, lo que podría ser una sencilla tarea o complicarse y hacerse un infierno para ellos.

Kinji, Kirara y Panda estaban en la colonia N.º 2 con un objetivo parecido. Ellos tres estaban detrás de Hajime Kashimo y de Ángel para obtener los 100 puntos del primero y la ayuda del segundo con el estado de prisionero que estaba sufriendo Satoru Gojo. Al ser Ángel el único hechicero conocido con la capacidad de romper la Prisión Confinadora, que los tres hayan ido a por él era con lo que los dos chicos de primer año no tendrían que lidiar por mucho tiempo.

"Eso, si todo va como está planeado"

El ceño de Megumi se arrugó ligeramente ante aquel pensamiento. Habían dado por sentado que obtendrían los 100 puntos de cada uno de los hechiceros y que Ángel terminaría ayudándolos. ¿Pero y si uno de ellos perdía al pelear contra Kashimo o Higuruma? ¿Y si Ángel moría antes de que pudieran encontrarlo? Con aquellas preguntas y pensamientos oscuros rondando su cabeza, el estado anímico de Megumi fluctuó ligeramente, volviéndose un poco oscuro y deprimente.

―¡Quita esa cara! ¿Quieres?

Yuji palmeó con fuerza la espalda de Megumi haciéndolo casi caer de bruces hacia el frente, lo que hizo que el chico de cabello oscuro mirara a su compañero con una mirada plana.

―¿Qué se supone que haces?

Torciendo los labios, Yuji dio una sonrisa al mismo tiempo que colocaba las manos detrás de su cabeza, generando un aura de confianza a su alrededor que el mismo Megumi sintió llegar hasta él.

―Darte un poco de ánimos―dijo, riendo ante los ojos en blanco de su compañero―. ¡Alguien debe de ser el foco de motivación y no parece que vayas a ser tú!

Yuji era una persona agradable y llena de energía. Así fue como Megumi conoció a su compañero de equipo. Pero a pesar de que el chico de pelo rosa estaba intentando mostrarse radiante como antes de Shibuya, vio detrás de la sonrisa de Yuji y encontró la tensión y el miedo que estaba en lo más profundo de su alma.

"Itadori lleva a Sukuna. Sukuna podría estar planeando algo aquí e Itadori puede estar lidiando con eso. ¿Debería mantener un ojo sobre él o me despreocupo?"

No solo para Megumi fue consciente el hecho de que Yuji estaba molesto, cansado y herido emocionalmente tras todas las personas que había perdido y tras el Incidente de Shibuya, donde fue poseído por Ryomen Sukuna y dejó a amigos e inocentes severamente lastimados. Todos conocían los hechos y el peso que la batalla estaba surtiendo sobre Yuji, el único de ellos que no aceptó ser un hechicero por haberlo sido desde nacimiento.

―Hm―enfocó su mirada hacia la pantalla, intentando echar sus pensamientos a un lado y evitar mirar aquella sonrisa llena de un optimismo falso―. No importa. Puedo lidiar con esto, Itadori. No deberías preocuparte por mí.

Útero MalditoHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin