taehyung viaja a través de los universos por una segunda oportunidad
o,
cuando eres amado por un brujo, te aman para siempre y por siempre, incluso si deben viajar a otras dimensiones para encontrarte
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—¿Cuánto tiempo ha pasado?— preguntó Hoseok, mientras extendía sus brazos y saltaba como si el acto en sí no lo cansara en lo más mínimo.
Son las cinco de la tarde, por el amor de dios.
—Sigues escondiéndote en mi salón de baile como si no estuviese tu dormitorio a menos de cinco minutos y como si no tuvieras dos horas para dormir, relajarte, estudiar o hacer quién diablos sabe qué antes de tus clases particulares.
—No me estoy escondiendo— respondió Jin con un sonrojo subiendo por sus mejillas que intentó ocultar bajando su cabeza, su cabello desordenado y negro cayendo sobre su frente. —Solo estoy haciéndote compañía.
—La que no te pedí.
—No seas malo, —probablemente el puchero de Jin podía convencer a cualquiera, pero en este momento, en este espacio, Hoseok no era Hobi, su mejor amigo: era el maldito mejor bailarín del club y quién tenía una mirada crítica para cada uno de los pasos del resto, siempre buscando la perfección en sí mismo y en los demás, por lo que tenía un cambio muy potente. Tanto que no se inmutó por el puchero de Jin. —Te estoy ayudando con tus rutinas.
—¿Cómo me estás ayudando, que no lo veo?
Seokjin soltó una risita baja y se acomodó más en el suelo del estudio de baile de Hobi. Claramente se estaba escondiendo, pero no lo diría.
Había pasado casi tres semanas desde que cerraron su cafetería favorita, en donde pasaba cada tarde a tomar un café como parte de su rutina diaria y había visto bastante dificultoso el hecho de buscar otro pasatiempo que pudiese servir para su control, más cuando el cierre fue tan repentino y se juntó con otras cosas un tanto estresantes de su vida diaria: luego de que lo convencieron hace casi un mes de acompañar a Hobi y a Nam a un pub de noche a tomar unas cervezas y emborracharlo como nunca lo había hecho, y había cometido un error que podría no ser considerado del todo un error pero era suficiente para que Jin se sintiera incómodo, pero desde ese instante su vida parecía estar moviéndose sin control.
Nada que hacer en un lapso de tiempo entre que terminaban sus clases en la universidad y tenía sus clases particulares en donde le enseñaba a niños de bajos recursos.
Ningún sabor a café que lo tranquilizaba, ninguna sonrisa complaciente de la persona que atendía la barra cuando llegaba por su café diario.
Ningún espacio seguro en su misma habitación, en donde en la otra cama de la habitación compartida, se encontraba la persona que era ese "error". Seokjin golpeó su cabeza contra la pared, mirando hacia el techo y soltando un suspiro.
—Ha pasado casi un mes.
—Mierda, —exclamó Hoseok, de pronto poniéndose tenso y acercándose a Seokjin. —¿No han hablado nada en este tiempo?
