IMPORTANTE

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Bueno voy a ir al punto.

Esta historia será suspendida, por diversos motivos. 

1 no me siento yo al escribir esto.

2 lo mio no es estar tratando de relatar el amor o historias de la vida real, ni mucho menos.

Lo mio es la ficción,  amo fantasear con otras épocas o incluso con unas que ni si quiera existan , yo vivo en la fantasía,  esta es parte de mi.

Es estúpido que trate de mantiene al tratar de escribir algo que simplemente conmigo no va, no logro entender el amor, ni mucho menos las otras emociones. 

Por dos años traté de plasmar  cada emocion, pero con cada línea me sentía más vacía, alguien me hizo entender que lo mío no es relatar las emociones,  ni contar historias sacadas de la realidad.

La fantasía es parte de mi, por años la he negado, pensando que esto es algo malo, y aún que nunca se lo diré porque soy demasiado orgullosa para decirlo en voz alta , el tenía razón.

Trate de entrar en un molde que no es mio. Así que esta historia se queda acá.

Pero si interesa leer algo como esto

En un tiempo lejano,  la  humanidad prosperaba en un mundo adornado con carros que surcaban las calles y edificios que se alzaban hacía el cielo como monumentos a su ingenió. La tecnología era el latido de la sociedad, tejiendo una red de conexiones que unían a las personas de todo el mundo.

Pero entonces, en un instante que parecía durar una eternidad, todo cambió. Un objeto desconocido descendió del cielo, rasgando el velo de la realidad y desencadenando una cadena de eventos catastróficos. No fue un simple cataclismo natural, sino algo mucho más siniestro y ajeno a la comprensión humana.

La destrucción que siguió fue rápida y total, consumiendo ciudades enteras en un frenesí de caos y desesperación. Los edificios que alguna vez habían sido la envidia del mundo fueron reducidos a escombros, y los carros que alguna vez llenaron las calles quedaron destrozados y abandonados en su estela.

La humanidad se encontró cara a cara con una realidad implacable: todo lo que conocían y amaban había sido arrasado en un abrir y cerrar de ojos. Durante miles de años, la civilización luchó por sobrevivir en un mundo transformado por fuerzas más allá de su comprensión. Se dieron cuenta de que todo lo que los rodeaba, todo lo que habían construido con tanto esfuerzo, había sido el catalizador de su propia destrucción.

Pero incluso en medio de la desolación, la esperanza no se desvaneció por completo. Los supervivientes se unieron, buscando en los escombros de su antigua vida los cimientos de un nuevo comienzo. La naturaleza, ajena al caos y la destrucción que había envuelto al mundo, reclamó su lugar, extendiendo sus dominios sobre los restos de la civilización humana y recordándoles su lugar en el orden natural de las cosas.

Hoy, el mundo es un lugar irreconocible para aquellos que alguna vez conocieron su gloria. La tecnología ha evolucionado, adaptándose a las nuevas realidades de este su  mundo transformado por la devastación. Y mientras el sol se pone sobre este nuevo mundo, la historia de la humanidad continúa, escrita en las estrellas y en los corazones de aquellos que se atreven a soñar con un mañana mejor.

—Atena, baja ya—  insta la cuidadora con un tono firme, mientras observa desde arriba cómo la pequeña niña de cabello oscuro desciende las escaleras con rapidez.

La luz del sol filtrándose por las ventanas ilumina su rostro infantil, resaltando la determinación en sus ojos.

—¡Aquí estoy!—  responde Atena una vez que llega abajo, pero su expresión se torna nerviosa al notar que la cuidadora ha captado su intento de ocultar algo en su mano. Un ligero rubor tiñe sus mejillas, y sus manos se aferran con fuerza al objeto oculto, como si temiera que le fuera arrebatado en cualquier momento.

—Ya sabes que no está bien que una jovencita corra al bajar—  la reprende la cuidadora con voz suave pero firme, mientras se acerca a la niña con paso seguro. Su preocupación es evidente en cada gesto, en cada mirada dirigida a la pequeña que ha jurado proteger.

—Lo siento, no le digas al rey— ruega la pequeña, sus ojos oscuros brillando con ansiedad. El temor a la posible reprimenda de su padre se refleja en su voz temblorosa, en el temblor de sus manos mientras sujeta el objeto con más fuerza.

—Está bien, solo no lo vuelvas a hacer—, concede la cuidadora con un suspiro compasivo. Se agacha frente a Atena, colocando una mano reconfortante en su hombro, transmitiendo tranquilidad y apoyo. —Podrías tener un accidente, y entonces no podrás gobernar ni tendrás a tus dragones de la legión— agrega con seriedad, recordando a la niña las responsabilidades que le aguardan en el futuro.

La niña se asusta al pensar en la posibilidad de no poder tener a sus dragones, sus compañeros más queridos y fieles.

El miedo a ser una decepción para la legión, para su padre y para sí misma, se apodera de su corazón, dejando un nudo en su garganta y un peso en su pecho. Sin embargo, también siente un profundo agradecimiento hacia su cuidadora, por preocuparse por su seguridad y por recordarle el camino que debe seguir para convertirse en la líder que su pueblo necesita.

El Palacio De Las Mariposas Y El Eden De Las Espinas.       Where stories live. Discover now