Parte 9 JUSTIN

13 5 11
                                    

Como ya dije en su momento, el día en que Ana termino la relación de la peor manera posible, fue el más doloroso de mi vida. Ni mucho menos pretendo "comparar" pero ni siquiera perder a mis padres me dolió tanto. Lo hubiera aceptado sin problema si me hubiera terminando de forma... civilizada digámoslo. Pero hacerlo metiéndose con lo único que me hace sentir totalmente inseguro... no se lo perdonaría nunca. O eso pensaba en aquel momento.

Lo cierto es que desde ese momento, no solo me volví un adicto al trabajo haciéndolo hasta dieciséis horas diarias sábados, domingos y feriados inclusive, sino que ahora puedo reconocer que me convertí en un ogro de los perores con mis empleados. Especialmente con las mujeres, queriendo de alguna manera desquitarme el dolor causado por Oriana.

Créanme que les controlaba cada minuto de los descansos, y el tiempo que se tomaban para "las necesidades naturales que se hacen en el baño". Así mismo no toleraba que llegaran más de un minuto tarde, o que se fueran sin avisarme.

Lo sé. Me preguntaran ¿qué culpa tenían ellas/ellos de lo que hizo Oriana?. Con toda razón dirán que ninguna. Pero en ese momento cegado por el dolor y la rabia no era capaz de verlo.

Con la única mujer que seguí teniendo una relación normal fue con Beatriz, a la que consideraba la hermana que siempre había soñado pero nunca tuve. Pese a ser la hermana de corazón de Oriana no fui capaz de romper la preciosa amistad que habíamos construido y cuando podíamos combinar, salíamos a almorzar, o cenar.

Por si se lo preguntan la respuesta es no. Desde el inicio dejamos en claro que aun si Bea fuera heterosexual, entre nosotros nunca habría nada más allá de nuestra amistad de hermanos.

Muy a mi pesar cada tanto me sorprendía pensando en los maravillosos momentos vividos con Ana. El primer beso, nuestra primera vez, las puestas de sol abrazados en la playa y tantos otros.

Y en esos momentos me enojaba conmigo mismo por ser tan... ¿débil?. Porque maldita fuera. ¿Porque a pesar de todo no podía sacarla de mi corazón y de mi vida de una vez para siempre?.

Lo cierto es que poco después de cumplirse cinco meses de "ese día nefasto" , un viernes Beatriz me llamo y así textual me dijo "Que si o si teníamos que hablar esa noche. El domingo como máximo". A l final quedamos que cenaríamos en su casa al otro día.

Luego de terminar la cena, pasar al baño y poner platos y demás en el lavavajilla y apagar los celulares, sirvió café y nos sentamos frente a frente e n los sillones del living. Me miro seria como nunca antes lo había hecho.

–Vos sabrás que decidís después. Pero hay algo que SI O SI tenes que saber.

Me mostro una foto donde se veía a dos hombres.

-¿Los conoces?. –Y como no con lo que me hicieron la primer a vez que fui a tu restaurante. Pero ¿qué tienen que ver ellos con... lo que sea que tengo que saber?. –A eso voy. Solo te pido que me dejes mostrarte unas cosas, y cuando termine... vos veras que haces. Pero sobre todo no saques NINGUNA conclusión hasta que veas y oigas todo. –Prometido hermanita.

Lo cierto es que prendió la televisión (de cuarenta pulgadas por si importa) y puso un dvd. Segundos después se veía a los dos desgraciados en un auto hablando con Oriana. Creí que el corazón dejaba de latirme cuando vi que le mostraban dos grandes carpetas con información sobre mi (dirección, gustos, e información de mis empresas entre otras cosas) y lea amenazaban con hacerme algo muy malo si no los obedecía EN TODO.

Así mismo pude ver que la obligaban a tener una "relación" con un (para mi) desconocido, a dejarse filmar haciendo "eso" y mucho más. Las lágrimas empezaron a nublar mis ojos al entenderlo. Era por eso que Ana me había terminado como lo hizo.

Vos y yo contra el mundoWhere stories live. Discover now