Parte 8 ORIANA

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Desde que termine con Justin, sentí que mi vida no tenía sentido. Me había acostumbrado tanto a sus besos, sus abrazos, sonrisas, a dormirme y despertarme abrazada a él... que ahora que no tenía nada de eso... sentía que mi vida estaba totalmente vacía.

Para tratar de más o menos ahogar la desesperación, me volví adicta al trabajo al punto que literalmente me pasaba casi las veinticuatro horas en el restaurante o en el salón de té, o pensando posibles reformas y no sé cuántas cosas más. Pero no había caso. Por mucho que lo intentara, no me podía sacar a Justin de la cabeza y menos aún de mi corazón.

Más de una vez Bea quiso hablar conmigo, pero siempre la cortaba en seco diciéndole "que no me pasa nada". Lo cual claramente estaba lejísimos de la verdad. Tanto era dolor que hubiera querido morirme. Pero fuera de eso estaba" todo bien". Lo cierto es que una vez estando en el restaurante, me encaro.

–Engáñate a vos misma y al resto del mundo si así lo queres. Pero a mí no vas a poder. Por mucho que lo niegues sé que algo te pasa. Estaré para escucharte cundo quieras hablar.

Que más hubiera querido que sincerarme con ella. Pero si lo hacía se desquitarían con Justin y eso sí que no podría soportarlo. Hasta que llego el día en que daría el primer paso hacia mi libertad. Pequeño pero un paso al fin. Irónicamente serían "ellos" quienes me ¿ayudarían?.

En esa época "me contrataron" para que los fines de semana trabajara en su casa. Entiéndase cocinando y limpiando, a lo que me habría negado rotundamente de no estar en juego la seguridad de Justin. El primer paso hacia mi libertad, empezó teniendo casi dos meses trabajando para ellos.

Creí que el corazón se me detenía cuando una noche mientras cenaban, los oí comentar que tenían grabada la conversación en la que me habían amenazado con hacerle daño Justin si me negaba a hacer todo lo que me ordenaran, y cada conversación que habíamos tenido desde entonces guardado "en ese lugar" de la casa.

Y si algo faltaba para... digámoslo así, sacarme el premio gordo, es que esa noche ya estando en la cama por dormirme, ni se porque lo hice, pero se me dio por buscar sus nombres en gooogle... Para entrarme que estaba siendo buscados nada más ni menos que por acoso laboral y sexual, previa denuncia de hasta donde se sabía tres docenas de mujeres desde los veinte y poquitos, hasta pasados los cincuenta años.

Eso sin contar que también estaban acusados de ser dueños de quien sabe cuántas empresas fantasmas, para evadir impuestos por varios miles de millones de dólares. De hecho incluso la policía ofrecía una muy buena recompensa por cualquier dato que llevara a su captura.

Ahora entendía porque en público tenían determinado aspecto (morocho de ojos marrones uno, castaño claro de ojos verdes el otro, y en la casa atenían uno completamente diferente (respectivamente rubio de ojos verdes, y pelirrojo de ojos celestes ¿grises?.

Para ese momento el corazón amenazaba con salirse de mi pecho. Sabiendo lo que acaba de saber, si lograba encontrar esas grabaciones... además de aportar datos para su captura, podía denunciarlos por amenazas.

La pregunta del millón y medio era ¿Cuál era "ese lugar" de la casa donde las tenían guardadas? Si tenía un poco (mucha) suerte quizás las encontrara y entonces... Quien ríe último ríe mejor.

Tenía que aprovechar ese... ¿golpe de suerte?. ¿Casualidad?. Lo que fuera. Pero iba a lograrlo o al menos agotar los recursos en el intento. Solo por si acaso borre de mi celular toda la información sobre ellos. Desde entonces con la excusa de limpiar, buscaría en cada lugar de la casa.

Era momento de ver que tan buena actriz poda ser, empezando por hacer que no sabía nada. Lo cierto es que la diosa fortuna me sonreiría dos meses después. Resulta que parte negocios y parte adelanto de luna de miel, habían planeado un viaje al Caribe por un mes.

Vos y yo contra el mundoWhere stories live. Discover now