35|| La Posada

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La Posada
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—...y entonces, cuando usted agarro mi celular, yo le estaba poniendo a Santiago que ya deje de pensar en mi, porque... porque le iba a ir mal en las materias —Roberta continuó su explicación—. O sea, con el "grupo de materias" que es la clave que yo le hablaba, ¿ya sabe?

—Que linda historia —el profesor fingió interés.

El señor canoso y con lentes oscuros, volteó hacia la clase y avanzó hacia el asiento del otro involucrado.

—Vamos a ver qué opina el señor Santiago Dregh sobre el romántico cuento de la señorita Pardo —llegó hasta él—. Lo escuchamos, Dregh.

Santiago se puso de pie, intentando ocultar la cara de pánico que traía.

Nina desde su asiento ladeó la cabeza confundida, claramente había una gran parte en la vida de su amiga que se estaba perdiendo.

—Bueno, es que...

—Si, si, si —apuro el profesor—, lo escuchamos.

—Si, si, si, si—asintió el adolescente, causando la risa de sus compañeros.

—Silencio.

—Roberta y yo, pues si somos novios —confirmó, logrando que todos los demás los molestaran.

—Que lindo el amor —expresó el profesor, con nada parecido a la ternura—, pero no se puede vivir de él.

Los alumnos abuchearon ante su amargura.

—¡Silencio! —volvió a callarlos—. Así que le vamos a dar a la parejita un trabajo sobre economía global, desde el principio del siglo XX hasta hoy.

—¿Qué? —se indignó Roberta.

—¡Para su matrimonio! —molesto Jack.

—Silencio —pidió una vez más—. Y eso es para que el día de mañana, la parejita no viva en una nubecita.

Un coro de "Aw" se escuchó en todo el salón.

—Y viva en una casita —se burló mas, pero calló las risas de todos—. ¡Silencio!

—Es broma, ¿verdad? —Roberta no se creía todo el trabajo que tendría que hacer.

—No, de ninguna manera —negó el profesor—. De ninguna manera, Roberta, no es broma.

Nina intentó no reírse ante la situación, pero lo bizarro le ganaba.

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rebel beauty | rbdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora