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Los nervios se apoderaron de mí en el momento en el que decidí alzar mi mano para tocar el timbre, sin embargo, sabía que había tomado la opción correcta. O por lo menos eso quería creer.

Esperé durante segundos a que la puerta fuera abierta, tiempo que aproveché para admirar la fachada de la casa. Me encontraba parada justo frente al nuevo hogar de la madre de Seokjin, lugar que había adquirido meses después del fallecimiento de su esposo. No me lo dijo, pero supuse que debió incomodarle estar sola en una vivienda tan grande; me compadecí de ella, ya que yo también decidí mudarme cuando sus recuerdos empezaron a atormentarme. Era extraño saber que nunca más volverías a cruzar la puerta de nuestro apartamento, ni tampoco me despertarías cada mañana para que desayunáramos juntos en la terraza.

Era nostálgico, tanto que otorgaba un sabor agridulce.

— ¡Sarang! — Mi nombre traspasó sus labios con tanta ternura que me parecía impensable que en un principio detestó siquiera escucharlo. — No esperaba verte por aquí hoy, es cuatro de diciembre...

Sin saber siquiera cómo, hice el mejor intento para que mis palabras salieran con fluidez.

— Simplemente... — Su mirada melancólica me contagiaba del sentimiento. — Creo que hacernos compañía durante esta fecha es una buena idea, por lo menos es mejor que pasarlo en soledad.

El cumpleaños de Jin finalmente había llegado, no quería cometer una locura a causa de la aflicción, mucho menos que ella lo hiciera al pensar en sus pérdidas.

Nuestras miradas se encontraron una vez más y percibí la dulzura en ella. De la noche a la mañana, habíamos empezado a guardarnos cariño, tal y como tú siempre deseaste. Irónicamente, este era el primero de tus cumpleaños en el que ''las dos mujeres de tu vida'' se reunirían para celebrar tu existencia y la gran persona que un día fuiste. 

— Pasa, siéntete en casa.

— Gracias por recibirme. — Correspondí a la sonrisa que me era ofrecida.

Contrario a la fachada de la casa, al estar en el interior me encontré con un panorama difícil de ver. No podía descifrar si recién se había mudado o si la interrumpí a mitad de una limpieza profunda, ya que los muebles bloqueaban algunas entradas y la cantidad de objetos era suficiente como para dificultar el paso.

— Lamento el desorden, quería desocupar mi mente y no supe qué más hacer.

— A veces tenemos que desordenar nuestras emociones para lograr ordenar nuestros pensamientos.

— También ocurre en el caso contrario.

Concordé con ella con un asentimiento de cabeza, sin decirle que fue en un intento de ordenan mis emociones que preferí no visitar tu tumba para no tomar decisiones de las que después podría arrepentirme.

Quería hablar contigo, pero no estaba lista para hacerlo. Aún no reunía el valor suficiente como para enfrentarme a las palabras que nunca te dije. En el fondo de mi conciencia, sabía que todavía no te perdonaba del todo.

El año pasado intenté hacerlo, tanto para tu aniversario luctuoso como para tu natalicio, pero en ambas ocasiones terminé envuelta en un brote psicótico al perder el control de todo.

Quisiera ser más valiente, quisiera ser más como tú.

El resto del día lo dediqué a ayudar a tu madre con la limpieza, haciendo pausas cortas para enfocar nuestra atención a las fotos del álbum que ella sostuvo entre sus manos desde antes de abrir la puerta y dejarme entrar en su morada. Sonreí con tristeza al notar la imagen que provocó su destrozo mental, una que capturaba un amoroso abrazo familiar durante el día de tu graduación de secundaria.

Ambas perdimos a los amores de nuestras vidas, pero ella además perdió a su hijo unigénito. En menos de un año, el universo se había encargado de arrebatarle dos de sus mayores fuentes vitales.

Entre más platicaba con ella, mejor la conocía, haciéndome dudar entre volver a Jeju o quedarme en Seúl. En caso de marcharme, quería asegurarme primero del estado de su salud física, mental y emocional, necesitaba hacerle saber que contaba con mi apoyo y que siempre podría contar conmigo.

Cuatro de diciembre, cinco veintitrés de la tarde, no soy la única que te extraña.

24 dates | Min Yoongi | (Lonely Heart)Where stories live. Discover now