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Han Sarang

El dispositivo cayó de mis manos tras haber emitido el primer pitido. Mi teléfono vibraba desde el suelo a la espera de ser levantando, mientras que mis extremidades parecían temblar más que el celular propio.

En cuestión de segundos, un "Tienes una llamada perdida de Luna Mía ♥" apareció en la pantalla.

"Luna Mía ♥", sin embargo, el propietario de dicho apodo había dejado de ser mío incluso antes de su partida.

Aunque contestara la llamada, no sería él con quien yo hablase. Sacudí mi cabeza de un lado a otro en un intento de disipar las ideas erróneas que cruzaban en el interior de esta.

Seokjin había muerto, ese era el final de la historia.

El sonido proveniente de mi teléfono se hizo nuevamente presente. Esta vez, me apresuré a tomarlo al notar que desde el otro lado de la pantalla alguien hacía un segundo intento de contactarse conmigo.

Sin más, solté un suspiro antes de contestar.

 ¡Maldición!

Eso fue la primera palabra que oí salir de su boca. 

¿Perdón? — Susurré al no comprender la situación. — ¿Le ha ocurrido algo malo?

Joder. — Escuché esta vez. — No noté que ya había tomado la llamada, no fue mi intención maldecir. — El silencio reinó durante unos segundos. — Yo... Lo siento, realmente no quise pretender que él estaba vivo. 

Dios, eso es peor. — Pronuncié más para mí que para él.

¡No lo malinterprete! — Exclamó. — No debí haberle dado ese consejo como si fuéramos amigos, no conocía la situación. Por favor, discúlpeme por ser tan imprudente, si gusta, podría ayudarle a conseguir una ouija a un precio accesible... Aunque no tengo ni la menor idea de dónde vender cosas de ese estilo, viví en el exterior durante los últimos años, así que no sé si haya tiendas esotéricas por mi zona, pero me aseguraré de...

Sorpresivamente, entendí cada una de sus palabras. Hablaba tan rápido que podría haberlo confundido con un rapero del underground.

Dios mío. — Soltó esta vez. — Por favor, señorita, no llore. No quise tocar un tema sensible para usted.

¿Llorar?

Con las yemas de mis dedos palpé mis mejillas, comprobando así que lágrimas corrían por las mismas.

¿En qué momento había empezado mi llanto?

Sin embargo, podía percibirlo. Una sonrisa adornaba mi rostro, aun cuando ligeros quejidos traspasaban mis labios.

— Un momento... ¿Está llorando o está riendo? — Preguntó. — Espero que esto no sea una broma de mal gusto.

— Yo...  Fui alcanzada por la misma duda. — Creo que estoy riendo. Respondí entre risas. 

Lo escuché bufar desde el otro lado de la línea.

— ¿Cree que está riendo? — Cuestionó. — No parece estar segura de sus palabras.

— Estoy riendo. — Afirmé esa vez. — No se trata de ninguna broma, él anterior propietario sí falleció. Pero no se preocupe, no es necesario conseguir una ouija, eso sí lo dije bromeando.

— Una ouija. — Repitió entre susurros, para después unirse a mi risa con una carcajada. — Eso me quita un peso de encima, realmente no sé dónde podría comprar una. Una vez más, lo siento por...

— Basta de disculpas.  Interrumpí. — Al contrario, me alegró la noche. Hace mucho tiempo no reía así.

— Tal parece que mi desesperación le causó gracia. Su tono de voz era picaresco. — Me alegra saberlo.

En ese momento, ambos fuimos conscientes del peculiar giro que la conversación había tomado. El silencio nos abrazaba con fuerza, pero la respiración de los dos señalaba que la llamada aún no había terminado.

— Colgaré. Anuncié más para mí que para él. — Prometo no volver a escribir a este número. Lamento si le hice pasar por un mal momento.

Alejé el dispositivo de mi oreja para llevar la acción a cabo, pero una vez más, su voz me distrajo.

— No me molesta.  Afirmó de inmediato. — Comprendo muy bien el sentimiento de perder a un ser querido, así que, si en algún momento necesita desahogarse y no sabe dónde ir, estaré dispuesto a escucharla.

Antes de que pudiera negarme, la llamada fue finalizada por aquel desconocido.

Extraño. Sin lugar a duda, fue un suceso extraño. No tenía intención alguna de volver a contactarme con él.

Admitiré que fui infiel a mis palabras, ya que esa resultó ser la primera de muchas llamadas que estaban por venir.


24 dates | Min Yoongi | (Lonely Heart)Where stories live. Discover now