《Lo quiero todo》¹⁴

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Encuentra lo que amas y deja que te mate.
Charles Bukowski.

~◇◇◇~

Gianna

Los días pasaron desde la última vez que vi a Blade y tuve el enfrentamiento con la que es su realidad. Me he negado completamente a pensarle, a veces rememoro sus palabras No oses siquiera pensarme, no sé qué es lo que hizo, pero cada vez que las recuerdo es como si me las estuviera diciendo en el oído y haciendo que un escalofrío recorra mi columna vertebral y me ponga en función de olvidarlo todo, así que para lograrlo he decidido aceptar algunas de las actividades de compañía de mi mamá, como es en este momento. Mi mala cara se ha paseado por todos los pasillos de la casa y ella al verme explicó lo terapéutico de trabajar con plantas. Lo admito, es entretenido, pero una simple margarita no va hacer que aleje esos pensamientos de mi cabeza.
—Lo haces muy bien cariño —mamá me aplaude con sus palabras al verme trabajar ágilmente con la planta al cortarle las hojas secas con una tijera de podar especial—. Hace bastante que no pasábamos tiempo juntas. —Una sonrisa genuina aparece en su rostro, sus mejillas se abultan.
—Lo siento, a veces soy insoportable. —Desvío la vista de la planta hacia ella regalándole una disculpa sincera. Mi rebeldía me sobrepasa bastante muchas veces, he ahí por qué me metí en lo que no debía.

—Tranquila mi amor, yo comprendo, es la edad —se quita los guantes y me da un abrazo de costado y un beso en la coronilla para luego despegarse—. Vuelvo enseguida, necesito ir al baño.

Asiento y vuelvo en lo que estaba. Las hojas marchitas caen sobre el recipiente cargado de tierra oscura, los pensamientos respecto a él vuelven a invadirme, una vez más lucho por no querer saber nada de sí, de lo que es, de que otras cosas oculta. Quisiera decir que mi fuerza de voluntad es mayor, pero al pasar unos segundos en silencio yo sola mil preguntas respecto a él me asaltan, todas respecto a su especie y eso me asusta e intriga al mismo tiempo. Aún sigo sin creerme totalmente la existencia de tales seres, ¿seré yo la única humana en el planeta tierra con tal conocimiento?

El aire tibio de una respiración roza mi cabello, las tijeras en mis manos se detienen y mi respiración se agita con tan solo imaginar lo que puede ser. De inmediato me giro y mi instrumento cae al suelo, me agacho con rapidez, pero en lo que lo hago lo veo, a Blade, parado a unos metros de mí, con sólo dos filas de plantas que nos separan. Sus ojos plomizos expresando calma y seguridad al mismo tiempo, sus labios rectos en calma, y su postura recta e impecable. Los tatuajes de sus brazos haciendo que su piel se vea más pálida de lo que en realidad es.

Las tijeras pasaron de cortar hojas a ser mi objeto de defensa en su contra. Admito que estoy asustada, no sé a lo que me estoy enfrentando.
—Vine sólo cuando supe que así lo deseabas —su voz aterciopelada acaricia mis oídos y me hace querer bajar las tijeras, pero no quiero confiarme. 

—¿Quién te dijo que quería eso?  —Mantengo mi postura de defensa, alzo un poco la voz.
—Lo puedo oler a kilómetros de distancia, necesitas más respuestas… El olor de tus dudas está regado por cada sitio de este lugar…
—Cállate —lo amenazo otra vez, esta vez con mis palabras, pero todo es en vano, en un pestañeo aparece frente a mí, a escasos centímetros uno del otro—. No te muevas un paso más o… —no puedo terminar la frase porque su mano toma la mía con rapidez y la lleva junto con el objeto filoso hacia donde se supone que está su corazón. Las puntas de la tijera pichando su piel bajo la camisa blanca que trae puesta.
—Gianna, yo no te mentí, la humanidad lo hizo —habla, leyéndome los pensamientos de arriba abajo sin precaución. Mi mano tiembla como nunca sobre su pecho, pero sigue firme, mis ojos se han cerrado sin anticipación alguna, mi cabeza esta inclinada ligeramente hacia abajo—. ¿Piensas salir corriendo cada vez que te cuente una de mis verdades? —sigo temblando, y todo empeora en cuanto sus manos heladas me rozan la cara con delicadeza y me hacen mirarlo a los ojos directamente—. No tengas miedo, no estoy hecho para dañarte —silencio un instante—. Un par de tijeras no pueden acabar conmigo… sólo tú tienes ese poder.

Mis piernas, mis manos, mi vientre, todo se estremeció al pronunciar dichas palabras. Las tijeras cayeron al suelo sus dedos atraparon los míos y me arrinconó de espaldas a la larga mesa, su cuerpo totalmente reclinado sobre el mío, nuestras manos juntas y las de él ejerciendo dominio completo sobre las mías al apoyarlas en la mesa y tener control absoluto de mis movimientos en esa zona.

—¿Qué quieres de mí? —mi voz sale en un suspiro, un tanto entrecortada—. ¿Mi sangre? —La manera en que observa cada una de mis reacciones es cautivadora e incitante a pesar de sólo hacerlo totalmente serio.
No respondió y terminé de desarmarme en piezas, todas deseando la misma cosa, y la cercanía trabajaba en base a ello.

Me vuelve a dar la vuelta, nuestros rostros se acercan cada vez más, espero lo más anhelado, sus labios rojos como la sangre están entreabiertos y peligrosamente cerca de los míos, cierro los ojos, lo espero llegar, pero al volverlos a abrir ya no estaba frente a mí, sólo estoy yo, esperando lo que no llegó a pasar, ese beso.
No, no me arrepiento de haber deseado querer besarlo, si fuera por mi lo buscaría en este preciso momento y lo haría realidad. No fui la única, no. En sus ojos lo pude ver bien claro, el deseo de besarme, no me lo estoy inventando, ahora, la duda está en por qué no lo hizo.

—Ya volví. —Los ruidos de los zapatos característicos de mamá, al igual que su voz un poco chillona me hacen caer de la nube en que estaba y querer volver al momento en que sólo estaba en el invernadero podando pequeñas plantas sin ninguna aparición sobrenatural y ganas de ser besada por Blade.
Tomo las tijeras desparramadas sobre la mesa, mamá a mi lado planta algunas semillas.

Mi mente sigue sin comprender por qué huiste de algo que ambos queríamos.
—¿Qué haces, Gianna? —El sobresalto me aborda al darme cuenta de que lo estaba haciendo otra vez. Abría y cerraba las tijeras sin cortar nada, mi cabeza aún cerca de donde sea que esté él. Maldigo mil veces internamente hasta que una de esas maldiciones se me escapa y llega a oídos de mi madre y no tengo remedio, un impulso tras una disculpa me hace salir del lugar a largar zancadas.

Él no puede hacerme esto, no puede venir, tentarme y luego desaparecerse entre las sombras como si nada. Corro hacia el bosque, mis pensamientos lo tratan de atraer lo más posible una vez más, corro, corro, corro una vez más hasta quedarme sin aliento y al alzar la vista lo veo de frente a un risco dándome la espalda.
—Blade ¿Por qué haces esto siempre? Apareces, te esfumas… es un ciclo interminable.

—Gianna —se gira hacia mí pasando una mano por su rostro pálido—. ¿Qué quieres?

—Respuestas —exijo avanzando un par de pasos hacia él.

—Tú sangre, maldita sea, es la respuesta a todo —mi corazón se detiene bruscamente—. Haría todo por ella, por ti…

Confusión, miedo, ganas de huir, esos son los sentimientos que llego a sentir y él, en una movida de sus sentidos lo presiente todo. Estoy dispuesta a marcharme, mis pies ya han comenzado a dar la retirada cuando su voz me detiene:

—Cuando uno de mi especie nace —su voz suave llega hasta mí—, se le asigna un humano, uno en especial que acabará con su cordura y pondrá en juego su existencia al punto de hacer cosas nunca antes pensadas con tal de saborear su sangre un día, quizás. Tu sangre Gianna, me vuelve loco, me descontrola… No imaginas el esfuerzo que tengo que estar haciendo para siquiera verte a lo lejos; percibo tu olor, tus emociones son las mías…
Esto era lo más cerca una confesión de amor que me había hecho a parte de Austin, admito que sonaba tentador, aunque oscuro, misterioso aunque provocador, pero no era suficiente; había estado siendo muy estúpida para no darme cuenta de mis nacientes sentimientos hacia él, el dueño de un par de colmillos especializados en hacer dano y un alma de más de una centuria de vida. Nada era suficiente, yo quería más.

Caminó hacia el risco y se sentó en el borde para luego palmear a su lado y yo le hiciera caso. Su mirada hacia el frente, su pelo oscuro con ondas y una pequeña beta blanca sobresaliendo de él, sus ojos puestos en la inmensidad del bosque y el lago congelado frente a nosotros. Mis iris lo detallan aún más, su piel es tan pálida como la nieve y la tinta en sus brazos sobresalta, tiene en ellos varios dibujos símbolos de los cuales desconozco su significado, pero lo ignoro.

—Gianna, por ti sería capaz de afrontar cualquier cosa —una bocanada de aire sale de su boca expulsando humo blanco—. Eres ese algo que sé me causará problemas, pero no importa, tu sangre me impulsa a hacer cosas que no imaginas.

—¿Así es como un vampiro declara su amor? —solté después de sentir una punzada en mi pecho.
—Así es como declaro que yo soy tuyo y tú… —hizo un breve silencio y sus ojos grises se clavaron en mi a la espera de una respuesta.

—Toda tuya —respondí. El aire comenzó a azotar más fuertemente y mi pelo al igual que mi capa comenzaron a ondear con fuerza a mi espalda.
No sabía muy bien en qué me estaba metiendo, pero me gustaba, me atraía de manera descomunal, y sobre todo creía en sus palabras, por algo no me detuve hasta saber quién era, así que la teoría de que somos el uno para el otro se instaló en mi cabeza y sintiendo las emociones fluir hablé de nuevo:
—¿Sólo quieres mi sangre? —Volví a preguntar como hace un rato, esperando esta vez una respuesta más clara que desaparecerse.

Volvió a mirarme, sus pupilas se agrandaron con notoriedad y sus ojos pasaron a ser carmín vivo.

—Lo quiero todo.

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⏰ Last updated: May 07 ⏰

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Peligrosa Verdad [UN NUEVO MUNDO] ©Where stories live. Discover now