Cuando Min-Ah da sus primeros pasos en el mundo corporativo al comenzar su trabajo en una revista de renombre, está lista para enfrentar los desafíos típicos del mundo laboral. Sin embargo, pronto se encuentra con su nueva jefa, la Srta. Kim, quien...
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No recuerdo cuántas veces pensé en llamarla, pero no quería ser una molestia para Sky. Estaba lejos, tratando de lidiar con todo el alboroto que habíamos causado. No podía dejar de pensar en qué habría pasado si le hubiera hecho caso a la Srta. Kim y me hubiera mantenido alejada de ella. No lamentaba nuestra historia, pero creía que quizás existía la oportunidad de que todo hubiera sucedido de manera diferente.
Era miércoles y me dirigía al trabajo, caminaba sin prisa y abordé el tren sin apuro. Mila tenía razón: no me sentía feliz. La ausencia de Sky y la Srta. Kim habían dejado un vacío en mi existencia. No sentía el deseo de llegar al edificio de Chic.Daily, pero aun así lo hice. Puse mi mejor cara, me senté en mi escritorio y traté de plasmar las mejores palabras.
Ese día en el trabajo fue particularmente monótono. Las horas parecían estirarse infinitamente mientras me sumergía en redacciones que carecían de la chispa que solían tener. Haberle dicho adiós a Sky se sentía como un peso sobre mis hombros, haciendo que incluso las tareas más rutinarias se tornaran pesadas.
—Tierra llamando a Min-Ah —la voz de Mila resonó como un eco en el fondo de mi mente.
—¿Qué? —respondí distraída.
—Tienes esa expresión otra vez.
—¿Expresión? ¿Cuál expresión?
—Estás pensando en la Srta. Kim... de nuevo.
—No estoy pensando en ella —mentí.
—Vale, haré como que te creo —bromeó—. ¿Vienes esta noche?
—¿A dónde?
—Miku tiene entradas para una exposición de arte de su cantante favorito. Pensamos que sería buena idea que te unieras.
—¿Desde cuándo tú y Miku hacen planes?
—Desde que somos mejores amigas...
—¿Solo amigas?
—Sí, solo buenas amigas.
Mientras Mila y yo planeábamos la noche, ese día tomó un giro peculiar cuando Eun-Ji llegó acompañada de dos personas. Uno de ellos era un hombre de unos cuarenta años cuya presencia irradiaba seriedad. A simple vista, parecía el tipo de persona que iba directamente al grano al hablar, alguien ligado al mundo de los negocios. La otra persona, una mujer más joven, emanaba opulencia con su impecable maquillaje, fragancia embriagadora y ropa de diseñador. Su saludo amable dejaba claro que ella era la que tomaba las decisiones.
—¿Quiénes son? —curioseó Mila al verlos llegar.
—Nunca los había visto antes.
—Prepárense chicas, así es como comienza el final —Oh Jae-Woon se acercó diciendo.
—¿Qué dices? —pregunté confundida.
—Son los socios de Lee Eun-Ji y la señorita Kim. Apuesto a que vienen a hablar sobre el cierre de la revista.
